Ciudad Obregón, Sonora.-
Creo que muy pocos, incluyéndolo a él, pensaban que el doctor y maestro Sergio Pablo Mariscal Alvarado llegaría a ser alcalde de Cajeme, menos yendo como candidato por tres partidos a los que nunca había pertenecido… Sin embargo, llegó a Palacio Municipal.
Mariscal Alvarado es un hombre muy preparado profesionalmente y con experiencia en varios puestos públicos y privados, lo que no le sirvió de mucho porque saldrá con las cinco paramunicipales tronadas, incluyendo al OOMAPASC (organismo operador del agua en el municipio de Cajeme), que lo dejará al borde de la quiebra, además de las comisarías y delegaciones, las calles hechas pedazos, la violencia a su máxima expresión y la ciudad sucia y “greñuda” y el ánimo de los cajemenses por los suelos.
Creo que a Sergio Pablo no le ayudó en nada cómo recibió el municipio, todos los sabemos, ya Cajeme tiene años mal gobernado por aprendices de políticos con graduación en triquiñuelas, al grado que parecen odiarnos a todos con todo y municipio, excepto a sus compadres y socios. Pero creo que a él su soberbia le complicó las cosas, su cerrazón para escuchar críticas y opiniones diferentes a las suyas le mermaron su desempeño, pues olvidó, como los otros, que ahí se va a hacer política de altura y no un virreinato trasnochado. Tampoco le ayudó en nada el nepotismo impuesto por las cúpulas de un partido, Morena, principalmente, al que no pertenecía, más los amigotes que no le sirvieron de mucho más que para convertir su administración en un campo minado de celos, pugnas y jaloneos internos entre su misma gente.
El alcalde es de las personas que creen que se puede gobernar bien con buenas intenciones y siendo miembro de una iglesia, pero no es así, y él puso la muestra. Poco a poco se fue quedando solo y, el que tuviera de “aliado” al presidente de la República por ser de “su mismo” partido no nos sirvió de nada a los cajemenses, y ni a él, pues fueron ellos mismos los que no le permitieron llevar a cabo su idea de reelegirse o heredarle el puesto a su esposa y, también, supongo fueron ellos los que le impusieron al Secretario de Seguridad Pública, área en la que principalmente le salieron mal las cosas a pesar de ser su función meramente preventiva. Otra gran falla a mi ver estuvo en la dirección de Comunicación Social, Desarrollo Social y la Dirección del Deporte Municipal que pasaron de noche y no le ayudaron en hacer saber sus posibles logros, a atraer recursos económicos, a posicionarnos en el país y el extranjero, en orientar objetivamente el discurso político, en buscar áreas de oportunidad para generar ingresos y fomentar la economía, como microcréditos, el cobro de impuestos prediales para invertir en obra, las relaciones inter gubernamentales, el fomento al deporte y a una vida libre de adicciones, la responsabilidad civil, la participación ciudadana, la ética cívica, entre otras posibilidades que son de mucha ayuda para el logro de un gobierno más eficiente y una comunidad más comprometida y empática. De sus regidores ni qué decir, pues pasaron con más pena que gloria. En cambio, la dirección de Cultura, creo que hizo un trabajo extraordinario a pesar de no contar con los recursos suficientes, y, en este caso, el tener a un profesional del área ajeno a grupos y grillas políticas.
Sergio Pablo sabe mejor que nadie que, a pesar de que Morena “ratificó” no es necesariamente por su desempeño, aunque eso no lo privará de contar con otra oportunidad de servir en la administración pública en el gabinete de Alfonso Durazo, de quien los sonorenses estaremos muy atentos.
Que le vaya bien, alcalde.
Por Jesús Huerta Suárez