Señores, demos la bienvenida al nuevo proveedor de reseñas musicales: Hugo Ismael Medina y Hernández

Salucita por nosotros

[hr gap=»30″]

Hermosillo, Sonora.-

Muy pocas veces en esta ciudad se dan eventos tan magnánimos y a la vez históricos como el Primer Gran FestivalHillo, acontecido el pasado viernes 19 de agosto de 2022, y organizado por el versátil cantautor Iván Celaya Aguilar, también conocido como el Flaco de Barrio Mexicano, y la agrupación de cumbia villera CapiruchoS, con apoyo de la productora de eventos de música Raíces y Cultura Alternativa.

Parecía que el poco habitual pronóstico de tormentas para esa tarde y noche harían imposible la reunión musical, pero el cielo, en un afán poético de presenciar la escena inédita que ha surgido como un poderoso dragón acústico en nuestra entidad, descorrió el telón de los nubarrones para brindarnos una noche otoñal a las y los afortunados que asistimos, en plena temporada veraniega en la ciudad que ostenta varios récord de temperaturas máximas a nivel mundial, compitiendo siempre codo a codo con urbes de Irán, Iraq y Kuwait.

En el extenso jardín del Patio Centenario surgía una escenografía minimalista, con un techo de aluminio de fondo, sobre el parco escenario principal, que daba la ilusión de ser una estación de metro en Tokio: suficiente inspiración para mí y evitar empaparme del estilo de reseñas que se practicaban en el siglo XIX, acerca de óperas patrioteras que se estrenaban en teatros grandilocuentes y repletos de políticos e intelectuales vestidos de trajes afrancesados o evitar amargarme como el mala copa de Manuel Puga y Acal, implacable crítico literario al quien tildaron, por su mala leche, de reptil ponzoñoso y ladrón de gloria.

Como primer acto y único de contrición, desde la sinceridad del lego que soy en este mundo de las presentaciones en vivo, escribo esto con el desconocimiento de muchos elementos musicales; tan solo iba armado con un inútil bagaje de grupos raros de la lejana isla del Sol Naciente que he escuchado recientemente, como Eve MV o el reggae tokiota de 775,  y que ahí me resultarían más inservibles que un cortaúñas en una contienda de esgrima. Para mi buena fortuna, conté con la guía y la inmejorable compañía de la genial Belén Colunga Solís, AKA Natty Lénbe, promotora de la escena musical local y conductora del maravilloso programa titulado Moonstomp Jamaica, que se transmite los días jueves a las 9:00 pm por Política y Rock and Roll, la radio comunitaria de la ciudad, en la frecuencia 106.7, en donde por cierto ha tenido la oportunidad de realizar entrevistas a algunos(as) artistas de la cartelera. Mientras se daban los últimos toques a los instrumentos y al equipo de sonido, nos sentamos unos minutos en la barra del bar aledaño para disfrutar de la infaltable hidromiel y de un partido aburrido de la pretemporada de la NFL, el “juego de los cascos”, como le digo. Sin embargo, la voz del entusiasta y ameno host, el Sholo Brayan, nos despabiló al momento de dar la bienvenida y abrir el festival, manteniéndolo de forma perseverante y divertida, incluso organizando dinámicas para los regalos que se debían asignar a las y los asistes, como tatuajes y playeras.

Jero / Danielito, tras el anuncio del host, abrió el evento con un pulcro estilo indie folk y resonancias musicales muy cercanas a las de Juan Cirerol, me comenta Belén, y con letras propias tan bien elaboradas y emotivas que me hicieron recordar a Ed Maverick, anoto de forma forzada, pero honesta; esto puede sonar muy sencillo, pero refleja muy bien el talento de este joven para traducir tales influencias en algo propio y artísticamente coherente.

Después en el escenario apareció la joven Tania Andrade, con una interesante propuesta de rap y jazz, con letras contundentes y una voz original a la hora de entonar con rabia y fuerza cada verso y rima, sin ningún tipo de titubeo o nervios, a pesar de que el género requiere no solo agilidad vocal, sino un temple de estatua que es la base para una buena concentración. También es activista y forma parte de colectivos feministas, por lo que sus letras reflejan, además de sus experiencias vitales, una honda conciencia social sobre el tema. Al final realizó un interesantísimo dueto con su hermano, el también rapero Christian Andrade.

Le siguió la participación de La Hija del Sol, Nanci Gómez Carreón, con mezclas poderosas de reggae y rap, con un significativo mensaje de crítica social, así como una constante invocación poética a la comprensión que hizo que se conmoviera el público que ya estaba abarrotando el patio del lugar. Al igual que Tania Andrade, la Hija del Sol participa activamente en diversos movimientos feministas, experiencia que le ha dado una visión mucho más compleja que bien expone en sus letras, así como en su particular tono de voz que parece dotar de una mayor amplitud sonora a cada palabra, lo que las renueva en su forma aislada, así como en el contexto mayor de cada verso y en la composición total. La Hija del Sol es también integrante de la recién nacida banda local de reggae Savia Sativa.

