Hermosillo, Sonora.-

Me viene al recuerdo aquel capítulo de Los Simpson, donde Lisa (sin proponérselo), da ideas al Señor Burns que éste transforma en planes despiadados a fin de recuperar su riqueza. “Usted es malo aún cuando quiere hacer el bien”, le reprocha la marginal y fabulosa niña. 

Pues bien, algo parecido (pero aún más perverso) ha resultado la película “Sound of freedom” (“Sonido de libertad”), filme de reciente factoría y que han cacareado hasta el hartazgo ciertas  personas que se jactan de su cuestionable “moralidad.”

Quiero hacer una pausa y ponerme el folclórico huarashi antes de espinarme: EL TEMA CENTRAL DEL FILME ES EN SUMA IMPORTANTE. El tráfico y prostitución infantil DEBEN SER ERRADICADOS Y PENALIZADOS DE MANERA DRÁSTICA. Si por mí fuera, enviaría a quienes violentan sexualmente a la niñez a un lugar peor que Siberia. Luego entonces ¿porqué me ha indignado esta película? Dejadme describir a grandes rasgos este tendencioso simulacro de “bondad.” Ahí les voy:

Como es de esperar, el protagonista-héroe es un tipo de linda pielecita blanca, pelo cortito y con una apariencia inmaculada, el cual (a pesar de ser policía), es capaz de soltar la lagrimita cuando le conmueve lo mal que anda el mundo (una mezcla de John Wayne y Libertad Lamarque). El tipo logra arrestar a un pedófilo…cuyos rasgos en nada se asemejan al prototipo gringo: Con un peinado estilo Peso Plomo y un apellido para nada similar a “Jones”, “Smith” o “Harris” (¿Arshavsky? ¿Washoshi? ¿Shimishurry? Bueno, algo así).  John Wayne-Libertad Lamarque inicia una búsqueda obsesiva en torno a una niña (latina, of course) que ha sido raptada por una mujer guapa, elegante…y morena (también latina, también of course), a fin de ofrecerla al mercado sexual.  La esposa del héroe-mártir (de laaaaargos y ruuuuuubios cabellos)  se siente en suma conmovida: “Ya la siento como mi hija”, dice. ¿Otra hija? ¡Si ya tiene hartas criaturas! Le conté como siete u ocho. ¿Cómo le habrá hecho para conservar el cuerpazo de Cher? ¿Habrá parido los hijos con dolor (como lo ordena el Ambigüo Testamento), o se los habrá traído Santoclós, como a cierto expresidente mexicano adicto al Prozac?

Tocando o pateando puertas, John Wayne-Libertad Lamarque llega a Colombia, y como por arte de magia el paisaje pierde su color y se torna ocre (¡Ah cómo les gusta a los gringos usar ese artilugio en sus películas cuando salen de la “Land of freedom” y se internan hacia el sur de la frontera!). Acto seguido, otro detalle absurdo: La selección musical. ¿Quién pudo haber elegido “Urge”, el bolero de Martín Urieta, en la voz de Lila Downs? Pero eso no es lo peor: También se escucha “La maza”, de Silvio Rodríguez ¡En versión de Mercedes Sosa! ¿Còmo se escucharía el Himno de La Internacional en un filme como “La virgen que forjó una patria”? ¡Trágame, Tierra!

Valeroso como todo buen gringo (blanco), el héroe-mártir llega hasta los aposentos de la guerrilla, donde los rebeldes parecen recién salidos de un baño…de manteca (y tan limpiecitos que se veían Tirofijo y Mono Jojoy en aquellas fotos. Pero bueno, la cinta es gringa, don´t forget).

Después de novelescas y tarzanescas tropelías, el héroe-mártir logra rescatar a la chiquilla…la cual tiempo después de su regresar a casa, despierta y va directo a tocar un bongó. ¿Porqué no una guitarra o una flauta? ¡Pues porque el tambor lo trae en su carga genética (es latina y morena ¿O ya lo habían olvidado?)! 

Llama la atención que sólo un blanco es del bando de malosos…pero es gordo y viejo, nada que ver con los lindos blanquitos, parecidos a esas ridículas esculturas que hay afuera del Mercado Municipal (a las cuales llamo “La familia cosmopólitan”).

                                                          

Foto de Cecilia Saijas / El Sol de Hermosillo

Cuando empiezan los créditos, hay un pequeño anuncio en la pantalla que advierte un “aviso importante” (sic): El protagonista del filme pide a la gente que recomiende la película, que compre boletos para otras personas, etcétera. Pues…si una película es realmente buena ¿porqué requiere de semejante promoción obsesiva? Esta pregunta es lo de menos. Yo me quedo con las siguientes cuestiones:

Si a quienes hicieron esta película (predecible y complaciente) realmente les interesa poner un alto al tráfico sexual de infantes ¿porqué no van sobre esos atentados contra la niñez como “Little Miss America”, certamen donde niñas de seis a nueve años son maquilladas y vestidas como para ir a un congal? 

¿Porqué no se habló del abuso sexual infantil en los Estados Unidos? ¡Oh, claro! Los  gringo kids estar bien cuidados en el país más libre del mundo. Así que eso no se discute…hasta que aparecieron películas como “Spotlight”, basada en documentos publicados por un diario de Boston hace años. Recomendable y urgente ver “Mea culpa. Silencio en la casa de Dios”, documental producido por HBO donde hombres sordomudos ofrecen su testimonio sobre el abuso sexual del que fueron objeto siendo niños…y de lo cual el Estado Vaticano ha sabido desde hace décadas.

Una frase que se repite en la película me llama la atención: “Los niños del Señor no se tocan.” ¿Alguien se lo habrá hecho saber a Marcial Maciel y a los CENTENARES de CURAS PEDÓFILOS en el mundo entero?

Después de semejantes “olvidos” ¿Porqué les urge que la gente vea este churro? Pues porque el productor es ni más ni menos un fulanito que, después de una vida de desenfreno, ahora se dedica a “rezar el rosario” (sic), además de contar con la bendición de Trump…y el cual anhela llegar a ser el mandamás de México, tratando de convencer a una incauta ciudadanía de que el País se salvará poniéndonos al servicio del señor (¿Dios o Trump?). “París bien vale una misa”, piensa la comadreja vestida de pastor. Y a Donald le urge un PELELE. ¡Tal para cual!

No le pido que no la vean (yo no soy nadie para prohibir, eso se lo dejo a Po-Drida y los Popis-Dei). Nomás le sugiero que no se deje engañar: El filme es totalmente racista, y quieren hacernos creer que a “los prietitos” no los habrá de salvar nada ni nadie que no tenga piel blanquita. Si algo hacía falta para acentuar nuestro clasismo, helo aquí.

Total: Creo que Chespirito pudo haber hecho algo menos peor.

Por Ramón Valdez-León

(Mentadas de madre, favor de dirigirlas a opinoesto@hotmail.com. Nota del autor)

Jim Caviezel protagoniza Sonido de Libertad

Sobre el autor

Hermosillo, 1967. Es sociólogo por la Universidad de Sonora y fue productor por más de 33 años en Radio Sonora. Mete su cuchara en Política y Rocanrol y antes en Libera Radio. Nació mirando al Cerro de la Campana y tal vez muera mirando al Cerro de la Campana.

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