La derecha no tiene límites, ni escrúpulos, lo único que le interesa es el poder económico que es el que verdaderamente manda. El poder político es uno de sus tantos escudos.  La derecha así lo ha demostrado, pues, cada vez que sus interese están en peligro, simplemente prescinde de la democracia, ejemplos sobran

Por eso es que la derecha, a diferencia de la izquierda, no reivindica héroes, a la derecha le vale madre lo que pase con Hitler, McCarthy o Pinochet, a la derecha lo que le importa es lo que hicieron para que cada vez que hay necesidad, aplicarlo. La derecha lo puede hacer una y otra vez porque se sustenta en “¿Quién no quiere ganar?”

El ¿Quién no quiere ganar? es consustancial al individualismo consumista que el neoliberalismo fomentó, la gente en su afán por ganar no le importa que pase con el otro, a lo más que puede llegar es al asistencialismo caritativo, dar migajas, en forma de apoyos gubernamentales o despensas o enseres como cobijas, para que la gente no muera de hambre o frio, pero es incapaz de resolver el problema del hambre, pues el que no tiene es por su culpa ya que no se ha esforzado lo suficiente para ganar. 

La burguesía liberal y los progres están derrotados mientras asuman este principio, por eso es que el progresismo no avanza, cuando a la derecha se le pone simplemente vuelve a tomar control del poder y destruye en cuestión de días lo que los progres hicieron, así pasó en todas partes, en Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador son ejemplos palpables, el problema es que los progres no pueden salir del principio ¿Quién no quiere ganar?, para hacerlo se requiere algo más a la izquierda del progresismo, alguien que no flirtee y mucho menos coquetee con la derecha. 

Los neoliberales destruyeron las políticas de ascenso social, y en sustitución implementaron las políticas de desarrollo.

Consideraron que si había desarrollo la riqueza «gotearía», hasta eso que no dijeron que caerían chorros, y consideraron que la mejor forma que tenía el Estado para impulsar el desarrollo era construir infraestructura e impulsar los megaproyectos. 

Cuando esto no pasó, y por el contrario la riqueza se concentró más en la punta de la pirámide, no revisaron la política económica, sino que le hicieron un complemento, las políticas de compensación, que es dar apoyos, preferentemente en efectivo a los más desposeídos, esta política inició con Salinas de Gortari con el programa Solidaridad, de una manera u otra todos los políticos comenzaron a dar apoyos, así cuando AMLO llegó a la jefatura de gobierno del D.F. aprovechado un nicho de oportunidad que no había sido aprovechado, dar apoyo a los viejitos, al cual le ha sacado barricadas de jugo político.

Ahora, Andrés Manuel, a tono con las disposiciones del Foro de Davos y el FMI (Fondo Monetario Internacional), amplio las políticas de compensación a otros grupos sociales y con otros mecanismos, al síndrome del pajarito, le agregó sembrar arbolitos o ir a aprender algo a un negocio, las becas desde tiempos inmemoriales se han dado y continúa haciendo infraestructura e impulsando los megaproyectos como forma de desarrollo. Nada nuevo, pues. 

Entonces para que no sea una lucha de Sísifo, hay que cambiar la forma de hacer política. Nada de flirteo y mucho menos coqueteo con la derecha, tener una agenda lo más lejana posible de la derecha, marcar los límites de lo deseable y lo posible, que al pueblo le quede claro lo que se quiere y lo que se puede, regresar al principio de «solo el pueblo puede salvar al pueblo», dándole más contenido, como que en asambleas diga que hacer con la vida de la comunidad, que sea el pueblo quien en asambleas nombre a los candidatos, crear medios de comunicación abierto donde todos puedan informar y debatir, que las organizaciones partidarias del pueblo no puedan nombrar candidatos y más bien sirvan para educar.

Construir un principio alternativo al ¿Quién no quiere ganar? 

Los pueblos originarios le habían dado a los pueblos un buen principio para oponer al principio de la derecha, pero no ha sido levantado. Ante «¿quién no quiere ganar?» ellos ponen «primero la vida».

Implementémoslo.

Reunión de gobierno a gobierno entre autoridades yaquis y López Obrador, en ramada yoreme, año 2020

Fuente: Pajarito News

Sobre el autor

Gerardo "el Gerry" Valenzuela (Vícam, 1959) tiene una maestría en ciencias sociales, con especialidad en Política Públicas, por El Colegio de Sonora. Hijo de pobres entre los pobres (jornaleros agrícolas), milita en la izquierda desde que se le atravesó en 1973 y ha pasado por todo el espectro de la misma, desde la izquierda extrema y radical hasta la "progre". Tal vez por eso no me llevo bien con ninguna, opinó alguna vez.

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