Bajo el mismo género, hizo acto de presencia Pressidente, para ejecutar varias de sus canciones con muchísima energía y gran dominio del escenario, sería impreciso omitir que su participación no solo transmitió el flow necesario para complementar las actuaciones pasadas y dejar al público con ganas de seguir en ambiente para los artistas que le precederían, una transición enérgica y musicalmente innovadora que se caracteriza por sus letras coloquiales y vocalización potente y armoniosa, así como una sustancial fusión entre el rap y los ritmos norteños que le sirven de una inusual pero acertada base para sus interpretaciones.

Malas Fachaz, a su vez, hizo lo mismo, aportando a la sesión de rap una buena dosis de trap para dejar al rojo vivo el evento: el punto sin retorno que marca todo buen programa musical que solo va in crescendo, a pesar de la diversidad de géneros que al momento se presentaban. Es importante resaltar que su participación me dejó un buen sabor de boca, no solo por la vertiginosa lírica que manejan, sino por la energía y pasión que derrochan, un reflejo del respeto que le profesan tanto a la música como al público.

Iván Celaya Aguilar, o el Flaco de Barrio Mexicano, y la banda López Pérez, quienes lo acompañaron, hizo honor al rap-fusión con muchísima inspiración para incluso freestylear y con una propuesta contundente que recuerda a las figuras más representativas del rap en sus momentos de transición más significativos, y que los acabó llevando del gueto al estrellato. Así, la lírica y la fuerza vocal del Flaco de Barrio Mexicano, en conjunto con los instrumentos inusuales para este género, cautivó a la audiencia y con su indudable carisma llevó al punto de ebullición el hervidero (valga la redundancia) que ya era el festival, con canciones propias y de su agrupación insigne, Barrio Mexicano. Es preciso y justo mencionar que es uno de los más importantes exponentes del género no solo a nivel local, sino en el ámbito nacional, así que fue una oportunidad de poder apreciar su ejecución en un escenario intimista que apenas separaba a los intérpretes y músicos del público asistente, un acierto de los organizadores sin duda alguna.

Al final, hubo un miniconcierto de López Pérez, de los cuales es complicado escribir ya que se ha dicho todo de ellos, de su innovador talento y su búsqueda incansable por fusionar ritmos, dentro de los cuales la presencia de las guitarras pesadas, a mí ver, es de lo mejor, así como el contenido de protesta social de sus letras, y a los cuales recientemente tuvimos el placer de escuchar en las pasadas Fiestas del Pitic. Cabe mencionar la participación especial del cantante Nico Maleón, de Nogales, quien también se subió al escenario a tronarla. Un lujo haber visto el espectáculo de esta banda insignia e indudable punto de referencia musical de nuestra entidad.

Para cerrar, y no menos importantes, la cumbia villera de los CapiruchoS, de los cuales francamente me entusiasman sus canciones propias, sin que los cover demeriten, ya que les imprimen su estilo único, sus ritmos precisos y su entrega, una pasión por la música que en estos tiempo de autotune o de playback es poco común escuchar. No podría hacer un análisis destallado de su música, me quedaría corto, pero lo que sí sé es que estos muchachos son brillantes y profesionales en lo que hacen, una banda comprometida y cuyo genio los llevará aún más lejos de lo que ya han llegado; solo espero poder ser testigo del indudable crecimiento que es fácilmente divisar para ellos en el horizonte.

El festival, en conclusión, posee todos los síntomas para convertirse cada año en una referencia y en algo aún más grande. Es satisfactorio descubrir que la pasión, entrega y el amor por la música es el punto en común que comparten cada uno(a) de las y los artista, así como de las bandas, que se presentaron esa noche. También es importante resaltar que este evento confirma que los esfuerzos bien coordinados, y que parten en esencia de las y los mismos artistas involucrados, son más decisivos que los que se confeccionan desde las instituciones oficiales o análogos. Por ello es fundamental comprender que en la dinámica de la escena musical, tanto emergente como la de los y las cantautoras y agrupaciones ya consolidados, la participación del público determinará en gran medida que este tipo de festivales se multipliquen y que el talento y genio local trascienda todo tipo de fronteras, incluyendo obviamente las más difíciles de transgredir: las que se encuentran en la mente.

Texto y fotografía por Hugo Medina

Sobre el autor

Licenciado en Letras Hispánicas por la Universidad de Sonora y maestro en Letras Españolas por la UNAM. Ha obtenido, en diversas ocasiones, el premio del Concurso del Libro Sonorense en poesía, cuento, ensayo y novela.

También te puede gustar:

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *