El 16 de junio de 2015 al formalizar sus aspiraciones para la precandidatura a la Presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, Donald Trump, el magnate de la industria de la construcción, atrajo la atención por su discurso xenófobo, conservador y hasta machista. En dicho discurso tachó a los inmigrantes mexicanos de violadores y narcotraficantes y defendió la construcción de un muro fronterizo a costa del erario de México.

 

A un año de distancia de las declaraciones que sonaban absurdas, empiezan a causar nerviosismo en la comunidad latina en Estados Unidos y en este país ante el pasmo del gobierno mexicano. Parecía impensable que Trump tuviera éxito en su precandidatura, pero hoy es el virtual candidato por el Partido Republicano y con posibilidades de afianzarse en el electorado y llegar a la Casa Blanca. Y de ser así, utilizaría toda su fuerza política para la construcción del muro, uno de los aspectos más populares de su campaña.

 

Pero, ¿Cómo se construiría?, ¿En cuánto tiempo?, ¿Quién lo pagaría?, ¿Cuáles serían los costos socioeconómicos del mismo? Dado que jamás se ha hecho algo parecido, es difícil responder estas preguntas. Por lo cual les propongo que me acompañen en un ejercicio intelectual para tratar de resolverlas, apuntando que la mayoría de las conjeturas son suposiciones en función a declaraciones del precandidato. Empecemos:

 

Primero. El Tiempo.

Trump, de conquistar la Casa Blanca, querrá demostrar que tenía razón con todo su discurso xenofóbo y tendrá sólo 4 años para hacerlo antes de la próxima elección. Por tanto, seguramente dispondrá todos sus recursos para que el muro esté terminado antes del final de su periodo. Es cierto también que la vigésimosegunda enmienda le permite reelegirse para un segundo periodo, pero es muy probable que no deje la construcción del muro a la suerte ante un futuro incierto.

 

Segundo. Características del muro.

El muro debería abarcar la totalidad de la frontera entre ambos países, un total de 3,144 km recorriendo 6 estados en México (Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas) y 4 en Estados Unidos (California, Arizona, Nuevo México y Texas).

 

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El muro debería tener al menos 12 metros de altura para evitar, en la medida de lo posible, que los indocumentados puedan cruzarlo saltándo, y por lo menos 3 metros de profundidad para evitar la realización de túneles y alojar la cimentación.

 

Tercero. Proceso constructivo.

Para no disparar los costos y reducir el tiempo de ejecución del mismo, el muro definitivamente no podría ser de mampostería o tipos de bloques de concreto, porque a pesar de lo económico de los materiales y la disponibilidad de los mismos, la cantidad de mano de obra que requeriría sería enorme.

 

Otra opción que cumple los requerimientos sería la de concreto encofrado, dado su costo relativamente económico y la disponibilidad del material. El problema sería el fraguado del concreto, el cual ocurre de manera acelerada por el clima en la mayoría de los estados fronterizos, lo cual podría debilitar la estructura del muro.

 

Por último se encuentra la opción de paneles de concreto prefabricados, los cuales son la mejor opción dado que son relativamente accesibles, hay disposición de los materiales y además, el proceso constructivo es ágil y rápido y requiere poca mano de obra in situ.

 

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Cuarto. Costo Económico.

Desde que expuso sus declaraciones, Trump apunta a que el muro podría costar entre 5 mil o 10 mil millones de dólares y, apunta que es una pequeña fracción de lo que su país gasta a causa de México.

 

Haciendo cálculos muy conservadores podemos obtener los siguientes datos: el muro tendría 47.2 millones de metros cuadrados, si tomamos en promedio un grosor de 30 cm, el muro requeriría un total de 14.2 millones de metros cúbicos de concreto; así mismo el muro requería un total de 875,285 toneladas de acero.

