Muy bien, muy bien. El 27 de junio medio mundo vistió su Facebook de arcoíris en señal de militancia o simpatía con la disidencia sexual. Y esa tarde, acá en Hermosillo, tuvo lugar la Marcha Desfile por el Orgullo Gay en la que algunos cientos de personas tuvieron la maravillosa oportunidad de conectar su arcoíris interno con uno real, con ese «fenómeno óptico que presenta en forma de arco de bandas concéntricas los siete colores elementales, causado por la refracción o reflexión de la luz solar en el agua pulverizada, generalmente perceptible en la lluvia», como lo define la Real Academia Española. La fotografía que le ofrecemos, amable lectora lector, da cuenta del mágico momento.

 

Mas no quisimos que el asunto quedara en la sola anécdota o el mero lucimiento (por aquello de la fotito en el feis) y buscamos a Guillermo Núñez Noriega –of all people– para obtener una radiografía confiable en torno a una cultura que empuja aún con la oposición de las rancias conciencias sonorenses.

 

***

 

¿Cuál es la situacion actual de la comunidad sexualmente disidente -como bien la has llamado- en Hermosillo y en el estado en este momento?

 

Digamos que el colectivo social que conforman personas disidentes en su sexualidad y/o en su género es diverso en muchos sentidos: económicos, sociales, culturales, étnicos, de edad y también en términos de su participación o involucramiento en la construcción de un sentido de comunidad política.

 

Me parece, no obstante, que se ha avanzado en este sentido. Hay más grupos organizados, más personas que se involucran, más intereses que se visibilizan. Por ejemplo, es posible ya encontrar una presencia organizada de mujeres trans (transexuales) e incluso de hombres trans, un colectivo poco organizado en el país en general.

 

Órale, no sabia que ya se organizaban los trans de aquí.

 

Sí, en la marcha pasada fue posible encontrar un contingente de hombres trans (mujeres a hombres) así como de mujeres trans (de hombres a mujeres). También la presencia de personas no conformistas con el binarismo de género o gender queer, que también llevaban consignas en ese sentido, como: «Contra el binarismo de género».

 

Todo esto me parece que demuestra que ha crecido la reflexión sobre estos temas y la discusión y organización grupal, así como el sentido de la pertinencia de hacerse visibles y participar en movilizaciones. Me parece también que se trata de un proceso que ha tenido lugar sobre todo en Hermosillo, aunque es cierto que tiende sus contactos hacia otras localidades de la entidad, pero con escasa organización y reflexión.

 

Es simplista, quizá, pero llama la atención que en la manifestación del pasado 27 de junio el número de batangas (carros alegóricos) creció considerablemente respecto al año pasado.

 

Sí, así es y no es simplista. Habla de la capacidad de gestión de recursos y también es un ejemplo de la mayor disposición a la visibilidad. Esto no es poca cosa, pues para que haya visibilidad es necesario romper con la homofobia interiorizada.

 

…El principal reto a vencer.

 

Así es, pero que se está venciendo. Lo noto tanto en el número de participantes directos a pesar de la lluvia, como de la gente que acompañó desde las banquetas. No me cabe la menor duda de que estamos siendo testigos de un fenómeno cultural nuevo en Hermosillo y en pocos años podremos tener marchas o desfiles del orgullo realmente mucho más numerosas

 

De lujo, ojala sea así. Por lo pronto comparto el optimismo.

 

Para dar ese paso se tuvo que transformar el sentido de la marcha, incorporar una visión más lúdica, más festiva, más de visibilidad, no sólo la parte política que siempre se ha tenido.

 

Cierto, el panfletarismo no ayuda.

 

Creo que nunca hemos sido panfletarios, por el contrario bastante sesudos. Pero no se cubría lo suficiente la parte lúdica, de festejo. Y eso es lo que ha traido la incoporación de jóvenes a la marcha/desfile. Su sentido de fiesta, de visibilidad, que es otra forma de hacer política

 

Sin duda. ¿Y qué ha pasado con Diverciudad, la principal ventana a la sociedad hace una década?

 

Sigue siendo la principal ventana, la más organizada y la que más hace activismo. Pero han aparecido nuevos grupos que se vinculan con Diverciudad. En la marcha estuvieron: Diverciudad, Sonora Pride, la comisión de derecho sexuales de la CEDH, gente del buró jurídico Arturo Díaz Bentancourt, que lleva los casos de los amparos, así como una diversidad de personas y grupos que se han vinculado o formado con Diverciudad en algún momento. Digamos que lo interesante es que los grupos crecen, también personas que particiaron en los 90s con De/ciertos amigos, con el Centro de la Diversidad Sexual, con los colectivos como La Fragua, Albures o Las Hijas de Lilith. Están vinculándose de nuevo y eso es lo esperanzador.

