Hace una semana terminé de escribir una novelita, la primera, y después de la euforia, que duró si acaso algunas horas, comenzaron las dudas: el qué hacer con ella, la resistencia a soltarla… asuntos que me condujeron inevitablemente al estado habitual de preguntas sin respuesta. Para contrarrestarlo – ya que la euforia me había inyectado una buena dosis de dopamina y serotonina -, realicé diversas actividades, en compañía de cuentos y conferencias de Mariana Enríquez, a la que ahora amo sinceramente.

Ya que mi economía regularmente va a la mano de mis necesidades más básicas, lo que significa que no siempre puedo comprar libros, me dispuse a buscar en pdf algo de Mariana, pero no tuve mucho éxito, así que busqué otros a los que les traigo ganas, y vaya mía la sorpresa de joya que encontré,  un libro que no baja de 700 pesos y que de pronto estaba allí, a mi alcance, como un regalo del cielo literario al que Thomas Pynchon pertenece, aunque aún siga vivo.

Doc Spotello, un detective privado de Los Ángeles California, hippie, fan de John Garfield y Burke Stodger, amante del cine, las mujeres, y de María Juana, se encuentra descansando en su departamento, uno que está sobre una de las colinas de Gordita Beach. Shasta, su sensualísima ex, llaga a su departamento sin previo aviso, con un nuevo look – que él nota y explora en su interior minuciosamente bajo la psicodélica luz purpúrea que dimana de una lámpara colgante de prostíbulo -, y le explica el asunto con su nuevo amante: un magnate del ramo inmobiliario al que, en una iluminación de LSD, se le ha metido en la cabeza regresar a la sociedad, de alguna manera, todo lo que le ha robado, y que ahora se encuentra desaparecido. Doc, que sigue enamorado de Shasta, y que está a punto de tener una erección, acepta el caso.  Así comienza a grandes rasgos esta investigación, y se los juro, es la novela que más me ha hecho reír a carcajadas en mi vida.  

En un ambiente policiaco, temeroso por la creciente ola de hippies, el asesinato de Sharon Tate, el recién arresto de Charles Manson, secuestros, drogas, prostitutas, surfistas, casinos, y el sonido constante de las olas explotando en Gordita Beach, se va ilustrando la investigación, que navega entre lugares del alto y bajo mundo, en donde Doc se sumerge, casi siempre drogado, y en muchas ocasiones, olvidando finales importantes, pero siempre salvado de alguna extraña manera: un don perceptivo de fumeta, lo llama él; una investigación que termina realizando en una especie de mancuerna con Bigfoot, un policía que lo arresta dormido en la escena de un crimen que Doc ha olvidado, y que se vincula de alguna manera con el caso de Mickey Wolfman: el desaparecido iluminado.  

Historias como la de Colmillo Dorado – un barco que dicen, participó en el espionaje a Fidel Castro, pero que al final termina siendo un manicomio para millonarios financiado por el desaparecido -, fantasías detectivescas machonas como la de hawaianas que vienen a recibirlo poniéndole collares de flores mientras mueven sus caderas y todo eso,  bandas locales de rock, paseos en distintos autos por las carreteras de California, en donde la música no está ausente y que va desde Los Byrds, hasta Roza Eskenazi, o qué tal God Only Knows de los Beach Boys, que a Doc no le gustaba tanto, pero que sin embargo en una ocasión se sorprende a él mismo cantando sin darse cuenta, mientras conduce por alguna carretera entre la niebla, y cosas por el estilo, son parte de los vaivenes en los que Doc, aparte de darse la vida de fumeta,  llega a las pistas que lo hacen aparentemente avanzar en la investigación,  lugares en los que se rumoran cosas, como por ejemplo, que antes de desaparecer, Mickey Wolfman hablaba del plan de construir una casa en medio del desierto, para todos los que quisieran vivir en ella , el tiempo que quisieran, sin pagar un quinto y cosas por el estilo.

Los personajes abundan con participaciones cortas, pero, en muchos casos, inolvidables, como por ejemplo los de Vehi y Sortilège, una pareja de hippies que resultan ser una especie de guías espirituales, que afirman su poder en las raíces de la desaparecida Lemuria y el LSD, y que en varias ocasiones han llevado a Doc a viajes que, bueno, vale la pena leer, solo por diversión; o como Japonica, una drogadicta que afirma haber sido abducida por extraterrestres, hija de un millonario involucrado de alguna manera en la trama, quien fue protagonista de una de mis más largas carcajadas.

No crean que estoy spoileando demasiado, de verdad, en esta novela hay abundancia, que va más allá de lo pornográfico y del humor negro característicos de este gran autor. Por ejemplo. aparte de todo, tiene una manera de amar muy atrayente para mí, por decir algo, hablando de Shasta, uno de tantos momentos, y no el mejor de ellos: 

     Salieron más tarde, el viento arrastraba una lluvia ligera, mezclada con la espuma salada que se elevaba como una pluma de las olas. Shasta paseó despacio hasta la playa y luego por la arena húmeda, su nuca dibujaba una curva cuyo encanto ella bien conocía desde los tiempos en que se acostumbró a dar la espalda. Doc seguía las huellas de sus pies descalzos, que ya se deshacían en la lluvia y entre las sombras, como en una estúpida tentativa de encontrar el camino de vuelta a un pasado que, pese a ambos, había acabado en el futuro que era. El oleaje, sólo visible por momentos, le martilleaba el espíritu, y a golpes le desprendería los pensamientos, algunos para que cayeran en la oscuridad y se perdieran para siempre, otros para que quedaran oscilando al borde de la luz intermitente de su atención, tanto si quería verlos como si no.

En fin, una novela en donde el hilo de la investigación y el resultado de la misma, es lo que menos importa, y que para comenzar a leer a Pynchon me parece una muy buena opción.    

Es difícil después de leer esta maravilla pensar en mi propia novela, pero digamos que, se queda en el lugar de: para ser la primera está muy bien, y eso significa que Pynchon me ayudó a dejarla atrás, y que definitivamente buscaré todo de él, y me lo comeré despacito, hasta el fin, después de leer unos libros de Mariana Enríquez que un buen amigo me hizo el favor de facilitarme, mientras todo lo demás avanza, se destruye, se construye, se detiene, se desfigura, se trasforma, se suspende, se eleva, se engaña, se desintegra, se engancha, se suelta, se fortalece, se denigra, se perdona, se busca, se vuelve a engañar. Chachi.

Sobre el autor

Artista y peluquera.

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1 comentario

  1. Que machin, me dieron ganas de fumarme un gallito, volver a esos tiempos de cuando joven le valia v!»#$$ todo, ahorita ya uno esta mas jodido que el pi»»$ gobierno, arriba chilpancingo, saludos pa mi compa Director de esta web que esta con huevos

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