La mayoría de las reseñas cinematográficas del cine de superhéroes hacen hincapié en la producción, el guión, los actores, directores, recaudación, recibimiento de la crítica y sólo algunas se arriesgan a profundizar en temas semióticos, políticos y culturales. Esta reseña que el lector tiene enfrente es del segundo tipo. Ahí radica su principal valor y riesgo. Tomaremos como tema vertebral de la película una manifestación artística: cuando el antagonista, el malo, i.e., Apocalipsis, llega a la cima de su poder construye una pirámide muy parecida a la famosa pirámide de Keops. En la película este edificio no juega un rol mortuorio como lo hacían las pirámides egipcias, sino que sirve como la sede del naciente control mundial que está orquestando Apocalipsis junto con sus cuatro jinetes. Cuando gana el bien (esto no califica como un spoiler) también hay una escena en la que los vencedores, los X-Men, reconstruyen un edificio desde el que continuarán con sus vidas y proyectos. Aquí haremos algunos contrastes de interés amplio entre los dos estilos arquitectónicos, con la esperanza de obtener algunas interpretaciones que motiven al lector para disfrutar de esta nueva entrega cinematográfica de Marvel.
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Como en todas las historias populares, el nudo dramático debe establecerse mostrando que el protagonista o los protagonistas tienen frente a sí un lío grande y gordo. En esta historia el lío lo arma un mutante histórico, quizá prehistórico, que se llama Apocalipsis. Como dice el trailer, se piensa de Apocalipsis, En Sabah Nur como lo llamaban en el antiguo Egipto, que fue el primer mutante de todos. En Sabah Nur de hecho llama “hijo” o “hija” a todos los mutantes. Especulando con ciencia ficción podría ser de hecho que el gen mutante sea en efecto pasado desde Apocalipsis a todos los que lo tengan, sea como fuera el poder mutante que tengan. Apocalipsis tiene como estilo de dominación allegarse de cuatro mutantes dilectos para él. Les incrementa sus poderes, los hace sentir comprendidos en especial, les imbuye la idea de que son mejores que la mayoría y que se merecen estar en la cima de la sociedad. A cambio, En Sabah Nur les pide genuflexión y subordinación a él. Parece un trato aceptable. Una vez en la cumbre del nudo dramático, este señor construye la sede desde donde tomará el poder y enfrentará a los enemigos que puedan oponerle alguna resistencia. No queda claro si es su casa (obviamente no la aprobaría el Infonavit, y para estos bretes ni la Semarnat, chance y sólo la aprobaría el INAH, es una pirámide enorme algunas veces más grande que la pirámide de Keops), o su “oficina”, por decirlo de algún modo. Lo que sí queda claro es que es su primera construcción y es la que le servirá para el propósito de conquistar el mundo. Se puede juzgar con la imagen de abajo:
Peleas, peleas, golpes, poderes, gritos, secuestros, explosiones, muerte, risas, lágrimas. Los X-Men le parten el trasero a Apocalipsis. Esto tampoco califica como spoiler; todo mundo sabe que el bien triunfa al final, excepto en Breaking Bad (este sí es spoiler, pero no tienen justificación para ofenderse, y ni siquiera es un spoiler muy informativo). No diremos ni quiénes ni cómo le ganan a Apocalipsis pero esas escenas solitas valen los 60 pesotes de la entrada. Más todavía si les cobran 30.
Una vez sin la amenaza de Apocalispsis, los mutantes que serán la segunda generación de X-Men (la que muchos vimos en caricatura), tienen que reconstruir La Escuela de Jóvenes Talentos (en adelante, así la nombraremos). Reconstruyen este edificio usando, como Apocalipsis hizo para hacer su pirámide, sus propios poderes mutantes. ¿Qué estilos arquitectónicos usaron y por qué? ¿Se puede leer, proponer o descubrir alguna alegoría? Nosotros creemos haber encontrado una que al menos motive a los lectores a ver la película de un modo interesante, que al menos motive a los arquitectos a pensar que su profesión no es el femenino de la ingeniería civil, o algo así. Esperamos que al menos esta relación que creemos haber encontrado haga que los que no estaban decididos a ir a verla, se den la oportunidad. Ya de perdida nos gustaría subir el número de ingenieros civiles y arquitectos que la vayan a ver.
Un contraste entre la pirámide de Apocalipsis y la casa Englefield, que es la propiedad en la que se filmaron las escenas que tienen que ver con la escuela de superdotados de Xavier esto es, La Escuela de Jóvenes Talentos, es que la pirámide como asiento del nuevo orden mundial que buscaba imponer Apocalipsis, es directamente jerárquica en comparación con Englefield.
