It’s this the real life? It’s this just fantasy? La vida de Freddie Mercury abre la oportunidad para explorar al genio: un hombre abrumado por su talento, su identidad cultural y su sexualidad. Y en el lado B, está Queen, la banda que revolucionó el rock durante la década de los setentas y ochentas en el siglo pasado.
No es la primera – ni será la última – ocasión que llega al cine una revisión del legado musical de una estrella y su grupo.
The doors (Oliver Stone, 1991) surge como antecedente obligado. La producción de ese filme proporcionó la fórmula ideal: el argumento debe ocuparse del ídolo, además ha de respetar la creatividad artística que le encumbró. En cuanto a los aspectos oscuros: atisbos leves y ligeros son suficientes.
Así es Rapsodia Bohemia (Bryan Singer/Dexter Fletcher, 2018). Un biopic que sin duda dejará satisfechos a los fans, que se cuentan por millones, pero que al decantarse por la gloria de la banda, deja a Freddie Mercury tal y como se le conoció.
Nada nuevo se aporta para desentrañar el misterio que envolvió a este grandioso personaje.
El proyecto original de esta película parece tomar como piedra de toque la inmortal canción que le da título. Al principio es Freddie Mercury (Rami Malek): I’m just a poor boy, I need no sympathy. Seremos testigos de su encuentro fortuito con Brian May (Gwylem Lee) y Roger Taylor (Ben Hardy), así como del amor que siente por Mary Austin (Lucy Boynton).
Love of my life, ya lo sabemos.
Asistiremos a la carrera de admiración y popularidad que los primeros trabajos de Queen provocaron: Scharamouch, scharamouch, we will do the fandango.
Además, aunque el personaje no es real, veremos el momento en el que Ray Foster (Mike Myers, apenas reconocible ) rechaza Bohemian Rhapsody: “Mark this words. No one will play Queen”. Thunderbolt and lighting very, very frightening me!
Es un guiño perfecto de buen humor. En la comedia El mundo según Wayne (Penelope Spheeris, 1992), Wayne (Mike Myers) y su amigo Garth (Dana Carvey), junto al resto de sus compas, rockean en el auto al ritmo insigne de, precisamente, Bohemian Rhapsody.
Sin embargo, a partir de ese momento, Rapsodia Bohemia se quiebra pues aparecen parches evidentes que el despido del director original, Bryan Singer, dejó. Dexter Fletcher entra al quite. De seguro por el aura que esparce Elton, su próxima película sobre – claro está – Sir Elton John.
No debemos olvidar que Brian May y Roger Taylor aparecen como productores de esta cinta. Ambos están decididos a cuidar la herencia y el patrimonio musical de Queen ante el mundo. Fletcher cumple, les da gusto: Sper him his life from this monstrosity!
Rapsodia Bohemia nos queda a deber. Los procesos de creación musical apenas son insinuados. El aria Un bel di de la Madame Butterfly surge como tímida referencia; la pasión de Mercury por el piano, al igual que su cultura universal, no se comentan y, si acaso, la transformación de Queen hacia la exploración del pop, solo sirven como contexto para exhibir los excesos de Mercury.
En especial Another one bites the dust. Cruising (William Friedkin, 1980) es homenajeada tal vez de manera involuntaria.
Rapsodia Bohemia no es una mala película. Es verdad. Es condescendiente. En ambos sentidos. Trata de dar gusto a los demás. Pero también es posible percibir esa amabilidad forzada que nace de un sentimiento de superioridad.
Es Queen, así es el abarrote, ¡que se le va a hacer!
Los defectos de Rapsodia Bohemia pueden ser perdonados. Tenemos la actuación de Rami Malek. El chamaco se convierte en Freddie Mercury ante nuestros ojos. Es extraordinario. ¿Nominación al Oscar?
Y, por otra parte, Rapsodia Bohemia nos convoca a la genuflexión que motivan los gigantescos 20 minutos de Queen en el concierto Live Aid de 1985 en el estadio Wembley de Londres, el mejor concierto de rock de todos los tiempos. Una enorme vinculación al perfomance de Queen.
Es una epifanía. Una experiencia religiosa.
Asómate a mi nostalgia y cuéntame lo que ves, escribió Xavier Velasco. Vida y milagros de Freddie Mercury relatados en puntual evangelio. Imposible no emocionarse ante cada canción que aparece en pantalla. Una playlist para los fans. Aunque Mercury, su estatua, queda igual.
Any way the wind blows.
10 y + razones para ver la película Rapsodia Bohemía:
Los niños y jóvenes sonorenses de hoy acuden a gimnasios de basquetbol abarrotados a torneos internacionales, nacionales, regionales, municipales, escolares, de todas las categorías varoniles y femeniles. Generalmente en los juegos más importantes donde la emoción se desborda, las bocinas dejan oír a todo volumen los acordes de We will rock you y cuando todo se decide, la gloria de por medio, nunca puede faltar la canción de We are the champions. Está en el adn de su historia y experiencia musical desde los doce años, a veces desde antes. En algunas graduaciones escolares de primaria, secundario o prepa, se escucha ese himno como despedida… No está mal que los chicos conozcan el origen, la procedencia de esas poderosas canciones que les han enchinado la piel.
La mayoría conocemos cuatro o cinco canciones de Queen. La película te da la oportunidad para conocer un poco más. Como Love of my life… que, por otra parte. no es obligación que todos la conozcamos antes de ver esta película. Y nadie tiene derecho de llamarnos ignorantes porque la cosa sea así. Es una canción importante en la vida de este ídolo, en la historia de la banda y parte central de esta película por todo lo que implica para él.
