Así soy responsable para mí mismo y para todos, y creo cierta imagen del hombre que yo elijo;

eligiéndome, elijo al hombre”.

Jean-Paul Sartre

El 21 de diciembre del 2012, en las poblaciones ocupadas de Ocosingo, Las Margaritas, Palenque, Altamirano y San Cristóbal, del estado del sureste mexicano de Chiapas, los tzeltales, tzotziles, choles, tojolabales, zoques, mames y mestizos que conforman la base de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), ocuparon con sus tradicionales pasamontaña o paliacate y en un emblemático silencio, tanto las calles como las plazas de los cinco municipios ya mencionados. Los miles de zapatistas, hombres y mujeres, niños y ancianos, desfilaron en fila y en un estricto silencio para pasar sobre un templete de la ciudad y levantar el puño, en una expresión simbólica de resistencia y dignidad. Después de unas horas se dio a conocer un comunicado firmado por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del EZLN, que decía: “¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el del nuestro resurgiendo. El día que fue el día, era noche. Y noche será el día que será el día.”

El silencio que se escuchó en la manifestación zapatista era para que atendiéramos al crujir del mundo agrietado que comenzaba a desmoronarse como una estatua de piedra, un mundo tan duro y seco que en su solidez tiene su gran fragilidad. Pasaron los años hasta que un nueve de noviembre un sonido parecido, pero en otro tono, se pudo escuchar a miles de kilómetros al norte del continente. En esta ocasión el silencio paralizó al planeta entero, cuando poco a poco los estados del país más poderoso del mundo se pintaban de rojo republicano y le daban la victoria a Donald Trump. En ese momento de silencio que da el asombro de ver lo que no estaba planeado, de ser testigo de cómo la realidad abofetea la cara de todos y de golpe grita: “¡Aquí estoy, sí existo y ahora no me pueden negar!”, una voz muy en mi interior me dijo susurrando: “Escucha con atención. Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es una moneda al aire. El día que fue el día, era noche. Y noche será el día que será el día.”

En el mismo 2016 hubo varios avisos de que algo se resquebrajaba en el mundo. Primero el Brexit en Inglaterra, luego el no a la paz en Colombia. Los dos referéndums fueron claros avisos de que lo imposible ahora es posible, que las encuestas se equivocan porque son incapaces de saber lo que realmente quieren las personas y que la prensa libre ya no controla las decisiones de las mayorías. De un día para otro el mundo que conocíamos, ese predecible pedazo de realidad filtrada por las redes sociales, se presentó como un lugar irreconocible. Algunos optaron por el camino fácil de culpar al otro y subirse al púlpito para arrojar injurias contra el populismo, otros comenzaron a responsabilizar al algoritmo de las preferencias de búsqueda de Google o el del timeline de Facebook, pero pocos se cuestionaron a sí mismos. ¿Por qué dejamos de reconocer a esa realidad en la cual estamos inmersos todos los días? Ante la incertidumbre, para muchos comodinos llegó la irresponsabilidad y la falta de ese compromiso que de acuerdo a Sartre (1948) debe tener todo hombre o mujer que se da cuenta de que no sólo es libre de elegir su destino, sino que también es legislador y que al tiempo que se elige a sí mismo hace lo mismo con la humanidad entera. Negar que el mundo que teníamos como dado se nos desmorona, ya sea porque nos lo impusieron o porque lo elegimos, no sólo es un acto de profunda irresponsabilidad, es también miedo a la libertad.

Las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC’s), para muchos culpables de esta burbuja reventada que nos ha llevado a golpearnos con nosotros mismos en una decadente democracia planetaria, también han transformado la forma en la cual los humanos interpretamos e interactuamos con la realidad, así como la manera en la cual nos organizamos y estructuramos nuestra sociedad. Debido al papel preponderante que ahora juegan las TIC’s en nuestra forma de interactuar con la realidad y con nuestras estructuras sociales, es que terminaron siendo un elemento que por una parte nos puede llevar por los caminos de un neopopulismo que, como declaró  Umberto Eco (2015), fomentan la existencia de una “legioni di imbecilli”, pero por otra parte crean condiciones para que se den movimientos de resistencia como han sido la primavera árabe, el 15M, #YoSoy132, #OccupayWallStreet, la #NuiteDebute o #StandingRock.

