Ser ciudadano que vota es un asco, pero ser ciudadano que intenta razonar su voto, créanme que es un infierno. Desde que comenzaron las campañas políticas en Sonora he intentado conocer las propuestas de los candidatos, su trayectoria y sus escándalos. Luego he descartado a los contendientes que dada su pobre popularidad carecen de posibilidades siquiera remotas de ganar. Algunos de ellos con propuestas buenas y con más sentido del quehacer político que cualquiera de la fauna política a la que estamos acostumbrados, pero candidatos que al final de cuentas están sujetos a partidos pequeños sin una estructura sólida o sin un grado de creatividad para crear una campaña distinta que despierte el interés del ciudadano que, como yo, está harto. Al menos en Nuevo León tienen a su Bronco, el Jaime Rodríguez que como candidato independiente ha destacado por su ingeniosa campaña proselitista al grado que hoy día las encuentas lo ubican como puntero.
El escenario para la gubernatura se divide entonces en dos caminos, porque de los siete que tenía nada más me quedan dos: el PRIAN o volver a anular mi voto como hace seis años tras el incendio de la guardería ABC. Sigo sin decidirlo porque a pesar de tanta información (medios, redes) siento que no existe una veraz que me ayude a tomar una decisión. Me he pasado horas escuchando todo tipo de noticieros en todo tipo de medios y vuelvo a darle la razón a Sartori con su sociedad teledirigida: este pueblo hermosillense y sonorense opina en función de lo que le sirve la televisión. En otras palabras, estamos jodidos.
Jodidos porque los medios se han convertido en el extorsionador del político por excelencia. Nomás voltee a su alrededor y dese cuenta del doble discurso que manejan para favorecer o al PRI o al PAN. En ni uno solo he encontrado equilibrio ya no digamos pluralidad, pues la que había en ciertos medios se perdió. Muy lamentable pues le quitan al ciudadano el derecho de decidir conscientemente cómo quiere ser gobernado durante seis años; porque ellos están decidiendo en nuestra cara quien “merece” ganar el puesto de gobernador y nosotros, como borregos, repetimos su discurso porque es menos tedioso aceptarlo que cuestionarlo.
Estamos atascados y la única manera de caminar en cualquiera que sea nuestra mejor dirección es comenzar a ser críticos del discurso. En estos días de completo infierno en los que me he auto-obligado a escuchar toda la basura política que nos rodea he encontrado más notas en los medios a favor de la candidata del PRI Claudia Pavlovich que de Javier Gándara. Con Gándara quién habla a su favor siempre serán los medios oficiales y punto. ¿Justicia poética? Podría ser, si estuviéramos hablando de una candidata sin ningún tipo de escándalo, pero no es así y aquí es dónde quisiera que se abrieran los micrófonos para todos y que los medios adoptaran cualquiera de estas dos posturas: no permitir que ese espacio de comunicación se convierta en portavoz de campañas negras o, por el contrario, aceptar que la guerra sucia vende y muy bien. Pero si ya andan en el lodo lo justo para la ciudadanía es que exhiban la mugre de los dos lados. Por su propia dignidad y porque como ciudadano lo exijo.
Por último, si alguno de ustedes cree que estoy loco quisiera entonces que me ayudara a entender por qué los medios de comunicación no están hablando de todos esos audios que circulan en redes sociales acusando de cuanta cosa a los candidatos priistas ¿Por qué esto no es tema? No sólo por el contenido de los audios sino porque también es grave utilizar el espionaje telefónico ¿Pero quién está investigando eso? Y dejando de lado esa polémica lo cierto es que hay cosas en esos audios que nos dan indicios de la clase de personas que son y seguro si escucháramos las llamadas del otro partido el sentimiento sería el mismo. Como ciudadano que está intentando informarse para decidir quién será menos tóxico para mí y lo que me rodea, les confieso que estoy peor que al principio y temo que al tener la boleta frente a mí no tenga más remedio que cerrar los ojos y jugar al tin marin de do pingüe. Al fin y al cabo los medios ya me provocaron ceguera.
Por El Tuerto
Fotografía de Luis Gutiérrez