Los terroristas de ayer serán los enfermos del mañana

Ciudad Obregón, Sonora.-

Platicando ayer con mi amigo Iván y la más santa de las mujeres que he conocido, en la sobremesa de una comida china que no les recomiendo por fría (se llama Danna’s el restorán), me decía aquél que los pistolazos para medir la temperatura en los comercios glocales llegaron para quedarse. «Me tienen hasta el copete», añadió.
Relató también que ayer, en una simple cita para embellecer su cutis, los del negocio le aventaron un cuestionario que le incluía preguntas del tipo ¿Usas drogas? ¿Cuándo, dónde y con quién? Y lo mismo en relación a su vida sexual.
Cuenta que al momento mostró su inconformidad, recordando que él iba por un empaste, no por una cirugía o transplante de corazón. A esto la dependienta respondió de mala gana: «mañana vemos su asunto».
Mi amigo, que está doctorado en estudios culturales por la universidad de Pittsburgh, se puso distópico:
-Benji, esto apenas empieza. La gente está enloqueciendo. Vengo del de efe y allá están peor. Si te tiras un pedo te ven feo, pero si estornudas te tratan como apestado. Ya no es como antes, que te hacías bola en el metro y hasta te gustaba. Mis amigos son académicos y por ende normativos (fruncí el seño), o sea que siguen las reglas, todas, y están todos encerrados desde marzo, acaso sacan sus perros al parque pero hasta ahí.
-Pues vente para acá, no ves que aquí es otro mundo
-Eso quisiera, por mi mamá y mis hermanos, ¡¿pero dónde dejo a mis gatos?!
-¿Tienes más de uno?
-Tengo cinco
-Órale… pues mira, yo no veo las cosas como tú, ni para hoy ni para más adelante, pero sí me haces pensar que los terroristas de ayer serán los enfermos del mañana
-¡Ándale! Eso es. Exactamente.

Nos prometimos un café en Cócorit antes de volver yo a Hermosillo y él al Distrito. Quizá para entonces me presuma su nuevo empaste.

Cubreboca tirado que se encontró y fotografió el autor