El debut de JN en CS y el regreso de DALP a la misma 🙂
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Ciudad Obregón, Sonora.-
Sí, en mi próxima vida quiero ser el papá para que mi hija me obedezca a la primera sin hacerme caras, ni poner ojos de huevo cocido al pedirle algo. Quiero ser el papá para dejar de ser sonido ambiental y pasar a ser el amplificador que todos oyen, quiero ser el papá y tener el super poder de dormirme con la tele prendida, la puerta abierta, sin pensar en la comida de mañana, sin repasar en mi mente los faltantes de la despensa, sin intentar ajustar los tiempos de las vueltas que tendré que dar al día siguiente, es más, hasta sin lavarme los dientes.
Debería existir un día para cambiar los roles
Debería existir un día para cambiar los roles de los padres, que los hombres piensen y sientan como nosotras y viceversa. Sería increíble que me importara poco no atinarle al cesto de la ropa. ¡Ay!, imagínate, mujer: llegar de trabajar, prender la tele, subir los pies a la mesa de centro de la sala, tomar el control, poner el canal de los deportes y de ahí cambiar y cambiar de canal, viendo todo y mirando nada, bendito talento que no nos tocó.
Sueño con ser el papá, que me pidan algo y decir: “recuérdame mañana” Y que al día siguiente, cuando me pregunten: “¿me trajiste lo que te pedí?”, Contestar: “no, porque no me recordaste…”. Creo que lo disfrutaría muchísimo.
Hombres, esto no es una lucha de poderes ni capacidades, es más bien un grito de “¡Ya bájenle!”. Las mujeres somos hábiles y capaces, pero hay días en los que el agobio y la presión social nos hacen explotar y querer renunciar a nuestro rol. Yo amo y disfruto ser mamá de mi hija, pero no me pidan que siempre tenga ganas de levantarme temprano, hacer comida, ir al súper, a la tintorería, lavar ropa y trastes, ni tampoco de limpiar la casa. Hay días…
De acuerdo a una encuesta realizada entre mis amigas, todas de diferentes edades, estado civil e incluso nacionalidad, la mayoría coincide en que les gustaría ser el papá de sus hijos, pero solo por momentos, momentos en los que la paciencia y las ganas se acaban, momentos en los que les gustaría liberarse de la culpa por creer que no están haciendo un buen papel como madres.
Tal vez suene absurdo mi deseo de ser el papá en mi próxima vida, pero esa idea surge cuando no sé qué hacer o cómo resolver la situación, cuando intento ser paciente pero la dosis diaria se me termina a las diez de la mañana, cuando respiro e intento hablar en vez de gritar, cuando digo: “no pasa nada mi amor”, y quiero decir: “estoy harta de esto”.
Sé que hablo por muchas mujeres
Ser mamá es una tarea ambigua, por una parte, cansada, pero sumamente gratificante, ver crecer y disfrutar cada momento y detalle en la vida de nuestros hijos vale cada cana verde que debemos tapar de blanco para despistar. Con esto no digo que ser papá es más fácil, pero hablo de mi experiencia y de la vida que me tocó, de lo increíble que es la maternidad, saber que somos capaces de crear vida dentro de nosotras, ver y sentir cómo alguien crece y se desarrolla dentro de nuestro cuerpo, y al mismo tiempo morir de miedo e incertidumbre por no saber qué pasará. Sé que hablo por muchas mujeres, y estoy segura de que todas, si tuvieran la oportunidad de elegir, pedirían volver a ser mamás.
Siendo sincera, a mí sí me gustaría ser el papá en otra vida, no de mi hija, a ella le tocó uno bastante bueno (¿todo bien, amor?). Me gustaría ser el soporte y el ancla de una familia, amar y cuidar de mis hijos, estar presente en sus momentos importantes, reafirmar su carácter con valores y principios, de esos que ya casi no están de moda pero son necesarios. Que el amor y el respeto hacia ellos mismos sea la base de sus vidas, y tener una esposa fregona que no tema decir: ¡¡hoy no quiero!!… Digo, si en realidad existiera esa otra vida…
Ilustración de David Alejandro López Portillo
Este artículo se publicó originalmente en el #6 de CRÓNICA SONORA, Febrero-Marzo de 2023: