Desde que la vi no he podido dejar de pensar en ella, está ahí pululando incesantemente en mi cabeza. En un intento de exorcizarla decidí reseñarla e inmediatamente me topé con pared. Descubrí que es imposible hacerlo sin develar el código en el que está cifrada, por lo tanto esta reseña es más una narración sobre mi propia experiencia en relación a esta película y los spoilers están señalados debidamente para que detengas la lectura si no quieres enterarte de más.
Lo primero que debes tomar en cuenta antes de ver ¡madre! es que ha sido erróneamente clasificada. No es un filme de horror y tampoco es un thriller psicológico. De hecho, tal vez no existe un género cinematográfico en el cual “etiquetarla” (o yo no lo conozco) y el problema al que nos enfrentamos con esta falta de clasificación o con esta clasificación incorrecta, es que se te generen expectativas previas. Esperas características que conoces de otros filmes y ello puede conducir a no interpretar las señales con mayor presteza y eficacia. Esto es importante, debes saber que la trama está encriptada, pero una vez que descubras el código, te será transparente. Todo lo que necesitas saber antes de enfrentarla es que es una alegoría, lo que ocurre en la pantalla es casi por completo simbólico y te corresponderá a ti descubrir el significado.
No te voy a mentir, querido lector, la polémica que ha estado girando alrededor de la película fue un factor determinante para que me apresurara a verla. La hubiera visto de todas formas, sin duda, porque admiro el trabajo del director (sólo he visto una película suya que no me ha gustado). Pero, indiscutiblemente, haber leído que la abuchearon en el Festival de Venecia fue lo que me hizo pensar “¡Achis achis!, ¿A poco si? Pss si ya saben cómo es, ¿pa’ qué lo invitan?”.
Posteriormente leí la respuesta de Aronofsky sobre el recibimiento que tuvo la película. Palabras más, palabras menos, lo que me interesa rescatar es lo siguiente:
-“No es para todos”
-“Es un paseo en una montaña rusa, suban si están realmente preparados”
-“Escribí el primer borrador en 5 días” (a diferencia del resto de sus películas que le ha tomado años gestarlas)
-Aronofsky quería darle una estructura social a una casa y verla mientras la humanidad la deshacía
Este último punto fue para mí el más importante, porque fue el primer hilo conductor a través del cual pude tejer el entramado de esta historia. Aunque tenía mis reservas (porque soy un hueso duro de roer en este aspecto), ya sabía que debía estar preparada para ser horrorizada, perturbada, confrontada, agredida y demás posibles emociones, lo cual intensificó aún más mis ganas de verla y al mismo tiempo me hizo mantener mucha precaución sobre la información extra que pudiera llegarme sobre ella. No quise saber más nada, era importante para mí verla lo más libre de prejuicios posible. En general, no me gusta ver películas influenciada por las opiniones de los demás; mucho menos en este caso donde la intriga me tenía comiéndome las uñas.
Una de las cosas que también leí antes de verla y que fue la única que me hizo temer que realmente fuera un desastre, fue que la película era un sinsentido autocomplaciente. En otras palabras y disculpando la expresión, una puñeta mental. Esto hubiera sido para mí lo único realmente reprochable. No tengo problema con el arte subversivo, al contrario, lo celebro. Pero el arte debe ser la unión simbiótica de forma y fondo. Una película que fuera violenta por la violencia en sí misma, eso hubiera sido realmente desastroso.
Después de verla, entonces sí, me dispuse a buscar reseñas del público. Quería saber, ahora sí, de donde les provenía el rechazo. Leí alrededor de 100 comentarios y sin dar porcentajes ni mucho menos los resultados de esta pequeña muestra estadística van más o menos así: puedo decir que el grueso de las personas a las que no les gustó es porque no la entendieron; hubo unos cuantos a los que les gustó aunque la entendieron mal; pocos, muy contados, que la entendieron y no les gustó; y una, que no puedo dejar de mencionar por los luls, que dijo y cito: “Más odio a la mujer disfrazado de absurdo”. (Surprise, surprise!! LOL). No, amiga, aunque Jennifer Lawrence sí recibe unos cuantos golpes, los personajes de esta historia no tienen género, son interpretados por un hombre y una mujer sólo para fines prácticos y dramáticos.
¡SPOILER ALERT!
Ahí va para los que no la entendieron o la entendieron mal. La simbología alrededor de la cual gira la trama es fundamentalmente bíblica pero se desarrolla a través de otra perspectiva: los hechos aquí ocurridos se narran desde la mirada de la madre naturaleza, encarnada tanto en Jennifer Lawrence como en la casa que habitan. Una primera y muy superficial lectura nos puede llevar a pensar que se trata de un hombre, un poeta, consumido en su propio narcisismo y la debacle que se deviene de la falta de amor y atención hacia su esposa. Esta lectura, aunque viable, está incompleta, ya que pasa por alto todos los códigos religiosos. Una vez que has descubierto que Lawrence y la casa son (juntas) la madre naturaleza, te das cuenta de que el resto de los personajes son por fuerza también metafóricos, ya que interactúan con ella.