La película deja con ganas de revisitar a Queen.
El personaje en su caracterización y en su presencia escénica, a pesar de que despliega un enorme talento y un meritorio esfuerzo, se queda corto. Al final, en los cdréditos, aparece el verdadero Freddy Mercury haciendo ver al actor como una caricatura de Freddy Mercury. Esto es, desde que aparece, y a lo largo de toda la película, el actor hace pensar que Freddy Mercury estuvo enfermo toda su vida… luego ves un concierto en vivo (grabado) de Freddy y lo ves cantando a toda garganta durante 100 minutos y entonces comprendes por qué vale la pena que se haya realizado esta película Rapsodia Bohemia.
Los chicos rockeros noventeros que ahora tienen treinta y cinco y hasta cuarenta y cinco años, rinden culto a Guns and Roses, a Metallica, a Nirvana… a Freddy Mercury lo conocieron muerto y tal vez a través de El Mundo Según Wayne… después de explorar los orígenes clásicos del verdadero rock, a los años descubrieron que antes de Alice in Chains hubo unos que se llamaron Black Sabath, que antes de Pearl Jam existió Led Zeppellin y que antes de Guns and Roses o Deff Leppard hubo unos vatos que tocaron todo apodados Pink Floyd… y lo mismo con los Rollin Stones y con Queen… esta película es educativa para los amantes de la música de los 80’s, a quienes pertenece Queen, pero es un regalo para los noventeros y los de más acá. Porque se trata de una figura notable, diferente y un genio musical: El mejor lead singer de la historia del rock, junto a Robert Plant.
La película presenta flagelos sociales aun no extintos. Freddy Mercury, originalmente hindú pero ciudadano británico por cuestiones colonialistas, era un inmigrante. Tuvo su dosis de discriminación. La película lo muestra. El tema está en boga especialmente hoy, día de las elecciones intermedias de los Estados Unidos y parece que el mundo es el que vota.
Freddy Mercury tenía algo en común con Abigael Bohórquez, como figura artística fue cuestionado por la sociedad, por los medios de comunicación y por el medio artístico también. Su vida personal fue llevada al terreno del perjuicio profesional. Tuvo un fin parecido: murió joven pero rico. Abigael murió relativamente joven pero pobre. Igualmente fueron estigmatizados en su momento. Es sobresaliente en la pelícuia la frase sobre los norteamericanos de MTV que vetan un video de Queen donde todos salen vestidos de mujeres. Los americanos son puritanos en público y pervertidos en secreto.
La película hace reír, es conmovedora, hace llorar, hace cantar, hace rockear: llámese nostalgia, llámese lo que sea. El cine comercial no logra esto fácilmente, genuinamente. Las carteleras todo el año están llenas de churros insoportables formulados que ni se acercan a este esfuerzo artístico. Y todavía se reseñan con el subtítulo: No es tan mala. ¿Qué es eso? Por favor?
Todos los que no conocemos la biografía de Freddy Mercury podemos ver la película hasta el final con esa expectativa de que en qué va a acabar. Aunque en términos generales lo sepamos, lo queremos saborear, por morbo, por admiración, por curiosidad, por empatía, por cultura general.
Siempre, siempre, siempre se tienen ganas de escuchar Rapsodia Bohemia: Imagínate lo que se siente saber cómo se originó. No manches. Está bien chingón. Y el choque con la disquera y con el productor. Y conocer a ese caramelo de mujer que fue Mary… La pieza de Rapsodia Bohemia en Wembley es apoteósica, imperdible. Los Oscar valen madre, no importan. Ya se verá si llega este actor que hizo a Freddy, ya se verá, es lo de menos. La película es un viaje, de los buenos.Ya lo dijiste tú.
No hay que ser un purista para portarse selectivo en este caso. Para eso es el cine, para vivirlo como experiencia de entretenimiento, de arte y de cultura: Esta película tiene las tres cosas por montones. Buscarle lo malo a una película me parece en este caso, soberbio y snobista, pero para eso es la crítica. No creo que nadie quiera a la estatua de Freddy Mercury en otra parte, de otra forma, reivindicado de no sé qué manera… Él no pidió eso. Es como los que homenajean a Abigael Bohórquez diciendo que era un gran ser humano o una persona extraordinaria. Eso es mentira. Era un gran poeta, dramaturgo y ensayista… Luego tenía su vida personal que era muy suya. Caminaba junto a sus amigos por las calles de Hermosillo gritando «Arriba el culo»… Algo muy a lo Queen y a quién le importa.
La mistificación o desmitificación de Queen queda pendiente o queda igual, como tú dices, pero los amantes de la buena música de los 70s y 80s se pierden de algo muy bueno al abstenerse de disfrutar de este esfuerzo que duró nueve años en el making. Por algo insistieron en hacerla. Algo tan grande no podía fallar.
Larga vida a Queen.
Suscribo todos tus interesantes comentarios, Arturo. Quizás solo me permitiré explorar uno. El que tiene que ver con la identidad cultural de Freddie Mercury. Más allá de cualquier posible discriminación – que no dudo ni por un momento que existió – está la voluntad de Farrok Bulsara en construirse, en convertirse en un «self made man». Por últiimo, cuando me refiero a «la estatua» de Freddie Mercury hablo de la imagen que del cantante tenemos. Su historia ya la sabemos. Tengo un grupo de amigos, cuyas edades son variables, que se refieren a Mercury como «señor homosexual», lo que significa enaltecer su talento, su genio y su dignidad humana (creo yo). Espero, como tu, que más y más gente vean esta película y que las nuevas generaciones escuchen a Queen. Dios salve a la Reina.