Después del gran temblor que ha sido el triunfo de Trump, y un desastroso 2016 para la democracia como la creíamos conocer, es que debemos sincerarnos con nosotros mismos, dejar, como dice Caparrós (2016), “los salones con alfombras y los restaurantes con acento y los secretos con favores y los mítines con globos y las encuestas con un margen de error de +/- 45 puntos” para comenzar a buscar, mirar, escuchar, escucharnos, contar y contarnos cómo es que nuestro mundo, nuestra realidad nos es ajena, incierta e irreconocible, para así poder ayudarnos a entendernos, así como a dar respuesta a todas las preguntas que se nos vienen de golpe ante un mundo que tal vez nunca fue nuestro, y se nos desmorona dejándonos en la orfandad de la noche.

Este ensayo al final es sólo eso, un ensayo ante el vacío que deja el silencio del asombro de una realidad flotando y dando vueltas como una moneda al aire cayendo en el vacío de una noche que será día; un intento por abrir camino en este enorme ejercicio mental y colectivo al cual debemos entrarle para encontrarnos, reconocernos, escucharnos, conocernos y narrarnos en nuestra realidad.

Esa cosa indefinible que es “lo que la gente quiere”

En un artículo publicado en El País, justo después del triunfo electoral de Trump, Jordi Pérez Colomé y Kiko Llanera comienzan un debate sobre lo que es el populismo en nuestra época y tratan de distinguir sus variantes dependiendo de la región geográfica donde esta manifestación política se esté desarrollando. Los autores parten del supuesto de que el populismo es un instrumento electoral o de poder que a través del discurso promueven que la sociedad de un país o región divida a la población en dos grupos homogéneos y antagónicos, uno conformado por gente pura o buena, mientras que en el otro están las élites corruptas y quienes los sustentan en el poder. Este punto de partida permite que se pueda establecer un nexo de similitud entre Trump y el Frente Nacional en Francia (los cuales se caracterizan por sus ideas conservadoras y nacionalistas), con movimientos del sur de Europa cuya carga ideológica es de izquierda y progresista, como lo son Syriza en Grecia, Podemos en España. En las dos antípodas podemos ver la misma estrategia de “ellos contra nosotros”, y la clara postura de que tanto las élites como el status quo han fallado a la gente, dejando a la población con la necesidad de rescatar a su país a través del voto por ellos.

Sin embargo existen diferencias que obligan a distinguir entre estos populismos, que por las urgencias ahora diferenciaremos con los motes de populismo de derecha y de izquierda, aunque sepamos que, en este mundo, tales distinciones cada vez son más inestables. La primera de estas diferencias estriba en que aunque las dos dirigen sus ataques a las élites neoliberales, debido a que las hacen responsables de los problemas de sus respectivos países, no coinciden en las problemáticas. Mientras que el populismo de derecha promueve la xenofobia para enfrentar la falta de empleos, el populismo de izquierda busca hacer crecer los derechos sociales de los trabajadores quitándole el poder a las corporaciones trasnacionales y fortaleciendo al Estado. Otra distinción entre los dos populismos está en cómo definen al pueblo, que puede estar cargado o no del componente étnico que el populismo de derecha usa para promover su ideal de nacionalismo étnico en el cual apoya su discurso xenófobo y conservador, mientras que el populismo de izquierda maneja un “nosotros” más etéreo y multicultural.

Pero volviendo al punto que conecta los dos populismos, es innegable que ambos tienen claro que el sistema actual está resquebrajado, que ya no sirve y se debe cambiar. Desde este punto es que las polémicas declaraciones de Slavoj Zizek cobran sentido cuando dice que a pesar del disgusto que le da la elección de Donlad Trump él espera que precisamente por este shock, tal vez comencemos a pensar seriamente en reestructurar el espacio político, porque seguir con los paliativos de capitalismo neoliberal con rostro humano nos ha llevado a un callejón sin salida. De acuerdo al análisis del filósofo esloveno, la opción de Hillary era simplemente inviable por carecer de coherencia ideológica:

