Hermosillo, Sonora.-

Un día como hoy, pero de hace una semana, tuvo lugar la presentación del séptimo impreso de Crónica Sonora y con ello la celebración del primer aniversario en papel. Por los comentarios escuchados en los días ulteriores, diría que fue un éxito, con todo y los asegunes, porque los hubo. Y aunque tardía, considero de interés la crónica del evento, pues no pocas luminarias de la cultura local se dieron cita aquella tarde de cantina y primavera.

Todo inició al cuarto para las cinco, cuando los más puntuales llegaron a la cita que el suscrito convocó: “Club Obregón, 14 de abril 17 horas, Caguamas para todos”, rezaba el flyer.

Martín Barceló fue el primer en llegar y preguntar por el evento. Cuál evento, le contestó el flaco, también conocido como Don Ramón. Pa’ pronto me marcó Martín: que no saben nada de tu presentación. No les hagas caso, tú apoltrónate. Luego el Mundo Kossio: que no hay nada aquí. Oh, qué la… ya mero llego, hombre, no estén fregando (es broma, no dije ni pensé eso).

Cuando por fin arribé a Plaza Hidalgo vi al Panda Haro dialogar con otro potencial asistente, del cual no recuerdo la identidad. Apenas bajé topé a Ernesto García Núñez: ya nos vamos, te traje a Moncada, pero ya nos vamos, es bien tarde. No sé como pero los convencí de quedarse. Minutos después, el colega Felipe Larios tuvo el olfato de sacarles un retrato a ellos y a tres personajes más, todos a punto de ingresar al Club:

SE BUSCAN, dice Larios que dijo Moncada para el pie de esta foto.

De izquierda a derecha: Rodolfo Rascón, Martín Barceló, Carlos Moncada, Carlos Lucero y Ernesto García.

Cuando ingresé a la cantina puros reclamos —hasta eso que bien ganados—, y yo de que: me quedé dormido, voy llegando del Yaqui, tengan piedad, ai’ les traigo una caguama, que sean dos, váyanse acomodando. De buenas que el Haro se aplicó y arregló lo que sería el panel. Para esto, los presentadores estaban listos, cual pedrada de indio zurdo.

Acomodamos las sillas —todo en el área gay friendly del lugar— y abrimos fuego. Di la bienvenida, presumí la presencia de dos suscriptoras, la bella Francely Raffta y mi amá, y comenzó Antonio Barragán discurriendo sobre el tema de su artículo en la revista a presentar: juventud, crimen y arte en el otrora bello puerto de Guaymas, hoy convertida en capital de la violencia junto a la también otrora bella Ciudad Obregón. Después habló Jeff Banister, director del Southwest Center de la Universidad de Arizona y editor del Journal of the Southwest, la revista que aparece en la página dos de Crónica impresa, fiel sponsor de nuestros nobles esfuerzos “porque es una revista que tiene corazón, como don Benji”, aseguró el propio Jeff en un perfecto español.

Allá a lo lejos, en la mesa diez, nos honraban con su presencia los fotógrafos Mundo Kossio (Foto Karlos), Luis Gutiérrez (Norte Photo), Ana Johnson (Ayuntamiento de Hermosillo), Julián Ortega (El Imparcial) y Otilia Caballero (Unison). Pero no nos escuchaban por falta de micrófono, mea culpa, pues el bullicio de los asiduos beodos encubría la voz de los presentadores…“¡excepto tu carcajada!”, señalaría furioso el CEO de Norte Photo durante el desayuno.

Problemas casi hubo también con el arquitecto Uribe, debido a que el serequi (así llamaban al bacanora los ópatas) no alcanzaba para todos —nomás para mi pariente Rodolfo Rascón Valencia y para mí—, pero supimos conformarlo con caguamones blancos bien helados. Eso sí, el propio arqui se anotó el primer préstamo de la Biblioteca Crónica Sonora de la tarde, llevándose Lecciones de sexología, de Carlos Moncada. Gracias.

El suscrito mostrando el libro de Moncada ante la mirada conforme de Uribe, García y compañía

Otro conato de bronca lo hubo entre el cacahuatero y el team de Crónica, pues un quedabien le regaló el mítico número uno de la revista al cacahuatero oficial del Club, ¡cuando sólo lo llevábamos para exhibición! Se lo pedimos amablemente y se negó; “se lo catafixiamos por el numero siete” y tampoco, arguyendo su idolatría por los Beatles, que aparecen en esa legendaria portada. Entré en razón y le dije: es suyo, no problema. Nada de eso, aqui están mis veinte pesos y veinte más por el número siete. Todos contentos, le pedí posar para la foto.

Volviendo al hilo de los acontecimientos, después de las intervenciones del panel vinieron las del público, que se fueron recio sobre el joven doctor Barragán y su tesis de las juventudes creativas que resisten al crimen en Guaymas. La sangre vende, dirán los envidiosos. En ese tenor, se llegó a escuchar un ardiente reclamo del luchador social Haro Moreno: “La mariguana que fuman ustedes está regada con sangre; la que fumo yo está limpia porque tengo permiso para fumar”. Lo malo que no fuma, opinó una desconfiada. Por lo demás, consideró que salió bien librado el articulista, quizá no enfrentado así desde la defensa de su tesis doctoral en el CIAD, o de la de maestría en el COLSON, de la cual habrá novedades próximamente en este website dado el tema que abordó: sicariatos juveniles en Sonora.

No les cuento más porque qué chiste, a la otra vayan. Pero de que la pasamos suave la pasamos. Y de que cumplimos un año en papel, ¡lo cumplimos! Salud.

Por Benjamín Alonso Rascón

Fotografías de Santa López, Nayeli Acosta, Juan Pedro Calles, Felipe Larios y Benjamín Alonso

Video de Otilia Caballero

Flyer de Crónica Sonora

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Sobre el autor

Premio Nacional de Periodismo 2007. Director de Crónica Sonora. Escríbele a cronicasonora@gmail.com

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