El estreno de Hermes Ceniceros como fotógrafo es aquí (dónde más :P) en Crónica Sonora

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Hace un par de años, en el andar de una de las marchas del 5 de junio, Alejandro Cabral me comentó que en esta manifestación se estaba formando una generación nueva de ciudadanos sin miedo a salir a las calles. Desde esa ocasión comencé a observar el papel que jugaban los niños y niñas con el paso de las marchas y los años.

De entrada, la niñez encabeza la marcha para mostrar el valor primordial que tienen en la lucha por la justicia, así como por la exigencia de que una tragedia como el incendio de la guardería ABC no vuelve a suceder jamás.

Con el tiempo, en Hermosillo hemos visto crecer a los niños que han hecho de la marcha del 5 de junio algo personal. Eso se nota en cómo se preparan anualmente para manifestarse, unos aprendiendo a andar en zancos para caminar como héroes en busca de justicia y otros tocando en la banda de guerra como soldados de paz. En ese sentido, los hermosillenses también hemos hecho de la marcha del 5 de junio un espacio didáctico y pedagógico para enseñar a las futuras generaciones a ser resilientes, así como también a luchar hasta que la dignidad se haga costumbre.

Estas fotos retratan esa infancia que ha aprendido a ser solidaria y resiliente, pero sobre todo a exigir justicia a una insensible hegemonía del poder.

Por Hermes D. Ceniceros

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Sobre el autor

Doctor en Didáctica de la lengua y la literatura en contextos plurilingües y multiculturales por la Universidad de Barcelona. Comunicador freelance que colabora, desde su fundación, en el proyecto de construcción de paz Nuestra Aparenta Rendición, así como en Proyecto Puente.

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