El día primero de marzo se realizó la esperada primera reunión (vitual) de trabajo oficial entre los presidentes López Obrador y Joe Biden, en un clima político terso y no ríspido, como algunos esperaban.

Había quienes pronosticaron un fuerte “choque de trenes” entre ambos presidentes, debido a que López Obrador no  felicitó a Biden por su triunfo electoral sino hasta que su triunfo fue legal y definitivo al haberse resuelto todos los juicios que interpuso Donald Trump, alegando su triunfo o la existencia de irregularidades en la votación o el conteo de los votos, y haberse contado la mayoría de los votos del Colegio Electoral en favor Joe Biden. 

La espera le costó al presidente López Obrador una ola de críticas de la oposición, sobre todo de los ex presidentes Fox y Calderón, quienes expresaron su reconocimiento a Biden, aun cuando todavía no había sido legalizado plenamente. Ambos ex presidentes criticaron duramente a López Obrador, como si su opinión tuviera algún peso político importante.

En el fondo, querían arrastrar a su posición a otros sectores, en particular, al empresariado mexicano, intentando asustarlos con el fantasma de que Biden, molesto por la actitud de López Obrador, adoptaría una actitud hostil y contraria a su gobierno, apoyando, en cambio, a la oposición.

La misma actitud de Fox y Calderón asumió la llamada Alianza Federalista, de gobernadores de oposición al presidente López Obrador, que el 11 de noviembre 2020, expresó su reconocimiento a Biden, buscando oportunistamente su apoyo, una actitud sumamente peligrosa y reprobable, pues carece de facultades diplomáticas para hacerlo. 

Sin embargo, la maniobra fracasó como lo muestra claramente el comunicado oficial dado a conocer al finalizar la reunión. De acuerdo a la declaración conjunta:

“El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador y el presidente estadounidense, Joe Biden, llevaron a cabo una reunión bilateral virtual el 1° de marzo a fin de discutir mecanismos de cooperación en materia de migración y avanzar en los esfuerzos conjuntos para promover el desarrollo en el sur de México y el Triángulo Norte de Centroamérica. A partir de su positiva conversación del pasado 22 de enero, los dos presidentes reafirmaron la profunda asociación entre ambos países, basada en el respeto mutuo y en el extraordinario vínculo familiar y de amistad que nos une. Ambos líderes se comprometieron a trabajar juntos para combatir la pandemia de COVID-19, revitalizar la cooperación económica y a explorar áreas de colaboración frente al cambio climático. También destacaron la importancia de combatir la corrupción y de cooperar en materia de seguridad.”

Es de destacarse en comunicado el párrafo que dice:

“Los dos presidentes reafirmaron la profunda asociación entre ambos países, basada en el respeto mutuo y en el extraordinario vínculo familiar y de amistad que nos une”.

Tal afirmación expresa el reconocimiento público de que no hay un “choque de trenes”, si bien diferencias siempre las habrá, pero que habrán de abordarse en un marco de “respeto mutuo”, como se dijo.

 De llevarse a cabo una colaboración sólida y firme en los hechos entre ambos gobiernos, se pueden reducir algunos de los severos problemas que enfrenta la región centroamericana, en particular, los de esos tres países de donde surgen las caravanas de migrantes que cruzan por México y arriba a los Estados Unidos.

El gobierno de Biden anunció un paquete financiero de 4,000 millones de dólares para los países mencionados.

El gobierno norteamericano sabe que debe contar con México para atender el serio problema de la migración centroamericana y que la colaboración entre ambos países es vital para ello.

Por otro lado, el empresariado mexicano seguramente habrá de sacar una conclusión clara sobre el encuentro entre AMLO y Biden, es decir, que no hay enfrentamiento y que vale más ajustarse a las realidades económicas que establece el TEC-MEC, y avocarse a lo que saben hacer, abandonando aventuras políticas de agoreros que solo los llevan al fracaso político, como se demostró cuando les pidieron apoyar a Ricardo Anaya para que fuera presidente de la república.

Por Héctor Apolinar Iribe

Sobre el autor

Nació en Ciudad Obregón, Sonora. Periodista, escritor, exfuncionario público y exactivista. Ha ocupado diversos cargos: Director general de Educación Media Superior y Superior de la Secretaría de Educación y Cultura (Sonora), Coordinador de los campus La Paz y Los Cabos, Baja California, de la Universidad de Tijuana. Excolaborador de Lupa Ciudadana, Letras Libres, VanguardiaInfo.com y Dossier Político.

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