En una pirámide los poderosos están en los niveles superiores, y también mientras más arriba, menos personas caben. Apocalipsis y sus cuatro jinetes son básicamente todo lo que cabe en el nivel superior de su pirámide. En cambio, en La Escuela de Jóvenes Talentos (Englefield, en nuestro mundo), no hay una jerarquía visible. De hecho la sala más importante de la escuela, Cerebro, es completamente invisible desde la superficie. Está bajo tierra en algo así como un sótano. Las habitaciones de Englefield tienen todas vista hermosa hacia el exterior, y aunque hubiera alguna privilegiada, en realidad esa habitación compartiría la vista con al menos otras habitaciones. De hecho, de acuerdo a La Enciclopedia de Marvel (en línea), sabemos que en la escuela el nivel 1, es de áreas comunes como salones, pasillos y así;, el nivel dos es donde están los dormitorios tanto de estudiantes como de los profesores, intercalados (sin una jerarquía obvia); y en los niveles superiores hay almacenes y cosas del estilo.
Otro contraste entre los dos edificios, epítome de los poderes en pugna del universo de los X-Men, es que los planes del arquitecto de la pirámide de Apocalipsis, eran establecer un poder central en el mundo que controlaría verticalmente desde él hasta la base, donde estarían los seres humanos que sobrevivan a las durezas de la guerra. En cierto momento Apocalipsis le ordena a Magneto: «Mueve la tierra, y reinaremos sobre los humanos que sobrevivan.»
En cambio, el último diseñador del que tenemos noticia de la propiedad de Englefield, Sir Richard Benyon de Beauvoir, era no sólo un poderoso sheriff y miembro de la Cámara de los Comunes, rico en Berkshire, Reino Unido, sino que usaba su poder económico y político para la filantropía. Cabe notar que el arquitecto de la última gran remodelación de la casa Englefield fue Thomas Hopper, arquitecto abierto a todos los estilos de la arquitectura que sin duda se alineó a los deseos de su cliente, un filántropo poderoso. Un ser humano poderoso, rico e influyente como Benyon, es quizá lo más cercano que tenemos en la vida real a un mutante respetuoso de los individuos más que del poder.¿Qué es la filantropía si no una actitud de solidaridad y respeto hacia los que siendo diferentes son además más débiles? No podemos ver una psicología tan diametralmente opuesta a la de Apocalipsis, si no es la de Richard Benyon. Se parecen mucho más Xavier y Richard Benyon, que Apocalipsis y Richard Benyon. Se parecen más Maduro y Apocalipsis, cuando Maduro dijo que él puede construir 500 mil viviendas para los muy aporreados venezolanos, pero duda en hacerlo, porque cuando les pidió su apoyo (para darle el voto, y mantener en el poder a su facción política), ellos se lo negaron. En esta ocasión el pueblo venezolano no se genuflexionó como lo esperaba su En Sabah Nur tropical.
El uso que en esta película se hace de ambas edificaciones, es también contrastante. Aunque Englefield fue hecha como una hacienda, en cierto sentido, una propiedad restringida a una familia pudiente, en el universo de X-Men la escuela está abierta para un grupo social fuertemente perseguido, incomprendido, pero profundamente talentoso. En esto encontramos otro paralelismo más entre Xavier y Richard Benyon. En cambio, la pirámide de Apocalipsis no sólo está fuera de moda, sino que es una construcción prohibida para los que él considera inferiores. Tiene un sólo uso, y es para conservar su propio poder y existencia.
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Quizá esto que escribimos aquí era claro para los autores del cómic, de la historia o para los productores de la película. No lo sabemos. Pero esto justo es lo que le da más valor. A los que escribieron la historia, el cómic y la adaptación cinematográfica, seguro que les pareció internamente coherente y abono notable al efecto dramático. Lo es, ayuda al dramatismo. Pero en un momento social y político como el que vivimos hoy en día, donde los agoreros profesionales no dejan de invocar poderes ocultos, ancestrales y leviatanezcos para perfeccionarnos a fuerza y para ubicarnos en jerarquías sociales escogidas por el el más fuerte y su ley, el mensaje final de la película es claro. Uno contra uno, En Sabah Nur es invencible, pero entre todos el supermutante puede ser puesto de rodillas.