What I didn’t like about the prospect of Hillary’s victory is that precisely of course she would have been in some sense much better, more open for social, other freedoms and so on, but this would have put us asleep in the sense of ok we avoided the worst, now we can sleep calmly. No we cannot. Again, we need an awakening. It’s a nice paradox for Hillary. To win she should not have played the role of the big unifier, her coalition was absurd. Her coalition was Wall Street and #OccupyWallStreet, Saudi Arabian money and LGBT and all those sexual liberation movements and so on and so on. It was a fake ideological formation. It was brutal global capitalism with human face. The true loser is the liberal elite, with simply lost contact with anxieties of the ordinary people. You see primitive ordinary people. Why are there primitive? They were not always primitive. They’ve fallen to these primitive passions, because the alternative, what they, the elite was offering them, no longer works. Ordinary people didn’t identity with an ideal Trump. They perceived him as one of us, precisely through his vulgarities, mistakes. That´s how political identification works. That´s a big lesson.[1]

A pesar de que Zizek reconoce el miedo que le da ver a un manipulador pragmático como Donald Trump llegar al despacho oval de la Casa Blanca, no deja de ver la oportunidad que da el hecho traumático de un shock tan fuerte y de ver que el gran perdedor no es la gente común, sino la élite que maneja el sistema económico y la opinión pública.

Para muchos la postura de Zizek sobre su preferencia por el shock del triunfo de Trump no justifica toda la violencia que se desatará y la violación sistemática que de las libertades y los derechos humanos que el neoliberalismo con rostro humano simulaba proteger. Sin embargo el pensamiento del filósofo eslavo es congruente en sí mismo, en la descripción que hace de la realidad y del mundo que le toca vivir, debido a que desde años atrás ya describía cómo el capital ha dividido a la clase obrera en tres fracciones: “los trabajadores intelectuales, llenos de prejuicios culturales contra los trabajadores poco cultivados; los obreros, que despliegan un odio populista hacia los intelectuales, y los marginados, que como tales son antagonistas de la sociedad”. Desde entonces Zizek llamaba a la unión del proletariado, tanto el intelectual como el obrero, bajo el entendido de que en el capitalismo postindustrial la unidad de las tres facciones de la clase obrera ya se puede considerar una victoria frente a las elites del status quo.

Las elecciones de Estados Unidos han golpeado con fuerza a la élite neoliberal y a la farsa de su capitalismo con rostro humano. Pero nuevamente dividen al proletariado entre aquellos que se dejan llevar por un populismo de derecha contra quienes defendiendo las libertades y los derechos humanos están formando un populismo de izquierda. La caída de un mundo hace que dos futuros busquen abrirse camino en la obscuridad de la noche, uno donde todos los mundos son posibles contra otro que solamente quiere hacer prevalecer un mundo y un destino. Sea como sea, en esta noche no se vale dormir.

 

“Vertebrados” y “celulares”

Es una tendencia que en los países donde el populismo de derecha gana terreno, la xenofobia se ubica en el centro de su discurso político. De este modo podemos ver como el Frente Nacional Francés tiene una alta carga de islamofobia y que gran parte de la campaña de Trump se centrará en la promesa de la construcción de un muro en la frontera con México y en la deportación de inmigrantes.

Estos discursos no salieron de un día para otro con Le Pen o Trump, tienen su origen en algo que Appadurai (2007) describe como “angustia de lo incompleto” y que no es otra cosa que el producto de las incertidumbres, así como de las preocupaciones que una población genera cuando se percata de que en la construcción o conservación de su identidad nacional, esta se encuentra expuesta a las migraciones masivas, el rápido desarrollo de las TIC’s y los medios de transportes, así como la globalización manifestada en la intervención de inversión extranjera de la vida social, política y económica de su país. En este sentido es que podemos ver que en los discursos del populismo de derecha se encuentra la idea subyacente de la “etnia nación”, que tiene su origen en una retórica de la guerra y el sacrificio promovido por disciplinas duras que buscan la uniformidad educativa, lingüística, religiosa y cultural, con la finalidad de producir individuos nacionalmente puros o como repetía Trump a lo largo de su campaña: “Make great America again”.

