Hermosillo, Sonora.-

Al igual que en la serie de El Chapo que narra la vida del afamado narcotraficante de Sinaloa para realmente contar una historia de políticos corruptos, si un día se hace una serie del Río Sonora, la tragedia ambiental solamente servirá para ambientar otra historia de corrupción y cinismo.

A cuatro años de la mayor tragedia ambiental en la historia de la minería mexicana, ocurrido el 6 de agosto del 2014, los Comités de Cuenca Río Sonora  (CCRS) -la agrupación de afectados que aún mantienen una disputa legal con Grupo México y las autoridades responsables- da a conocer información que el Fideicomiso Río Sonora (FRS) intento mantener oculta y que evidencia la complicidad de Rodolfo Lacy Tamayo, sub secretario de SEMARNAT y presidente del FRS, con la empresa minera en una cínica  simulación en la atención a los afectados por el derrame y resarcir el daño ecológico.

Como en la serie de Guzmán Loera, en esta historia de cuatro años, es un político el que está moviendo los hilos de la corrupción para complacer los intereses de alguien que evita la justicia a cambio de poder económico. Y es que en cierta medida, tanto el narco como la minería a cielo abierto se manejan por las mismas reglas del capitalismo, sin importar el daño, la destrucción, la contaminación y la muerte que dejen atrás.

 Un mural un sentimiento

Un paisaje surrealista de colinas áridas, de tierra inerte y color cobrizo se retrata en una lona que César Duarte clava en la barda que impide el paso a la obra negra de lo que debería ser la Clínica UVEAS. No se puede decir que ese edificio sea un elefante blanco como dicen algunos de los CCRS, el concepto de los elefantes blancos más bien es para llamar obras innecesarias que los gobernantes mandan a construir para inflar los precios y robar con prestanombres un gran porcentaje del presupuesto. La obra negra de la Clínica UVEAS más bien es un monumento a la insensibilidad, la irresponsabilidad y el cinismo tanto de Grupo México como de las autoridades que han solapado a la minera.

En la tendencia de hacer anti-monumentos como el de los 43 de Ayotzinapa o el que hace alusión a los 49 bebés de la Guardería ABC que está afuera de las oficinas del DIF en la Ciudad de México, este año los CCRS quisieron hacer uso del arte para simbolizar su indignación y su dolor a cuatro años del derrame. La pintura en una lona gigante que colgaron en la barda que resguarda lo que debería ser la clínica de atención a los afectados en la salud por la contaminación, es una representación gráfica y simbólica de cómo la gente del Río Sonora se siente por la contingencia ambiental. El paisaje sucio y desolador es un sentimiento general que se ve en la tierra y en lo que está por su superficie.

La obra la realizó Cesar Duarte, un artista urbano de Hermosillo que se ha destacado por su visión social del arte y participar en el rescate del Centro Histórico de Hermosillo con murales, así como con otras intervenciones en el muro fronterizo entre Sonora y Arizona. En esta ocasión las ideas para plasmar en su obra las recogió de los mismos miembros de los CCRS que días antes tuvieron una taller donde externaron su sentir a cuatro años de la tragedia.

La infamia del silencio

El año pasado en Crónica Sonora publicamos un artículo donde dábamos cuenta de la forma en la cual estaba conformada la mesa directiva del FRS y de cómo este usaba la ley de transparencia para conveniencia de Grupo México y ocultar información relacionada con el daño de la contaminación, así como con el dinero supuestamente destinado a atender a las personas afectadas en su salud.

Ganando un juicio de amparo, los CCRS y PODER lograron tener acceso tanto al diagnóstico ambiental que realizó la UNAM, así como de los gastos que realizó el FRS. Esta información les permitió analizar de manera minuciosa las operaciones del FRS y hacer un diagnóstico contundente de como este operó desde que se formó en el 2014, después del derrame, hasta febrero del 2018, mes  en el cual se cierra el FRS supuestamente porque desde el criterio de Grupo México ya se había reparado el daño.

De acuerdo al análisis de la información obtenida por transparencia que los CCRS y PODER dieron a conocer el 30 de julio en una rueda de prensa afuera de la obra negra que debería ser la clínica UVEAS se desmintió que el dinero del FRS se acabó y se evidenció que el presupuesto ejercido hasta la fecha es de: $1,231,367,946.29 pesos.