En este punto al que corresponde descifrar es a Bardem. Mi primera opción fue que él representaba a la humanidad por su comportamiento mezquino y egoísta, así como por el amor desmedido que ella, Lawrence, le prodiga. Dejando a Bardem en pausa aparecen Pfeiffer y Harris; no tenía muy claro a quienes representaban hasta que entran sus hijos en escena y uno de ellos asesina al otro. Más claro ni el agua, estos cuatro personajes son Adán, Eva y sus hijos Caín y Abel. Hasta aquí la pieza que aún me faltaba en este rompecabezas era la identidad de Bardem. No logré descifrarlo hasta que lo vi rodeado de admiradores que decían que sus palabras eran sobre todos ellos, colectiva e individualmente. Por su puesto, pensé, Bardem es Dios, lo cual comprobé de manera irrefutable cuando lo vi entregar a su primogénito a la turba enardecida.
Esta escena, la del bebé, es sin duda alguna la que más violenta a la audiencia. Asesinado y devorado por los fanáticos o creyentes, selecciona la opción con la que te sientas más cómodo. Pero aquí me quiero permitir señalar un fun fact. Mientras que para mí y para quien, como yo, es agnóstico, esta escena es simbólica y representa la comunión. Pero si eres católico, debes saber que este ritual NO es simbólico, es una realidad literal. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que durante la ceremonia de la eucaristía y por un fenómeno conocido como transubstanciación, el pan y el vino se convierten DE HECHO en el cuerpo y la sangre de Cristo (¡Merol! ¿A poco no?).
FIN DE LA ALERTA
Lo que me motiva a hacer esta reflexión es precisamente la ironía que encuentro en que la gente se sienta ofendida por las formas. Viven sus vidas esperando que todo sea políticamente correcto aunque este podrido por dentro. Debe ser que me dedico a ver noticias todos los días que lo que vi en ¡madre! no sólo no me escandaliza, me resulta cotidiano. Avaricia, Guerra, Pobreza, Hambre, Sobrepoblación, Destrucción y Muerte. Yo encuentro mucho más atroz la realidad que se esconde detrás de las imágenes que otros encuentran tan ofensivas.
Si logras comprenderla a plenitud, la película es, sin duda, lo que promete. Es subversiva, es provocadora, es brutal, con un tipo de violencia a la que no estamos acostumbrados, el tipo de violencia que te agrede porque te confronta contigo mismo y con tu entorno. Pero finalmente, ¿no es este el objetivo del arte? Por lo menos del arte con sentido y responsabilidad social, sí lo es. Cometemos el error de pensar en el arte en términos de estética, pensamos que debe ser agradable a los sentidos y motivarnos sólo al éxtasis y la belleza. En lo personal, yo prefiero el lado oscuro del arte, el que te sacude, el que te violenta, el que te trasgrede, el que te obliga a observarte en tu más cruda naturaleza. La brutalidad de ¡madre! va más allá de la fuerza de sus imágenes. Penetra hasta tu psique y te para frente a un espejo.
Buenísima, forma y fondo. Gracias, la veré definitivamente. Por cierto, ya me olía la metáfora de la madre tierra con el título, y si, lamentablemente se suele hacer una lectura ingenua del arte. Saludos.
Exacto! La película si nos da los elementos de interpretación necesarios y suficientes, como mencionas ya de entrada el título da cuenta clara del sentido metafórico y nos invita desde ahí a la reflexión. Desafortunadamente estamos cada vez menos acostumbrados a leer entre lineas. De hecho ayer leí una reseña que decía: «Horrible, si necesitas googlear el significado de la película cuando llegas a casa, es un fracaso». Y yo pensé, sí lo es, pero no de la película.
No te la pierdas, con todas sus letras y en toda la extensión de la frase, ¡madre! es una obra de arte.
Gracias por tu comentario. Saludos
¡madre! es una película que provoca la lectura y la relectura. Sus referencias bíblicas al antiguo testamento, al evangelio y al apocalipsis no son tangenciales. Hay una escena: en el baño, cuando el hombre vomita, Él le oculta a madre una herida sangrante en su costado. Después aparece la mujer. Se trata de la costilla, la mujer es Eva. Y, claro, la mayor perturbación del filme corresponde al canibalismo. Nunca se había visto algo así en pantalla. Por otro lado, la prosa de la autora es impecable, su perspectiva es más que correcta y servirá, sin duda, para abrir nuevos caminos para la interpretación de esta película. SALUDOS.
Más de acuerdo no podría estar. Las lecturas son múltiples. Por ejemplo estaba leyendo la reseña de una científica ambientalista que comentaba lo siguiente: «Cuando la madre naturaleza es finalmente capaz de crear vida en medio de caos, le es arrebatada y literalmente consumida». A pesar de que yo tengo seleccionada, digamos, mi interpretación de lo que el bebé representa, no puedo soslayar que esta otra lectura es perfectamente viable y su argumentación se sostiene dentro de los mismos principios de la película.
Las referencias bíblicas son transversales pero son sólo el marco referencial mediante el cual se nos cuenta otra historia. La historia que bien comentas en tu reseña, la que llamas «Una pesadilla digna de nuestro siglo». Aunque a esto debo acotar que esta pesadilla es de todos los siglos, desde que el hombre el hombre, desde que la humanidad es el cáncer que carcome todo a su paso, incluso a si misma.
Me da muchísimo gusto contar con tu comentario y te agradezco sinceramente tus palabras. Sigamos abonando al interés del séptimo arte, sobre todo cuando, como en este caso, es digno de llamarse así. Saludos