De acuerdo a Appadurai la “angustia de lo incompleto” aparece cuando las “mayorías” tienden a convertirse en grupos predatorios o etnocidas por un miedo a los “números pequeños”,  algo que actualmente se está viendo con más efervescencia donde el populismo de derecha ha tenido victorias electorales tan contundentes como en Estados Unidos o en Inglaterra con el Brexit. Particularmente en la campaña de Trump, el uso pragmático de ésta “angustia de lo incompleto” tuvo su imagen simbólica en el muro que prometió en la frontera con México, porque a pesar de que para muchos fue símbolo del racismo, para los votantes de Trump representó seguridad y protección de algo que les da miedo: las minorías que les recuerdan la pequeña brecha existente entre su condición mayoritaria y la pureza a la que aspiran.

Así como hemos distinguido que el populismo tiene dos versiones, una de derecha que usa la “angustia de lo incompleto” para justificar su discurso xenófobo y racista, también está el populismo de izquierda que busca conservar de la globalización la esencia de un multiculturalismo teórico que hace frente al racismo, el machismo y el clasicismo que promueve el populismo de derecha. Estas dos antípodas son también síntoma de un choque de dos modos de organización política a gran escala que Appadurai divide entre sistemas “vertebrados” y “celulares”.

La diferencia que se hace de los sistemas de organización mencionados es el resultado de una situación generada por la globalización y el modelo económico neoliberal que han concebido un sistema internacional garantizado por unas normas, protocolos, instituciones, tratados y acuerdos que intentan garantizar una actuación de las naciones según ciertos principios, en los cuales no importan las jerarquías de poder económico y político. El sistema vigente, al cual podemos relacionar con el status quo y el “capitalismo con rostro humano”, está concebido de manera vertebrada, y para quienes se suman a las filas de cualquier tipo de populismo, ha dejado de ser apto para sobrevivir de una manera coherente a la realidad actual. Al debilitarse este sistema es que han tomado fuerza los populismos, tanto de izquierda como de derecha, pero también han aparecido los sistemas “celulares”, los cuales tienen la capacidad de adaptarse a las dislocaciones de los flujos de las imágenes, las ideologías, los bienes, las personas y las riquezas, tal y como sucede en un mundo de grandes migraciones.

Reconocer la incertidumbre que provoca el choque mencionado nos permite distinguir otra diferencia entre el populismo de derecha y el de izquierda. Mientras que el primero recurre a la “angustia de lo incompleto” para conectar con las mayorías que tienden a convertirse en una identidad predatoria, y que por lo tanto, siente necesario la extinción de otras categorías, así como del sistema o del status quo para sobrevivir; el populismo de izquierda por su parte, sin dejar de estar en contra del status quo y el sistema vertebrado que lo sostiene, busca mantener en su agenda los temas relacionados con las libertades y los derechos humanos del “capitalismo con rostro humano”, desaprobando tajantemente el uso que su contraparte hace de la “angustia de lo incompleto”. Si escuchan con cuidado, con el triunfo electoral de Trump, podrán oír el temblar de las estructuras del sistema vertebrado que mantiene a la élite en el poder al borde de un abismo. Ahora mismo el sistema intenta usar las partes saludables de sí mismo para mantenerse en pie y no caer por el embate del populismo de derecha, mientras que el de izquierda lo ve sin hacer nada, porque ha aprendido a ser resiliente. “El día que fue el día, era noche. Y noche será el día que será el día”, dirían los zapatistas.

La sociedad red y lo inasible de lo wiki

El desarrollo de toda tecnología, su uso y sociabilización invariablemente generan cambios en la sociedad que tarde o temprano impactan en cómo nos organizamos tanto a nivel micro como macro. El choque de los sistemas de organización del que habla Appadurai se genera en gran medida por el desarrollo de dos tipos de tecnologías, la de los medios de transporte, así como las TIC’s. Estas últimas han sido una herramienta fundamental para la organización celular de varios movimientos que han encarado a sistemas vertebrados como los de un gobierno dictatorial o el sistema económico internacional de Wall Street.