El informe que dan a conocer en rueda de prensa –y ahora puede ser consultado en Internet- deja en evidencia la complicidad entre Grupo México y  el subsecretario de SEMARNAT. Esta se ve desde la forma en la cual se conforma la mesa directiva del FRS en donde Rodolfo Lacy Tamayo esta como presidente, hasta en los gastos que se hacen. Un ejemplo claro de esto se ve en el desglose de los gastos en de repartición e instalación de tinaco para los afectados en los primeros días de la contingencia, en donde se puede reconocer que la asociación civil encargada de la instalación, así como también lo fue de la rehabilitación de pozos –algo que muchos habitantes afirman que no se realizó de la manera correcta o adecuada- , fue Colegio de Ingenieros Ambientales de México A.C., fundada por Rodolfo Lacy Tamayo. Cómplice en esta forma de pagarse a ellos mismos por simular atender las necesidades de los afectados con la repartición de tinacos fue también Carlos Rojas Mota Velasco dueño de Rotoplas, marca que proveo todos los tinacos, familiar de Germán Larrea Mota Velasco y miembro también del Consejo de Administración de Grupo México.

En pocas palabras Grupo México, en complicidad con el subsecretario de SEMARNAT, usaron el fideicomiso para simular que hacían algo por los afectados para terminar pegándose a ellos mismos el dinero que supuestamente debió haber sido para resarcir el daño por el derrame y atender las necesidades de salud de la población afectada.

 

El agua sigue contaminada

Con cuatro años el río sigue contaminado y exponiendo de manera permanente a los habitantes del río Sonora a los metales pesados que fueron derramados.  El diagnóstico que hizo la UNAM deja claramente expuesto que es necesario seguir monitoreando, así como que si existen afectaciones serias al ambiente y por lo mismo a la salud de quienes tienen un contacto permanente en ese entorno.

Entre las conclusiones del estudio me parece que estos son los puntos que más nos deben de preocupar:

  • Incremento en la cantidad de metales en el ecosistema de la cuenca, con riesgo potencial de ser liberados al ambiente por un nuevo derrame de solución ácida o por la descarga de aguas negras que tiene el potencial de generar un ambiente reductor.
  • Riesgo elevado a la salud por exposición a plomo en la zona de San Felipe de Jesús. Las concentraciones exceden los valores de referencia de 400 mg/kg, con un máximo de 1945 mg/kg de plomo en fracción de suelo adherible a manos.
  • Más del 70% de la población infantil de San Felipe de Jesús podría tener niveles de plomo en sangre superiores a 10 microgramos por decilitro. Este valor representa un riesgo para la salud. Con los resultados obtenidos, no es posible descartar que los altos niveles de plomo observados se deben al derrame de Buena Vista del Cobre, o a la presencia de jales históricos asociados a la minería de Pb y Zn de la zona.
  • Afectación adversa al hábitat acuático que se manifiesta en el cambio en la estructura poblacional de especies de peces endémicos y amenazados. El cambio en la estructura poblacional se caracteriza por la ausencia de estadios juveniles un año después del derrame.

Estos conclusiones del diagnóstico dejan ver claramente que la exposición a los metales pesados siguen siendo un peligro a la salud de los pobladores y que mantener esta información oculta por el FRS ha sido un acto de irresponsabilidad que ha expuesto por más tiempo a los afectados.

A ya cuatro años del peor desastre ambiental en la historia de la minería mexicana, es evidente que la empresa nunca ha tenido el interés por resarcir el daño ambiental y de salud a las personas que ha afectado, que por lo contrario ha hecho de la simulación un arte en el que ha corrompido al Estado mexicano, convirtiéndolo en cómplice de una burla para los habitantes del Río Sonora y México.

Con la entrada de la nueva administración federal algunos creen que casos de injusticia y violación de DDHH como el Río Sonora encontraran justicia, sin embargo como lo menciono al principio, esta también es una historia de políticos que saben acordar y proteger intereses económicos, ya sea del crimen organizado o de mineras. Y aunque ya han habido buenas señales en las que en la renovación del Tratado de Libre Comercio (TLC) se ve la intención de poner en México los mismos parámetros que Canadá en cuanto a actividad minera se refiere, también vemos que la política de Andrés Manuel en relación con la riqueza de subsuelo sigue siendo la de explotarlo de acuerdo a lo que dicte el mercado, es decir el mismo capital que dicta las reglas del crimen organizado sin importar que estas afecten al medio ambiente y violenten los DDHH a la salud y al agua de más de 22 mil personas.

Texto y fotografía por Hermes Ceniceros 

Tres años de contaminación, opacidad y violación de los derechos humanos en el Río Sonora

Sobre el autor

Doctor en Didáctica de la lengua y la literatura en contextos plurilingües y multiculturales por la Universidad de Barcelona. Comunicador freelance que colabora, desde su fundación, en el proyecto de construcción de paz Nuestra Aparenta Rendición, así como en Proyecto Puente.

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