 

Te felicito, Memo, gran parte de la culpa la tienes tú con tu obra y activismo.

 

Gracias. Lo interesante es que ya no soy necesario (risas). Es más, muchos de los jóvenes ya ni me conocen. Son personas que se formaron con los que yo formé o con los que ellos formaron, o sea son como mis nietos o bisnietos ideológicos (risas de nuevo). Dos días antes de la marcha se tuvo un encuentro en el instituto de derechos humanos, se le llamó Volver al futuro.

 

¡Ah cabrón!

 

Lo interesante es cómo 50 activistas de varias generaciones participamos contando nuestras anécdotas y experiencias y la gente joven estaba fascinada de entender ese sentido histórico de los cambios socioculturales en materia de diversidad sexual. Creo que ese tipo de eventos puede ayudar mucho a tender puentes con los más jóvenes y enriquecer el trabajo que se siga realizando.

 

¿El encuentro fue en la CEDH?

 

No, en el Instituto de Derechos Humanos, el que está en Navarrete y solidaridad pero convocado por María Alatorre, de la CEDH. Antes de Diverciudad fue importante porque respondió a la necesidad visualizada por Diverciudad y otros activistas más viejos de construir puentes comprensivos intergeneracionales y que eso redunde en una visión más rica de las actividades que se realicen y crear sinergias.

 

Cómo no. El éxito de la reciente marcha-desfile fue producto de esas sinergias, precisamente.

 

Sí, hubo su parte política y su parte lúdica, etcétera. Hay gente de mi generación y más crítica que me dice: «la verdad eso de la participación de la Lorena Herrera como que no lo proceso». Y otros señalan: «Como que hay una parte de la idea de desfile que no me convence». Creo que la respuesta que se va construyendo va en varios sentidos:

 

1.- La fiesta en el caso del movimiento LGBTTI (lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero e intersex) es política cuando se hace pública, callejera, pues tiene qué ver con la visibilidad y eso sigue siendo político.

 

2.- El colectivo de personas disidentes en su sexualidad y género es diverso y tenemos que respetar esa diversidad , incluso en sus maneras de manifestarse. Eso incluye también la participación que siempre se ha tenido de heterodisidentes (o bugas solidarios). Una diversidad que incluye como en esta ocasión a las madres lesbianas o a los hombres trans.

 

3.- Entender que no hay marcha perfecta o a la carta, para cada individuo. Que la marcha o desfile lo hacemos todos, con la participación y cada quien va vestido como quiere o desvestido como quiere y lleva y grita la consigna que quiere. La marcha/desfile tiene que ser un ejercicio de pluralidad, como esa pluralidad que es el propio colectivo y en eso está su riqueza.

 

Es un reflejo también del trabajo de activismo que se hace durante el año o se ha hecho en años pasados, así como del estado actual del colectivo. Yo desearía que en el futuro pudiera haber más presencia de personas indígenas, de personas de áreas rurales, de gays o bisexuales vaqueros, de personas de mayor edad, de personas intersexuales (que siguen siendo muy invisibles) y de personas de muchas localidades del estado.

 

Para no quitarte mas tiempo, Memo. ¿Cómo ves al resto del estado? Ya hablaste un poco de ello pero si pudieras ampliar.

 

Pues mira desde la marcha del año pasado se han venido haciendo presentes. Vinieron unas chicas trans y chavos gays de Puerto Peñasco. En esta ocasión vinieron gays de Guaymas así como de Navojoa. Pero vinieron como grupos de amigos entre sí, que se enteraron y quisieron participar. Una de las observaciones que hago en el epílogo a la nueva edición de Sexo entre varones que acaba de publicarse es precisamente esa: el activismo tiene que extenderse a las ciudades medias y pequeñas del estado, a las regiones rurales. Eso no es fácil pues se requieren recursos, pero las modernas tecnologías de información y comunicación pueden facilitar las cosas.

 

 

Guillermo Núñez Noriega es profesor investigador en el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), autor de obras imprescindibles en el campo de la masculinidad y activista.

Entrevista y fotografía por Benjamín Alonso Rascón

Sobre el autor

Premio Nacional de Periodismo 2007. Director de Crónica Sonora. Escríbele a cronicasonora@gmail.com

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