 

Para darnos idea del volumen de materiales requeridos, podemos decir que con el volumen de concreto podríamos construir 5 veces la Presa Hoover y podríamos construir en total 120 veces la Torre Eiffel con ese cantidad de acero. Construido de la manera en la que se plantea y con el tiempo de ejecución pensado, el costo del muro podría ser de aproximadamente 207, 375 millones de pesos. Bueno, suena razonable ¿no?, ¿qué tanto dinero es?

 

Si lo comparamos con el presupuesto de egresos de los estados del 2015, el costo total del muro sería 15 veces el presupuesto anual del estado de Baja California Sur, 9 veces el de Querétaro, 5 veces el de Sonora y el doble del presupuesto de Veracruz.

 

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En cambio, si compramos el costo del muro en función al gasto por secretaría o sección administrativa del estado a nivel nacional, el costo del muro sería 19 veces lo que se invierte en procuración de justicia, 8 veces en marina, 4 veces en gobernación, 3 en defensa nacional y casi el doble en lo que se invierte a nivel nacional en salud.

 

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Una comparativa más podrían ser algunos de los proyectos más costosos que han construido los últimos gobiernos en México. Con el dinero que requerimos para pagar el muro podríamos construir 159 estelas de luz (suavicremas), 79 veces el “nuevo” Senado de la República, 8 veces la línea 12 del metro y 1.2 veces lo que podría costar el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, el cual se construirá en un plazo de 25 años.

 

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Quinto. Costo Ambiental.

Después de las declaraciones de Trump durante el verano pasado,  la Agencia de Servicio de Pesca y Fauna Silvestre de los Estados Unidos (USFWS, por sus siglas en inglés) lanzó un artículo ilustrativo sobre cuáles serían las implicaciones y costos de impacto ambiental de la obra en los ecosistemas que atraviesa.

 

La obra afectará en total 13 diferentes ecosistemas, 4 refugios de vida silvestre y criaderos de peces, y un número desconocido de humedales en las costas de Tamaulipas y Texas. Además afectará directamente 111 especiales vulnerables, amenazadas y/o en peligro de extinción: 9 tipos de anfibios, 18 especies de aves, 31 especies de plantas con flor, 9 de mamíferos y 9 de reptiles, entre otros. Y por si esto fuera poco, podría destruir zonas de asentamiento o de tránsito de 108 especies de aves migratorias.

 

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En el documento de la agencia estadounidense se señala que las especies más afectadas serían el jaguar; el lobo gris; el manatí antillano; las tortugas verdes, carey Kemp Ridley, laúd, boba; así como el águila calva, símbolo nacional de país norteamericano.

 

Sexto. ¿Con qué presupuesto se paga?

Con el erario de México, ya lo dijo Trump. Pero si pagándolo México, cada estado fronterizo tuviera que pagar su parte (podría ser, jamás se ha hecho), ¿Cuánto nos tocaría a los sonorenses?

Sonora tiene 701 km de frontera con Estados Unidos (en total 10 municipios delinean la frontera con aquel país), que corresponde al 22% de la misma, por tanto se pagaría ese porcentaje del costo total, unos 45,622 millones de pesos.

 

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Comparándolo con las obras más icónicas de los últimos gobiernos estatales, con el recurso que le “correspondería” aportar al estado de Sonora podríamos construir 1,217 yaquis danzantes (1 a cada 250 metros en toda la carretera Nogales-Hermosillo), 367 delfinarios (algo así como 5 para cada uno de los 72 municipios de Sonora), 200 museos MUSAS y 12 acueductos Independencia.

 

Es cierto que en sus últimas entrevistas Trump ha declarado que no sería necesario construir todo el muro dado a que tenemos barreras naturales (el Río Bravo), lo que apunta que su idea es construirlo entre de Sonora y Arizona, donde los límites fronterizos son sólo políticos.

 

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Séptimo. Razones para pagar.