Las manifestaciones alrededor del mundo que se han dado después de la Primavera Árabe, han tenido como uno de sus elementos esenciales el uso de las redes sociales y de las TIC’s. Movimientos como el #15M en las principales plazas de España, #OccupyWallStreet e incluso el #YoSoy132 en México, así como su evolución en Guadalajara, Wikipolítica, se gestaron con el componente de las redes sociales y han generado cambios sustanciales tanto en la opinión como en la vida pública. Llevando a que la sociedad exija cada vez con más fuerza gobiernos abiertos, acceso a la información, una mejor rendición de cuentas a través de las herramientas digitales, pero sobre todo un cambio profundo del sistema.

Las TIC’s están haciendo que la sociedad quiera una política sin el oropel de los palacios y que baje a las plazas, para que el discurso político deje las estructuras de la oratoria y la unidireccionalidad de los medios masivos de comunicación, y convertirse así en uno colectivo, horizontal y polifónico. En las ciudades aparece la figura del ciudadano que ya no se quiere quedar callado, dejando a una clase política tomar las decisiones por él, y que por lo contrario ha comenzado a pedir rendición de cuentas, transparencia, pero también cambios en la forma de hacer política, exigiendo que esta sea más eficiente en sus cambios y transiciones, así como en el manejo de los recursos económicos.

La aparición de Wikipolítica en Guadalajara con Kumamoto, la candidatura independiente que impulsaron en un exitoso experimento, donde a través de estrategias de tecnopolítica llevadas al terreno electoral, quisieron demostrar que los ciudadanos pueden llegar a los puestos de elección popular de manera económica, organizándose horizontalmente y con un discurso colectivo en el cual la agenda de trabajo sea producto de un consenso. Al igual que Trump, Wikipolítica no salió de la noche a la mañana, se fue gestando entre las grietas de un mundo que se derrumba y tiene raíces que nos pueden llevar de una país a otro.

Haciendo una etimológica de la raíz wiki, encontramos que esta viene del hawaiano, que quiere decir “rápido” y es usada en el lenguaje web para distinguir las páginas que pueden ser editadas directamente desde el navegador, donde los usuarios crean, modifican o eliminan contenidos que generalmente comparten. De esta forma resalta la existencia de páginas ya muy populares a nivel mundial como lo son Wikileaks de Julian Assange o  Wikipedia, las cuales no sólo comparten la misma raíz etimológica, sino también principios rectores como la pluralidad, la horizontalidad y la colectividad. Resumiendo, lo wiki en el mundo digital sirve para calificar a lo rápido, lo compartido, lo transparente, lo colectivo, lo gratuito, lo que es accesible y en lo que uno puede participar; valores que ahora deseamos en nuestra vida pública.

Al encontrar las raíces de lo wiki en el uso que le da el lenguaje web, es necesario que busquemos en los viejos archivos de Internet parte de la esencia de lo que buscan movimientos como el #15M, #OccupyWallStreet y Wikipolítica. Esto hace que sea inevitable toparnos con la cultura hacker y todos esos universos que se crean y se destruyen como pompas de jabón en la nube de datos de nuestra dimensión digital. Desde los primeros hackers que aparecían cuando Internet comenzaba a dejar de ser de uso exclusivo militar para volverse en la principal herramienta de comunicación que es hoy, los hackers ya habían visualizado que en el espacio digital se construía una sociedad red con valores y una ética muy particular, opuesta a la del mundo análogo y a la de la civilización occidental con clara ideología neoliberal. Estas ideas llevaron a los hackers a escribir una declaración de independencia del ciberespacio la cual dice:

Gobiernos del Mundo Industrial… vengo del Ciberespacio, el nuevo hogar de la Mente. En nombre del futuro, os pido en el pasado que nos dejéis en paz. No sois bienvenidos entre nosotros. No ejercéis ninguna soberanía sobre el lugar donde nos reunimos. Declaro el espacio social global que estamos construyendo independiente por naturaleza de las tiranías que estáis buscando imponernos. No tenéis ningún derecho moral a gobernarnos ni poseéis métodos para hacernos cumplir vuestra ley que debamos temer verdaderamente. Crearemos una civilización de la Mente en el Ciberespacio. Que sea más humana y hermosa que el mundo que vuestros gobiernos han creado antes.” Barlow (1996)

