El artículo del 15 de marzo, del desprestigiado intelectual conservador, Enrique Krauze,  publicado en la versión en español del periódico The New York Times, es una muestra de la desesperación en la que se encuentra el grupo político y empresarial que lo apoya y al que está asociado, debido al apoyo mayoritario de la población que recibe el presidente López Obrador en las encuestas.

En ese escrito, Krauze le pide sutilmente al presidente Joe Biden que intervenga para evitar que MORENA, el partido del presidente López Obrador obtenga nuevamente  la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. (1)

El escritor sostiene que si eso sucede “la joven democracia mexicana, encabezada por un líder populista que atiza la polarización”,  continuará “declinando bajo su deriva autocrática (…) Este fenómeno podría ahondarse si su partido triunfa en las elecciones legislativas intermedias, que se llevarán a cabo en junio”.

En su conocido estilo de utilizar elaboradas falacias como si fueran verdades incuestionables, Krauze afirma que de obtener López Obrador la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, “el gobierno de México se habrá convertido en el dominio de un solo hombre”, y se instalaría en el país “una nueva versión del Partido Revolucionario Institucional”.

Nada más alejado de la realidad que López Obrador impulse una nueva edición del PRI con nuevas siglas y colores, pues si hay algo que López Obrador rechace son las prácticas políticas del PRI, en particular el fraude electoral y el haber puesto el gobierno en menos de un grupo de poder que frenó el desarrollo y se apropió del presupuesto público para beneficiar sus intereses.

En cambio, Krauze no hace mención alguna de la alianza electoral del PRI, el partido del fraude electoral, la antidemocracia y el patrimonialismo presupuestal, con el Partido Acción Nacional, que tiene como objetivo único evitar que la coalición electoral que encabeza MORENA, obtenga la mayoría en las elecciones del seis de junio.

Krauze no se refiere a ella debido a que él mismo es uno delos autores intelectuales y políticos de esa coalición anti-AMLO, junto con los empresarios Claudio X. González y Gustavo de Hoyos.

Si la coalición PRI-PAN y PRD tuviera fuerza electoral suficiente para quitarle la mayoría a AMLO, no estuviera solicitando la intervención de Biden, pero carecen de la credibilidad política como para que la mayoría de los votantes le den el triunfo que buscan.

Ambos partidos políticos están desprestigiados por la corrupción, las promesas incumplidas y el fraude electoral, como sucedió en los gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto. 

Fue la profunda desilusión social con los gobiernos priístas y panistas, la causa principal de que la mayoría votara por López Obrador. Ese apoyo mayoritario no ha variado sustancialmente como lo demuestran las encuestas que se están publicando desde principios del año 2021: el apoyo a AMLO no baja del 60% a pesar de los enormes problemas causados por la pandemia, la crisis económica y la delincuencia organizada.

La mayoría de los electores sigue confiando en AMLO, tanto por los programas masivos de apoyo social, como porque se le considera un hombre honesto que está trabajando intensamente resolver los problemas que tiene el país y que requiere más tiempo para que se vean sus resultados.

Esa credibilidad es firme, como lo demuestran las  encuestas y no se ha reducido sustancialmente a pesar de las masivas campañas de propaganda sucia en su contra que la población considera que son promovidas por los intereses políticos y económicos que no comparten la visión ni las acciones del gobierno de AMLO.  

Analizamos ese fenómeno en un artículo anterior. (2)

A ese fenómeno se le llama el “efecto teflón”.

Ya en otro artículo anterior en Crónica Sonora (3) abordamos si Biden ordenaría una acción política o económica contra el gobierno de López Obrador como algunos lo pedían o pronosticaban. Refutamos esa posibilidad debido entre otras cosas, a la convicción democrática de Biden y a su aprendizaje siendo vicepresidente de Barack Obama, quienes concluyeron que las acciones intervencionistas, como sucedió en algunos países del Medio Oriente, fracasaron y generaron mayores problemas de los que supuestamente resolverían como sucedió en Libia e Irak, entre otros, para no mencionar el caso de Venezuela en América Latina.

Además, Krauze y su grupo se equivocan al tratar de asustar al presidente Biden, acusando al presidente López Obrador de ser un “populista”.

Esa acusación no asusta el presidente norteamericano, pues como se recordará, el 29 de junio del año 2016, en la Cumbre de Líderes de América del Norte, Peña Nieto descalificó a los “liderazgos políticos que asumen posiciones populistas y demagógicas, pretendiendo eliminar, o destruir lo que se ha construido, lo que ha tomado décadas construir, para revertir problemas del pasado”.

El presidente Obama, por su parte, respondió que habría que utilizar con cuidado el término populismo, pues él mismo podría ser acusado de populismo por trabajar en favor de los sectores menos favorecidos de la sociedad norteamericana. (4)

Notas

  1. https://www.nytimes.com/es/2021/03/15/espanol/opinion/amlo-biden-mexico.html
  2. http://www.cronicasonora.com/amlo-y-los-30113483/
  3. http://www.cronicasonora.com/biden-contra-amlo/
  4. https://www.animalpolitico.com/2016/06/pena-alerta-sobre-el-populismo-y-obama-responde-ser-populista-es-luchar-por-la-justicia/

Sobre el autor

Nació en Ciudad Obregón, Sonora. Periodista, escritor, exfuncionario público y exactivista. Ha ocupado diversos cargos: Director general de Educación Media Superior y Superior de la Secretaría de Educación y Cultura (Sonora), Coordinador de los campus La Paz y Los Cabos, Baja California, de la Universidad de Tijuana. Excolaborador de Lupa Ciudadana, Letras Libres, VanguardiaInfo.com y Dossier Político.

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