El grupo indígena mayo, quienes se reconocen a sí mismos como yoremes, «el pueblo que respeta la tradición», es la población nativa más numerosa de Sonora y reside en el sur del estado, en municipios como Navojoa, Etchojoa y Huatabampo. Sus fiestas tradicionales se viven intensamente a lo largo del año. La ebullición de estos festejos aumenta durante Cuaresma y en Semana Santa. Entre caminos polvorientos y tierras de cultivos que parecen interminables, existen comunidades que arropan a estos ritos festivos. Centros ceremoniales como el Júpare, Etchoropo, Navobaxia, Pueblo Viejo o Tesia, son testigos de este fervor religioso que se expresa a través de imágenes, rezos, cantos, música y danza. Los sones emitidos del violín, arpa, flauta y tambor ejecutado por los músicos, marcan la pauta al baile del fariseo, al movimiento del pascola y al brinco del danzante del venado. En la parte inferior de sus piernas, estos danzantes llevan enredados un instrumento musical que suena al movimiento de sus pies y que está elaborado con capullos de una mariposa que solo habita en los estados de Sinaloa, Sonora y sur de Arizona. Esta mariposa es llamada “cuatro espejos” y su nombre científico es Rotchildia cincta.
Para los que vivimos en el estado de Sonora, nos puede resultar familiar la imagen de un fariseo, un pascola o un danzante del venado. Pero quizás hay preguntas que pocas veces nos planteamos referente a los elementos que conforman su indumentaria. Alguna vez se han preguntado: ¿Qué es lo que llevan enredado en las piernas estos danzantes?, ¿De qué están hechos?, ¿Por qué emiten sonidos?, ¿Quién y cómo se elabora?, interrogantes que en esta entrega trataremos de dar respuesta. Para lograrlo dialogamos y escuchamos la voz de artesanos, danzantes y músicos yoreme mayos quienes muy amablemente nos compartieron su conocimiento respecto al tema.
De capullo de mariposa a instrumento musical: Los ténabari y las fiestas
El elemento cultural enredado en las piernas de los danzantes mayos y que produce sonidos es llamado “ténabari” que se traduce al español como “la casa de la mariposa”. Los ténabari es una artesanía elaborada con capullos de la mariposa conocida como “cuatro espejos” o “báse’ebo’ori” en lengua mayo. La mariposa cuatro espejos es llamada así porque en cada ala tiene dos ventanitas similares a los de los billetes; mide entre 10 – 13 cm, y es una polilla con hábitos nocturnos que cohabita en el mismo territorio mayo. Según los informantes hasta hace unos años se han enterado que a esta mariposa se le conoce como mariposa cuatro espejos. Los siguientes testimonios orales recogidos en el campo confirman lo anterior.
“Pues más antes, nomás le decían mariposas que hacen los ténabaris, decían nomas así baiseboli. Así se le nombra en la lengua indígena…pues nosotros así lo conocimos, desde que empezó a ver eso pues, el capullo lo conocimos por ténabaris”.
“Bueno mira, el caso de la mariposa, no la conocíamos como cuatro espejos, te lo aclaro, no, hace poco supimos que se llamaba cuatro espejos, me imagino, yo que le llaman así porque tiene unas como ventanitas, en cada una de sus alas, que son cuatro ventanitas y de allí, me imagino que por eso le llaman cuatro espejos”.
Los capullos de esta polilla, además de ser una estructura de seda elaborada por la larva de esta especie biológica, son utilizados por la mano de los artesanos para elaborar los ténabari, su elaboración es una actividad cultural y económica importante. Las fiestas son elementos esenciales para la permanencia cultural de los mayo. En las fiestas los capullos de la mariposa convertidas en ténabari aparecen enredadas en las piernas de los danzantes mayos. Así, músicos y danzantes interpretan y mueven sus pies al ritmo de los sones para dar gracias a la naturaleza, al monte mismo o al -Huya Ania- como los indígenas mayos llaman a la naturaleza. Por eso, los capullos son transformados en un instrumento musical que emite sonidos para imitar a los habitantes del monte – Huya ania- como el venado, coyote y la víbora de cascabel.