¿Y si nos negamos? A nosotros los fantasiosos fatalistas lo primero que se nos viene a la mente es una guerra, que está de más decirlo, perderíamos. Pero Trump no necesita declarar la guerra, porque ya reveló la forma en la que convencería a México a pagar el muro. Trump señala que mientras México no pague por el muro, Estados Unidos debe buscar los fondos de la siguiente manera:

 

  • Decomisando todas las remesas que los mexicanos envían a sus familiares cuando este dinero proviene de sueldos ilegales.
  • Aumentando los costos de todas las visas temporales otorgadas a directores ejecutivos y diplomáticos mexicanos (si es necesario cancelarlas).
  • Incrementando las tarifas para el otorgamiento de tarjetas para el cruce fronterizo, que según Trump, son usadas por cerca de un millón de mexicanos cada año y que -dice- son la fuente para que muchos se queden de forma ilegal.
  • Aumentando los costos a todas las visas a trabajadores mexicanos en el marco de los acuerdos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
  • Elevando las tarifas en puertos de entrada a EE.UU. a quienes vienen de México.
  • Recortando la ayuda extranjera a México si es necesario.

 

Octavo. Ajustes por depreciación.

Lo ideal sería no construirlo y no sufrir las consecuencias que se plantean. Pero de convertirse el proyecto en realidad, lo ideal sería que México lo construyera (de los males el menor), esto generaría empleos y una derrama económica importante. Pero al parecer Trump tiene otros planes: exigiría a México un pago único por el concepto de monto total de obra terminada. Por tanto, dicho muro aumenta de costo para México conforme el peso se deprecia frente al dólar.

 

Por cada centavo que gana terreno el dólar frente al peso podríamos pagar 320 casas habitación de interés social, aproximadamente 55 casas de nivel medio a alto en zonas residenciales en Hermosillo como La Rioja o Real de Sevilla y 1.2 veces la “casa blanca” de Peña Nieto.

 

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Noveno. ¿Qué estamos haciendo para evitarlo?

Nada. En una entrevista con el Post en febrero pasado, la canciller mexicana Claudia Ruiz Massieu señaló, en relación con el muro de Trump, que “no es una propuesta que ni siquiera consideraríamos. Es una proposición imposible. Es imposible pensar en una frontera amurallada de dos mil millas y en frenar el comercio entre los dos países. Es impráctico, ineficiente, erróneo y francamente no es una cosa inteligente”, señaló Ruiz Massieu.

 

El presidente Enrique Peña Nieto aseguró que en la relación México-Estados Unidos hay quienes eventualmente tienen la visión de cerrarse; incluso, de construir muros pero eso es aislarse, quedarse solos. En febrero pasado en la inauguración de un puerto fronterizo en Chihuahua el presidente señalo: «Este día Estados Unidos y México enviamos una señal clara al mundo: un futuro de seguridad y prosperidad se construye con puentes que acerquen a las sociedades, no con muros que las dividan».

 

Francamente sus posturas son poéticas pero impávidas y pasmosas ante la ola que se precipita. El estado mexicano ha preferido guardar silencio cuando debería cabildear en el congreso estadounidense e influir en las comunidades latinas en Estados Unidos. El gobierno mexicano de manera inteligente y diplomática debió intervenir en la política interna estadounidense para combatir el discurso anti-mexicano de Trump y liderar una sociedad organizada que tuviera peso en el estado norteamericano  decidida a nacionalizarse y votar allá. Pero han preferido concentrarse en las elecciones, en el repartir cargos públicos, en subastar plazas y otorgar contratos de manera discrecional y amañada. Han decidido cerrar los ojos cuando deberían tenerlos abiertos. Han decido esquivar la mirada en lugar de estar atentos. Todo esto mientras los mexicanos que viven en Estados Unidos por exilio laboral se enfrentan todos los días a un discurso de odio.

 

Lo único que queda por decir es: Fuck Trump!

Por Juan Ramón Sevilla

En portada, un muro cualquiera en el gabacho estado de Utah. Fotografía de Víctor Efrén Contreras

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Sobre el autor

Autopresentación: 26 años. Arquitecto de profesión y maestro por convicción. Loco. Paranoico. En estado permanente de profunda ansiedad y desgarradora nostalgia. Siempre tengo un sueño. Me llaman Mr. Intenso.

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