Sonora presenta uno de las regiones más violentas de México y del mundo, y aunque la salida a dicha barbarie incluye empapar de arte y cultura a nuestros niños, lejos de ello, los gobiernos “transformadores” cierran espacios clave como museos y bibliotecas, lo mismo en Hermosillo que en Cajeme, en Bahía de Kino o Cócorit…

Alex Bazúa nos trae un caso en particular, el de la histórica Biblioteca “Jesús Corral Ruiz” en Obregón.

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Ciudad Obregón, Sonora.- 

Recordar es volver a vivir. En épocas pasadas, no eran muy comunes los hogares alfabetizados –así les dicen cuando hay libros en las casas-. Lo que estaba al alcance eran las historietas de Editorial Vid, como Archi y Memín Pinguín. Estos materiales contenían  algunos episodios clásicos de los dibujos animados y pasaban de mano en mano con bastante generosidad hasta antes de la crisis del 94′ y un poquito más mientras su precio lo permitió. 

Para secundarianos y preparatorianos de aquellas épocas una acción educativa bastante recurrente consistía en que los maestros los mandaran en las tardes –o en las mañanas según el horario-  a la Biblioteca Pública Municipal “Jesús Corral Ruiz” de nuestra ciudad. Carambola de tres bandas en la formación de los educandos pues trabajaban las habilidades de investigación, el trabajo colaborativo al ir en grupo y esa excursión per se fue  para muchos la primera de muchas veces que agarraron un camión rumbo al centro de la ciudad sin la compañía de un adulto.

Era obligación del aspirante a buen estudiante el acudir a este lugar a investigar a mayor profundidad sobre algún tema en específico abordado en clase. Recordar que simplemente solo al subirnos al camión  y ver que en la siguiente parada estaban otros de los compañeros ya era motivo de alegrías pues sabíamos cuál era el destino más allá de ir a hacer solo tarea.

Lo que hacíamos después de buscar los libros, encontrar la información y pagar las respectivas copias es otra historia. Ya desbloqueado el reto de salir airosos del trato de los taciturnos bibliotecarios, con la información encontrada en mano y con la boleta de préstamos de material debidamente liberada nos disponíamos a salir sin problema –porque si se te extraviaba era todo un drama- sintiendo que merecíamos un premio. La satisfacción del deber cumplido nos invitaba  a ir a dar una vuelta al mercado municipal, la Plaza Álvaro Obregón o ir a ver los casetes y también discos compactos que recién hacían su aparición  a la “Discolandia” o la “Musical KGM” –los que sentían como exclusivos sus gustos musicales – y por supuesto llegar a jugar a las maquinitas a un gran local que se llamaba “Imagínate” y pues imagínense…esa era el premio mayor. La escuela provocando experiencias vivenciales en un mundo real dirían los expertos en este ramo de las ciencias sociales.

En los últimos días he acudido  a la Biblioteca Pública Municipal de Cajeme, ubicada en Calle Allende esquina con 5 de febrero en el corazón religioso-administrativo de esta agrícola ciudad. En parte nostalgia, en parte ocio y por supuesto curiosidad por saber si estaba prestando su servicio –igual ya está funcionando el Cine Club o me informo que pasó con el concurso de Pequeños Grandes Lectores pensé- ya que por los motivos de todos conocidos y como todo lugar público experimentó un cierre súbito suspendiendo todas sus actividades presenciales. 

En la primera ocasión el edificio estaba cerrado. Como testigo silencioso un señor dormido debajo de los árboles del edificio. En los escalones previos a la entrada se encontraba  un grupo más o menos de diez jovencitas que  tienen como punto de encuentro este céntrico lugar para sus reuniones de su grupo de baile. Ellas fueron las que me informaron –con un tono de entre desencanto, molestia e incredulidad- que estaba cerrada y que no estaban abriendo, al interior no había nadie  siendo las cuatro de la tarde un horario a mi entender en toda regla aceptable para el servicio de una biblioteca pública.