Pero la amenaza de que el poder de pelea, la capacidad de destrucción impune, el anillo de Giges, debe prevalecer sobre el débil o el incapaz sigue después de someter a En Sabah Nur. Los mutantes son parias sociales, pero lo son por sus excelencias genéticas, no por sus deficiencias. Así que esta historia de la fantasía contemporánea con increíbles efectos especiales es un recordatorio especial de que desde el antiguo mundo, Oriental en comparación con Europa, antiguo en comparación con el Occidente de las televisiones, el post-punk, y el punchis punchis, los malls, el Whatsapp y el Facebook, resurge la tentación: el que tiene el poder absoluto es un dios y como dios, no se equivoca, y merece nuestra postración, y merece no tener amenaza alguna. “Olviden todo lo que creen que saben… ya no son estudiantes” alerta a los nuevos X-Men Mystique, una mutante especialista en mutar su apariencia y en el engaño, quizá justo por eso la lección que nos da es especialmente verdadera y permanente.
La película termina con un tiempo de prepararse para los retos que siguen a los X-Men: controlar a aquellos que con algunos agravios y poder (mutante), no resistan la tentación de usar ese poder contra el que es más débil (aliándose con el más fuerte y más inescrupuloso, sea Magneto enojado, sea el ejército de los Estados Unidos, sea Apocalipsis, sea la furtividad, la secresía del voto, las masas, o la losa favorita de quien justifica la violencia) para ubicarse en la cima de la pirámide, sea simbólica o real. Frente a esa pirámide, oponer los jardines y ventanales generosos, espacios razonables, abiertos y compartibles de la mansión isabelina de Englefield.
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NOTA DE CONTEXTO: Este texto se escribió colectivamente, en una clase de habilidades de lectura, estudio e investigación, con varios objetivos en mente: primero, mostrar que el pensamiento y la escritura no tienen por qué ser siempre severas y aburridas; también que la escritura se enriquece mucho cuando leemos, y cuando nos informamos. Otro objetivo es que para escribir un texto a tiempo, debemos usar varios estilos de lectura e investigación: lectura de exploración, lectura somera, lectura crítica y otros estilos. Asimismo, teníamos el objetivo de divertirnos mientras se inmiscuían todos en un tema relajado y superficial (al menos en apariencia) como es la película hollywoodense más taquillera de la primavera-verano de 2016. Este texto se escribió con algunas horas de investigación, discusión colectiva y aportes de 23 estudiantes y su acicate académico. Es una reseña, en cierto sentido, a 24 manos. No sobra mencionar que no todos están de acuerdo con todo lo que se dice aquí, ni todos vieron la película exactamente como lo que se narra aquí, ni todos piensan que esta sea una idea interesante, pero todos enriquecieron de muchas formas, desde señalar alguna coma mal puesta o una letra que sobra, hasta encontrar referencias e ideas esenciales, sugerir nuevas relaciones y párrafos completos. Juzgue el lector con benevolencia: Si ya vio la película, ¿notó la alegoría que resaltamos aquí? No la notó, pero ¿le parece que existe? No notó la alegoría pero ¿tiene un desacuerdo sutil con ella que quiera compartir? Si no ha visto la película ¿le dan ganas de usar una tarde de fin de semana para sobarse el alma con algo de cine de superhéroes? Si contestó que sí a alguna de estas preguntas, nosotros nos damos por bien servidos.
Firmamos las 24 manos, al menos parte del borrador, y a detalle, firmamos 20 manos.
Como acicate académico: Víctor Peralta
Por número de lista se tomó el parecer de los estudiantes. El día que se tomó esta información faltaron cuatro, así que todos, aquí, son 19 estudiantes nada más.
Estuvieron de acuerdo con la gramática y ortografía del texto:
Todos
Les interesó la alegoría aunque pudo no parecerles la gran cosa:
1, 3, 5, 6, 7, 8, 10, 11, 12, 14, 15, 20, 21, y Víctor Peralta.
Comparten la idea de que existen los contrastes arquitectónico-políticos:
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 14, 15, 16, 17, 20, 22, 24 y Víctor Peralta.
Le gustó la irreverencia:
1, 3, 4, 6, 7, 8, 9, 12, 14 (¡!), 15, 16, 17, 24 y Víctor Peralta.
Vieron que lo que se dice se fundó en textos y fuentes donde fue posible (al menos la mayoría de las cosas):
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 14, 15, 16, 17, 20, 21, 22, 24 y Víctor Peralta
No diremos los nombres, porque sería una lista enorme, y porque en cierto sentido, este es un experimento.
Por Víctor Peralta y compañía