Desde entonces se comenzaron a establecer los valores que en la actualidad la sociedad red abraza como propios y que se demandan en la realidad análoga. Barlow habla de un ciberespacio en el cual el conocimiento es libre y se comparte, donde la propiedad privada no rige el intercambio de bienes digitales y donde predomina la colectividad. Sin tener una posición ideológicamente clara de acuerdo con los parámetros con los cuales se dividían las ideologías durante la guerra fría, la visión de Barlow de una sociedad red hiperconectada entiende la vida pública en la red con una ética y un código de valores muy claros, los cuales ahora se ven reflejados en todas las manifestaciones donde se baja a las calles lo que en el espacio digital ya se visualizó, una sociedad wiki, más transparente, más humana y hermosa que el mundo de los gobiernos análogos y neoliberales nos ofrecen.

Progreso contra r-evolución

En los noventas la cadena de televisión por cable Mtv hizo famoso el video de Do the evolution, una animación que recrea de manera crítica y grotesca el destino y la inercia del sentido del progreso y la evolución de la especie humana de acuerdo a la lógica blanca occidental y del status quo neoliberal. La canción de Pearl Jam escrita por Eddie Vedder, se popularizó antes de que la banda grunge decidiera no volver a grabar un video y usar las radios alternativas de las universidades como único canal para promover su música.

Entre las imágenes que la animación del videoclip reproducen, están las de una evolución a través de la carrera bélica en la que se ve cómo el hombre primitivo desarrolla las primeras armas, desde el uso de palos y piedras, pasando por las espadas, los tanques y las bombas. Esa forma de mostrar la evolución del hombre a través de cómo se desarrolla armamentísticamente se vincula con la creación de los grandes imperios de la humanidad, así como de los gobiernos autoritarios, que se ven de manera intercaladas en escenas del imperio romano y de lo que se podría reconocer como las marchas de una Alemania Nazi, mientras se les yuxtaponen escenas de campos de concentración, de personas empaladas o crucificadas. A lo anterior, y sin olvidar el ritmo de las guitarras distorsionadas, se suman las imágenes de la industria de la guerra desarrollándose en fábricas inmensas y a las ciudades creciendo desmesuradamente destruyendo toda la naturaleza que se encuentra a su paso, mientras que aparecen políticos manipulados como títeres por una entidad superior que representa a la muerte. Cuando la distorsión de las guitarras es más vertiginosa aparece un individuo al que se le conectan unos cables en la computadora, para aislarlo de otros individuos que igual que él, terminan acomodados en cuadritos pequeños como los de un call center infinito. A lo anterior se suma una fábrica de bebés con códigos de barra tatuados en la frente, así como un white trash gordo tirado en el sofá viendo enajenado y extasiado que, viendo través de unos lentes de realidad virtual, se cree el protagonista de una violación. Al final de toda la animación, cuando la distorsión comienza a silenciarse, se ve un paisaje apocalíptico producto de la inercia de ese supuesto progreso.

En nuestra realidad la inercia autodestructiva del progreso, con o sin rostro humano, se está topando con la resistencia de organizaciones civiles que tiene como característica mantener un sistema celular y usar estrategias tecnopolíticas para mantener su agenda. En este sentido es que frente al progreso como se le concibe por el status quo neoliberal se está gestando un proceso de evolución en red, o como algunos comienzan a llamar de r-evolución, que ante el resquebrajamiento del mundo como lo conocemos, producto de la crisis política planetaria de la democracia occidental, se están convirtiendo en una alternativa para el populismo de izquierda, que ve de manera urgente reinventar la política.

El sonido de un mundo se derrumba y la moneda está en el aire frente a un dinosaurio, una idea de progreso que destruye la posibilidad del otro para imponer su única visión de la realidad, y enfrente está un cardumen que resiste los embates del dinosaurio usando sus neuronas espejo, compartiendo información mientras nadan juntos para percibir e interpretar de manera colectiva la realidad. Este cardumen formado por las minorías, por el populismo de izquierda, debe escuchar con atención el sonido de su mundo derrumbándose. Saber que “el día que fue el día, era noche. Y noche será el día que será el día”. Entender que hoy más que nunca no podemos estar a la espera de la llegada de un nuevo agente de cambio como el que esperan los intelectuales izquierdistas, que estamos obligados a asumir nuestro momento histórico como Zizek lo propone retomando un viejo dicho hopi: “Nosotros somos aquellos a quienes hemos estado esperando.” Esto no significa que estemos predestinados a la tarea, sino todo lo contrario, que ya no hay ningún gran “Otro” en quien apoyarse.

