¿Es posible arremeter lindo y bonito contra los «chayoteros» pero tres doritos después comprender que establecer convenios con el gobierno es un derecho y prometer que eso no afectará tu política editorial?
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Siglos ha, una bola de farsantes –el Sanedrín – establecidos como los rectores de la moral y la ortodoxia a seguir en la práctica religiosa de aquel Israel, crucificaron a un hombre –hoy, los chairos de Morena le llamarían conservador—por decir la verdad y llamar las cosas por su nombre.
Eran –Caifás y Anás, entre otros—los sumos sacerdotes, los salvaguardas del templo; los mismos que desgarraron sus vestiduras ante la osadía del Cristo, exhibiéndolos como lo que en verdad eran y, bien lo plasmó Saulo de Tarso– a la postre San Pablo– antiguo persecutor de éste, cuando apostrofa a los judíos.
“Serpientes, raza de víboras, son como los sepulcros; blancos por fuera, pero por dentro, llenos de podredumbre…”.
Pero vayamos a la personificación, al prototipo perfecto de todo un fariseo en tiempos modernos; ejemplo claro de “cae más pronto, un hablador que un cojo…” “
“Señoras y señores…con ustedes: ¡Aaron Tapia…!
El adalid, el paladín de la decencia, de la honestidad en el quehacer periodístico; la espada flamígera contra los “chayoteros”, esta plaga apocalíptica que lleva años galopando impunemente del erario en turno, metiendo facturas por doquier donde haya oportunidad.
¡Oh! en que orfandad tan terrible nos deja el otrora faro y guía moral de este oficio, quien desgarró sus vestiduras fuera del templo –Congreso del Estado y palacio de gobierno estatal—publicando aquella página “El Cártel del Chayote”, citando a varios colegas como parte del mismo, así como lo que percibían cada uno.
Alguien debió decirle a este advenedizo del periodismo –no soporta un examen de redacción, menos de cultura general—que tales colegas, son prestadores de servicios y, con todo el derecho facturan por los mismos.
Es transparencia Aaron Tapia, no es corrupción; tanto que cuando pediste la información sobre los mismos, se te otorgó sin menoscabo; tu intención era gritarle a la sociedad tu pureza, que eres impoluto, transparente y, digno de llamarte “periodista”; los otros no.
Se llama hipocresía, fariseísmo total; ahora arropado por el gran fariseo del Sistema Estatal de Comunicación, Edgard Sallard López; logras arribar al ansiado paraíso de los “chayoteros” del que tanto abjurabas y despreciabas —“¡asco decías!”—pero claro, tu eres puro e impoluto.
Tanto que sin empacho, públicas lo que desde febrero percibes, casi 40 mil pesos del Estado, mientras del Congreso donde Morena tanto habla de austeridad, te pagan nada menos que 25 mil pesos.
Claro, como bien lo aclaras: “de ninguna manera esta relación comercial limitará mi ejercicio periodístico, USTEDES SERÁN MIS JUECES».
Ja ja ja, que buen chiste de este fariseo; en breve sabremos el lado jurídico, de por qué le pagan en una radio supuestamente social y, en consecuencia no es comercial.
Gana más que muchos funcionarios públicos, que si trabajan y sirven a la sociedad; tantas máscaras en días pasados quemadas por los fariseos en El Coloso; menos la de Aaron Tapia
Y se quejaban de los “claudilleros”.
¡Alea jacta est!