La pluma de Rascón y la lente de Robles aquí y ahora

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La noche del sábado me dirigía a cierta cantinucha cuando topé con esta escena sin parangón: un semáforo estropeado a medias; caído pero indicando al peatón los segundos que tiene para cruzar la calle. Era como esas gallinas que siguen revoloteando después de degolladas. Fue la lluvia, deduje.

 

Paré mi marcha, por más sed que tuviera, y saqué mi camarita. Un click, dos clicks y tres chavales que se aproximaban caminando se me quedaron viendo con cara de «¿y este loco?». Me pasa seguido. Cuando descubrieron que mi objetivo era el semáforo loco, ipso facto sacaron su smartphone del bolsillo cual Clint Eastwood en Il buono, il brutto, il cattivo. Pinchis copiones, dije para mí.

 

Luego llego al bar y el Jesús Alfonso Robles me dice «mira», y me enseña una -otra- fotografía del semáforo descompuesto. Ah sí, le espeté, de ahí vengo, de hacerle fotos, pero está mejor la tuya, ¿me la pasas? El Alfonso, generoso como es, se abstuvo de subirla a Facebook (requisito indispensable para publicar en Crónica Sonora) y ahí la tienen en portada. Yeah.

 

A la mañana siguiente me enfilaba gustoso por mi cafecito dominical cuando nuevamente me detengo ante el semaphore (en inglés), esta vez para sacarle una foto diurna y completar el cuadro. En eso estaba (y ensayando una nueva técnica, ya verán) cuando otra vez la burra al trigo: un mozalbete ve lo que hago, descubre lo que hago e imita lo que hago. Chingada madre, pensé, ya no hay respeto por la imagen. Bueno, me corregí, ya no hay respeto por la autoría de la imagen. ¿Y de quién es la imagen?, me reviré, y al verme caminando rumbo a honduras filosóficas opté por retirarme del lugar no sin antes capturar al robafotos.

 

IMG_2786

 

semáforo

Texto y fotografía diurna por Benjamín Alonso

Fotografía nocturna o de portada por Jesús Alfonso Robles

Sobre el autor

Premio Nacional de Periodismo 2007. Director de Crónica Sonora. Escríbele a cronicasonora@gmail.com

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8 comentarios

  1. jaaaaaa! Me gusta la reflexión y la ventana al cuestionamiento de la idea de la propiedad de la imagen, así como no queriendo la cosa… un gusto leerte.

  2. Bueno; Si es un buen articulo, que tiene que representar el hecho de que la imagen lo lamento, pero no es tuya, es algo publico, y aunque admiro que tengas el valor de decirlo, no tienes idea de cuantas personas anteriores a ti la tomaron, entonces ¿Tú le estarías robando la autoria de la foto a la primera persona que la tomo? o bien ¿Podrías darme pruebas de que fuiste el primero? No, porque su compañero/ Amigo el Sr. Jesús Alfonso Robles , ya tenía anteriormente una foto de aquel objeto.

    Ahora, dime ¿Es más importante la autoria de la foto a qué se haga algo al respecto sobre el objeto?
    No creo que debas de colocarte en la circunstancia de ¨Che copiones¨, si no al contrario y decir ¨Los alenté a que tomarán en cuenta una falla que hay en nuestra ciudad¨.

    Solo comento.

    1. Gracias por comentar, María. El asunto de la autoría y la propiedad que alguien se pueda agenciar de la imagen -como pretende el mequetrefe del reportero- es algo digno de discusiones, estériles y no. Y efectivamente y como bien señalas, el propio Alonso asume que antes que él hubo un Alfonso y lo hizo mejor. Y si te fijas tantito más, hacia el final el mismísimo autor abre una pequeña ventana que cuestiona la propiedad de las imágenes, como ha observado Claudia Landavazo en el comentario que antecedió al tuyo.

      Mi mejor consejo es que no te tomes literal lo que escriba ese Rascón. Además de maleta, es amante del queriendo y no.

      Un abrazo y otra vez gracias por expresar tu sentir

      1. Bueno, estoy de acuerdo con usted, pero si comentas algo creo yo más que en palabras, en un articuló como el suyo, es para tomarse en literal, claro no sin antes investigar, y en lo personal le agradezco que me explicara mejor a lo que se refería.

        Ya me conoce y sabe que digo lo que siento tal y como es, agradezco que no se molestará o algo por el estilo.

  3. A mi en lo personal me parece muy estimulante el juego de palabras compartidas en el artículo.
    Me recordó a una foto que tomé en el Sahara hace 5 años, misma que compartí en redes y al tiempo descubro que un fulanito de tal la había descargado, firmado con su nombre y vuelto a compartir como si se tratase de su autoría. Al principio me pareció de muy mal gusto y se lo dije vía inbox, pero nunca obtuve respuesta.
    Sin embargo está dentro de mis planes traducir al óleo esa misma imagen para reapropiármela.

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