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El estreno de Hortensia López Gaxiola 😀
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Culiacán, Sinaloa.-
-Pásate por abajo, loco.
Es el chofer de mi camión Barrancos. Mientras dice eso, esconde a su izquierda, bajo su asiento, un puño de billetes. Los aparadores afuera muestran una mezcla extraña pero habitual de adornos de Halloween, figuras planas de la Catrina y esferas navideñas, dándonos la impresión del invierno cercano; dentro del camión la temperatura supera los 40 grados y aún no es mediodía.
Me tocó el sin aire, el de ocho cincuenta. El tipo se arrastra para pasar bajo la barra contadora y todos escondemos el celular en un movimiento reflejo. Lleva calcetines que no hacen juego, dentro de unos tenis que eran blancos y, tal vez, él pintó con un plumón negro.
-Buenas. No los quiero importunar ¿edá? Vengo a pedirles ayuda ¿edá? Yo acabo de salir de la Peni. Pero no se asusten. Vengo en plan de paz ¿edá? Yo soy de Navojoa pero ando acá por errores que uno comete ¿edá? Errores que ya pagué. Ayer salí de la Peni de Aguaruto, ya cumplí con la sociedad ¿edá? Quiero pedirles su ayuda y su colaboración para regresar a Sonora a ver a mi jefecita. Yo sé que no va a ser fácil ¿edá? Mis carnales no me quieren ni ver pero mi jefecita sí. Ella vino a verme al principio, después ya no. Es duro ¿edá? Las jefecitas de uno todo perdonan. Yo no sé qué pasó que mi jefecita ya no volvió, ¿edá? Pero de seguro le va a dar gusto verme regresar sin deberle nada a la sociedad, ¿édá? Porque uno puede hacer cosas pero yo ya no quiero. Por eso les pido su ayuda ¿edá? Para poder completar el pasaje a Sonora ¿edá? Me aventé cuatro años en la Peni y uno hasta aprende cosas pero yo prefiero pedirles que robarles. ¿Pa qué les voy a hacer el daño, edá? Si lo único que quiero es ver a mi viejecita y decirle que ya cumplí. Que puedo empezar de nuevo. ¿edá?
Los pasajeros se van tranquilizando, algunos sacan el celular, otros una moneda. La señora que viaja a mi lado, conmovida, le da un billete de cien pesos acompañado de una bendición. Camina por el pasillo recogiendo monedas, los pasajeros de pie se arquean para dejarlo pasar. Cuento las manos que alcanzo a ver y completo doscientos setenta pesos.
-Échate un brinco, loco.
El tipo, que en algún momento dijo que se llamaba Manuel, se brinca la barra ahora para bajar y cuando casi cae en cuclillas en el pavimento, de alguna parte sale una pistola vieja que derrapa junto a él. Dentro del camión hay risas y asombro. Ya es mediodía.
Fotografía al interior del bus por Benjamín Alonso
Retrato de los tinacos por Luis Gutiérrez / Norte Photo
Par de varones disfrutan su Be Light y un cigarrillo en los alrededores de Ferrocarriles Mexicanos, en la periferia oriente de Hermosillo.

Sobre el autor

Egresada de Letras por la Autonóma de Sinaloa. Narradora. Gente de teatro y pata salada

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