Según los músicos mayo existen sones dedicados a los animales dependiendo de los hábitos de las especies, es decir si están activos de noche o de día. Por esta razón, el danzante mayo tiene que mover los pies y tratar de emitir a través del ténabari los sonidos de los animales a los que se les canta. Inclusive existe un son dedicado especialmente a la mariposa, ba’aise’ebori. Así lo afirma un artesano que también ha sido danzante:
“Son diferentes sones, son muchos sones si…. Ya en la tarde al obscurecer ya en la tarde empiezan los sones de los animalitos que salen al obscurecer en la tarde… hay unos que salen al obscurecer, ya muy noche… todos esos sonidos, todo esos sale ahí… muchas veces uno nomás está parado en la fiesta pero no sabe ni que está haciendo el pascola”.
Poniéndole sonido a la casa de la mariposa. El proceso de trabajo
Los artesanos de ténabari con los que dialogamos son hombres, no existen artesanas mujeres. La mayoría de ellos han aprendido el oficio de sus padres y tíos. Los artesanos no son jóvenes, son adultos mayores de más de cincuenta años en adelante. Todos aprendieron el oficio desde que eran niños. Con respecto al lugar de origen nacieron en la zona mayo y hablan la lengua mayo.
Para ser buen artesano de ténabari también se necesita saber de música. Pues los ténabari son mucho más que un capullo de mariposa, cuando el artesano los trabaja se convierten en un instrumento musical al ritmo del cual van a mover los pies los danzantes como lo refiere un artesano de Huepaco:
“Yo los hago. Hago los ténabaris les pongo el sonido y todo. Pero me traen me tienen que traer los capullos, yo no salgo a juntar porque aquí ya no hay… Si primero tienes que juntar capullos todos ahí, tienes que separar el tamaño de la bolsita del capullo”.
“Hay capullos chicos y grandes… Hay unos grandes y otros chicos y tienes que juntar de los dos o de la misma medida. Enseguida cortarlos y ya limpiarlos bien es lo primero. Después curtirlo en cal, con una poquita que le echamos, con cal así, se pone con agua hervida, y ya que está caliente la sacas y la curtes bien así, bien curtidito. Ya curtiditos y limpios, se ponen blanditos como un cartón, si como cartón así, así como masita, ya entonces las sacas, las tiras en el sol así, y las pones a secar. Otra vez la pones a secar. En el mismo día se secan luego, se secan y ya la sientas así, se secan y truenan y truenan y ya quiere decir que ya están Ya están en su punto. El sonido del capullo lleva primera y segunda. Los capullos grandes es la primera y la segunda son los capullos más chiquitos. Si no tienes bolsita chiquita puedes cortar una más cortita y otros más largos así a según como lo vas a coser. Así se hacen, después seleccionas la piedrita, traes una piedrita de allá del cerro de unas hormigas negras que sacan y son especiales para los ténabaris. Esas piedritas se los hechas dentro de los capullos y ya después lo cueces con un hilo que antes era de ixtle.”
La elaboración de ténabari es todo un arte y darle el sonido adecuado es una habilidad que solo un artesano experimentado puede lograr. Otro artesano de San José de Masiaca comenta:
“Los ténabari necesitan piedritas que no se quiebren ahí para que permanezca el sonido y la piedra se tiene que seleccionar. La primera tiene que llevar poquito más grande la piedrita. Y la segunda le vas a echar otro más… Un poquito más chiquito porque tienen que sonar diferente… con sonidos gruesos y delgados.”
