El mito del “latin lover” nace y se fortalece en Hollywood. Es, pues, un invento del cine. Don Juan Tenorio en 24 fotogramas por segundo.
Entre Rodolfo Valentino y Antonio Banderas, pasando por Ricardo Montalban, Marcello Mastroianni y César Romero, hay décadas de propaganda en favor del macho alfa: el galán latino es apasionado, vigoroso, Príapo, aventurero, exótico y romántico. Es el amante perfecto.
La leyenda seduce a izquierda y derecha. El subcomandante Marcos humedecía los discursos y la entrepierna de no pocas activistas. Y ni hablar del Che Guevara. Su divino rostro aún aparece en esos nuevos sudarios: las coloridas camisetas que usan abuelas, madres e hijas. Aunque ya no les queda muy claro porqué.
El Zorro cabalga como puede.
Así, Como ser un latin lover (Ken Marino, 2017) no debería ser considerada una cinta mexicana. Sin embargo, la química entre sus paisanos protagonistas – en rotundo español – resulta ser la parte más sólida y divertida de esta comedia, a pesar de sus limitaciones.
Esta es la historia de Máximo (Eugenio Derbez, 56), gigoló decadente que enfrenta el abandono de su anciana amante (Renee Taylor, 84) y por eso se verá obligado a restablecer lazos familiares con Sara, su hermana menor (Salma Hayek, 51) y Hugo, su carismático sobrino (Raphael Alejandro, 10, ¡lo mejor de toda la película!) en lo que desarrolla un plan – sin táctica, sin estrategia – para conquistar un nuevo “amor”.
El bisteck llegará en la figura de Celeste (Raquel Welch, 77), millonaria y todavía escultural abuela de Arden (Mackenna Grace, 11), el inocente interés romántico del pequeño Hugo.
Y en el “ayúdate que yo te ayudaré” que tío Máximo ejecuta a tropezones para Hugo, está el corazón de Como ser un latin lover. Cínico, vividor, webetas, egoísta y bueno para nada, Máximo es un personaje que Eugenio Derbez aprovecha en su totalidad.
Raquel Welch, la bomba sexual de los sesentas y setentas, es traída a esta película en nombre – no me cabe la menor duda – del legendario poster de Hace un millón de años (Don Chaffey, 1966) y su aparición en Sueños de fuga (Frank Darabont, 1994). Su belleza es un eterno esplendor.
De manera inconsciente, Como ser un latin lover es un homenaje a todas esas producciones de picaresca mexicana que proponían un pacto de credibilidad tan amplio como para creer que Alfonso Zayas (76), Luis de Alba (72) y Alberto “El Caballo” Rojas (fallecido a los 72), tenían los atributos suficientes para seducir a Maribel Guardia (58), Angélica Chain (60) o a la Sasha Montenegro (69).
Por otra parte, con todo propósito, el soundtrack de Como ser un latin lover es el motivo perfecto para jugar con clichés y guiños que se agradecen. Está la versión de Gaby Moreno para “Call me”, el tema principal de American gigolo (Paul Schrader. 1980); aparece por ahí “The bees and the birds”, con Angélica María; el saborcito funk le pertenece a Jungle Fire y he aquí el plato principal: una sensual versión de “El triste”, por Salma Hayek.
La inclusión de esta melodía no es gratuita. Sólo hay que recordar como la Salmita cantó “Quédate aquí” para Antonio Banderas en esa secuencia erótica y violenta en Desperado (Robert Rodríguez, 1995), ¿se comprende la referencia? El perfume del incesto no lo tiene otro amor, decía María Félix, máxima cougar que a sus 67 gozó el amor del pintor ruso Antoine Ztapoff, un chamaco de 46 años.
El problema con Como ser un latin lover está en el papel como productor y protagonista de Eugenio Derbez. Obligado, en nombre de la taquilla, a repetir el éxito de No se aceptan devoluciones (Eugenio Derbez, 2013), enfrenta la disyuntiva de seguir el camino de la comedia para adultos, o bien el cine familiar.
La mezcla no le ayuda.
Aunque Como ser un latin lover alcanza sus mejores cuotas abogando por la unión familiar, la responsabilidad y los roles tradicionales que dan sustento a la comunidad hispana en los Estados Unidos, siempre queda la expectativa políticamente incorrecta.
¿Qué hubiera pasado si esta cinta hubiera caminado, con más vigor, por el sendero de la decadencia y el concurso de humillaciones? Ver a la Raquel Welch convertida en una Venus de Milo al 100%, a Rob Lowe en patética competencia frente a Derbez y a Renee Taylor como una Liberace, daba para más.
Es la naturaleza de la comedia subversiva, canalla y agresiva.
Y Eugenio Derbez conoce esa ruta. De otra manera el fenómeno cómico que representa jamás hubiera echado mano de Sammy y Miguel Luis en sus entregas.
En realidad, como dice Máximo, esto es peor de lo que suena. Pero al ser la risa cosa del diablo, ahí está el secreto de las buenas comedias. Y en eso Como ser un latin lover, nos queda a deber.
Por Horacio Vidal
Me encanta como escribe Sr. Vidal…
Muchas gracias, Janik. Seguiremos practicando.