Texto e ilustración por Hermes Ceniceros

[1] Zizek (2016). Transcripción del autor. A continuación una traducción también del autor: “Lo que no me gustaba de la posibilidad de que ganara Hillary es precisamente que por supuesto ella era en cierto sentido una mejor opción, más abierta a lo social, a las otras libertades y así sucesivamente, pero esto nos hubiera puesto a  dormir en el sentido de que evitamos lo peor y por tanto ya podemos dormir tranquilamente. Pero no, no podemos. De nuevo repito, lo que necesitamos es un despertar. Hillary en sí es una linda paradoja. De haber ganado ella nunca hubiera podido jugar el rol de la gran unificadora, su coalición era absurda. En su coalición era Wall Street y #OccupyWallStreet, el dinero de Arabia Saudita y LGBT así como todos los movimiento de liberación sexual y así le podemos seguir. Era de una falsa formación ideológica. Era el brutal capitalismo con rostro humano. El verdadero perdedor fue la élite liberal por la simple pérdida de contacto con la ansiedad de las personas ordinarias. Donde se ven personas ordinarias y primitivas cabe preguntarse ¿Por qué actúan primitivamente? Porque no siempre fueron primitivas. Estas personas llegaron a este estado primitivo porque la alternativa, lo que la élite les ofrecía a ellos, ya simplemente no les funciona.”

Bibliografía

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Sobre el autor

Doctor en Didáctica de la lengua y la literatura en contextos plurilingües y multiculturales por la Universidad de Barcelona. Comunicador freelance que colabora, desde su fundación, en el proyecto de construcción de paz Nuestra Aparenta Rendición, así como en Proyecto Puente.

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2 comentarios

  1. Un texto interesante, que dada su calidad en cuanto a contenido y manera de abordar (elocuente y ligera), debe leerse con calma y detenimiento. Muy bien hecho Hermes.

  2. Estimado Hermes (también soy egresado de la UB, jejeje… parece que ya bastantes por acá), aunque comparto tus sueños de un mundo en el que los ciudadanos ejercen una soberanía responsable sobre su presente y su futuro, no comparto tu optimista esperanza. Con cada año que mi piel y mi sien envejecen descubro con decepción mayor imbecilidad humana, y no en autócratas o déspotas, sino entre vecinos y amigos. Me explico.

    Me causa profunda indignación por ejemplo que las pocas cuotas de «poder» que los ciuadanos han conseguido (con sudor y lágrimas y SANGRE), como por ejemplo votar en urnas electorales para escoger a sus representantes (o castigarlos) cada x tiempo, es totalmende ignorado y desperdiciado. Tú sabes que en la mayoría de estos comicios apenas el 50% de los ciudadan@s con derecho a voto ejercen ese derecho!! Uno esperaría que al menos el 100% de las MUJERES lo hicieran, dado que fueron el último «colectivo» en lograr que se les reconociera ese derecho, y sin embargo… ni por esas!

    He puesto entrecomillada la palabra «colectivo», porqué ahí es donde veo el engaño… o auto-engaño: un puñado de idealistas han movido y mueven la historia, en nombre de sus colectivos respectivos…. muchos de los cuales ni les va ni les viene, ni les interesa tan siquiera cambiar, mejorar, avanzar, progresar… ni tan siquiera mover un dedo por ellos, y mucho menos por otros.

    Sorry… este tema me saca lo más pesimista que traigo adentro, pero he llegado a una edad en que cada vez veo más claro que este asunto del PROGRESO SOCIAL ha estado idealizado… Es cierto que con buena intención y por gente soñadora del más alto nivel. Pero si algún día queremos que estos ideales sean realidad debemos empezar a pensar como adultos y no como niños (lo digo en sentido metafórico, en cuanto a candidez, ingenuidad y falta de toda maldad). Como alguien dijo hace dos milenios, es hora de sentir con la bondad de las ovejas pero pensar con la astucia de los lobos (o era alogo así).

    Salut!

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