Los materiales que requieren los artesanos para darle sonido a los ténabaris son: capullos de mariposa, piedras, hilo, agujas y cal. Se necesita ir a recolectar los capullos al monte y se pueden encontrar principalmente en la planta Sangrengado que en la lengua mayo le llaman sapo (Jatropha cinerea). Así lo indica el siguiente testimonio oral:
“Estos ténabaris, colgaban en la mayoría de los casos en plantas de sangrengrado que en la lengua le llaman sapo, y colgaban ¡muchos pero muuuchos capullos! una matita de sangrengrado podría tener unas dos o tres docenas de capullos[…] hoy en día ya no hay”.
Además de tener oído musical y conocer las plantas, los artesanos deben de saber las temporadas para colectar los capullos. La mejor época es en el verano, después de las lluvias, durante los meses de junio, julio o agosto. Después de la recolección en el campo, los artesanos trabajan la mayor parte del tiempo en sus casas. Confeccionar un metro de ténabaris lleva su tiempo ya que el proceso es laborioso:
“El trabajo es tardado. Sí se tarda por la cuestión que tienes que cocerla doble, pues nosotros los hacíamos con dos agujas. Mira se corta un mecate largo y en cada punta se le pone una aguja y ya hacíamos, nosotros le decíamos alesna, alesna le decíamos así como pica hielo con eso la agujerábamos y así pues ya cuando el capullo está, desde, entonces pues metemos la aguja así, y la otra lo contrario pero por el mismo hoyo. Entonces va cruzado y así la hacíamos. Y así la terminábamos ya. Se amarra en la punta y ya queda macizo ya, ya queda listo. Pero si se tarda para hacerlo porque tiene que irle metiéndole las piedras, oyéndolas, escuchándolas. No le debes de echar muchas piedras pues al momento de andar bailando los ténabari se bajan por el peso…así me enseñaron a hacerlo”.
En el pasado, la elaboración de ténabari no era una actividad económica. Es decir, los ténabari no se vendían, no tenían precio. Se elaboraban por solidaridad y amistad. Hoy en día, esta artesanía, representa una actividad comercial que alcanza un valor en el mercado de hasta $700 pesos la brazada. Cada año los precios de los ténabaris van en aumento debido a la falta de capullos producto de la disminución de esta especie, que tiene que ver con la transformación de su medio ambiente, pero también está relacionada con la pobreza y el desconocimiento de muchas personas que recolectan el capullo de su planta hospedera sin permitir que la mariposa termine con su ciclo de vida.
La disminución de la Mariposa: De capullos a pedazos de lámina
Los artesanos advierten que en la actualidad se torna más difícil conseguir capullos. Hoy los jóvenes fariseos recortan trozos de lámina y de botes de cerveza para semejar los capullos y los cosen a unas tiras de plástico negro. Inclusive estas nuevas “artesanías” ya tienen un nombre: “boténabaris”, que nada tiene que ver con el significado que tienen los ténabari en la cultura e identidad del pueblo mayo.
Reflexiones finales
Las fiestas religiosas son espacios esenciales para la sobrevivencia cultural de los mayo. Es en los ritos ceremoniales donde el grupo yoreme renace, se identifica y cohesiona. En este espacio vivo la mariposa cuatro espejos juega un papel fundamental dentro de la cosmovisión yoreme ya que a través del sonido de sus capullos, este grupo indígena agradece a la naturaleza o al huya ania. La disminución de esta especie representa una amenaza a sus tradiciones culturales; en la actualidad muchos mayos especialmente niños y jóvenes no conocen a la mariposa. Los jóvenes saben que es importante como parte del atuendo pero no conocen su significado. Este aspecto representa una posibilidad de promover programas de difusión y fortalecimiento, donde los artesanos y danzantes transmitan sus saberes hacia la población más joven para coadyuvar a conservar esta especie.
Por Pablo Espinoza
Fotografía de Miguel Rosas, Pablo Espinoza y Nohemí Bañuelos
Muy completo articulo, felicidades
Excelente e ilustrativo articulo.
Excelente articulo, que nos ayuda a conocer mas profundamente estas tradiciones