El trece de agosto  en horario matutino realicé una segunda visita y en esta ocasión sí había personas. Tres empleados se encontraban del otro lado de la puerta la cual seguía cerrado evitando el paso a personas ajenas a lo que pude entender. No muy dispuestos al dialogo simplemente mencionaron que no había servicio, y que desconocían la fecha de reapertura. Para extender el intento de conversación –recordar que los cristales impedían ser escuchados con elocuencia-  pregunté si había servicio de préstamo de libros a domicilio a lo que agitando las manos al mismo tiempo dijeron no hay nada. La tercera visita ha sido hoy miércoles 14 de septiembre y todo sigue igual al respecto.

Lo curioso es que poco o nada se ha escuchado de alguien que haya echado de menos la función de este órgano de gobierno. Igual y en esto  hemos fallado: Libros, literatura y bibliotecas en general son en un alto grado materia dispuesta para personas que se encuentran en proceso de educación formal, se ha dejado de lado el promover el leer por placer o por simplemente conocer lo que al lector le venga por mero interés ya sea en tema, tiempo y formas. Transmitir el hecho de que no es necesario ser un letrado o un intelectual es así como practicar un deporte o bailar por el sencillo gusto de realizarlo. De los precios de los libros mejor ni hablamos porque puede pensarse que está reservado para sibaritas.

Si bien la lectura no es la panacea pues todos conocemos ejemplos faltándonos dedos para enumerar personas valiosas y educadas que por situaciones diversas se han formado lejos de la instrucción de las formalidades escolares y literarias no hay motivo por el cual podamos permitirnos como comunidad dejar de reconocer que los libros –así como otros valiosos materiales impresos- en conjunción con sociedades de conocimiento bien orientado pueden formar mejores personas y mejores ciudadanos. 

Cabe recordar que la biblioteca presta servicios más allá de los libros pues cuenta con Hemeroteca con periódicos locales y estatales, material impreso INEGI,  WIFI, Centro de computo, Mapoteca, Fonoteca, Consulta virtual de prensa en línea. En los trabajos de vinculación y difusión cultural ofrece: programas de talleres artísticos, culturales y fomento a la lectura,         presentación de libros, musicales, artísticas, escénicas, galería de arte, préstamos de auditorio y sala audiovisuales, cineclub, conferencias, recitales, campamento de verano así como visitas guiadas a grupos escolares y sociales.

En más de una oportunidad se ha dicho que Cd. Obregón bien puede recibir el adjetivo de ciudad universitaria esto debido a la gran cantidad de instituciones de este nivel educativo que se encuentran en nuestra ciudad, es por ello que es orgánicamente contradictorio en sí mismo que solo exista una biblioteca pública con dimensiones más o menos aceptables imaginemos ahora el hecho de que está permanezca cerrada o en el anonimato. En Cajeme hay dos bibliotecas registradas en la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, la segunda se encuentra dentro del Centro Comunitario Provay en la colonia Valle Verde, por cierto está prestando amablemente el servicio, como se observa en las siguientes imágenes, con las particularidades propias de las autonomías de la institución que la sostiene:

Esperemos  que este lugar el cual ha atendido y contribuido  a formar  desde el 5 de mayo de 1973 –ojo, que está por cumplir 50 años- a tantos y tantos cajemenses de bien, sea reactivado, vuelva más fuerte para que siga siendo ese generador de anécdotas y de buenas enseñanzas para el cual fue creado. Ojalá, y principalmente por el bien de los valientes amigos del papel impreso, #AbranLaBiblioteca.

Texto y fotografías de bibliotecas (excepto la de Musical KGM, que circula en redes sin fecha ni autoría) de Alex Jiménez Bazúa

Sobre el autor

Sinaloense avecindado en Ciudad Obregón, Sonora. Egresado del Itson.

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