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El 6 de noviembre de 1975, mientras agonizaba el Generalísimo Francisco Franco, Leal Guerrero y Profeta del Nacionalismo Ultracatólico, y con él toda una época de esplendor y gloria de la España Medieval (Imperial), en el Teatro Alcalá-Palace de Madrid se estrenaba la obra Jesucristo Superstar, la cual fue recibida a las afueras del teatro con piadosos que rezaban fervorosamente el Santo Rosario y lanzaban anatemas, todo con tal de que una obra que el mismo Paulo VI consideró semi-sacrilegio no viese la luz. Sin embargo, tuvo un éxito tan rotundo que, cuando terminaron sus funciones en febrero de 1976, España se abrió a la democracia. Bueno, no tanto, pero fue el inicio de los musicales en España, y la consagración del que protagonizó a Jesús, o, mejor dicho, el que había hecho posible el proyecto en sí, el gran Camilo Blanes Cortés, el Sinatra Español, conocido en los bajos mundos de las rockolas y los tocadiscos como Camilo Sesto.

Primer disco de Camilo, 1972

Hago toda esta introducción porque, como se lo comentaba a un amigo (El Benji) hace unos días, Camilo Sesto fue un artista del cual se mencionan menos cosas que las que hizo en realidad, y sobre todo, un músico en todo el sentido de la palabra: cantaba con una voz fuera de serie; aparte de cantar, compuso casi todas sus canciones; aparte de componer , produjo casi todos sus discos; aparte de producir, compuso y produjo discos a otros artistas. Y encima guapo, chingao. Realizó miles de conciertos por varios continentes, llenó varias veces el Madison Square Garden, vendió 180 millones de discos, tuvo 52 canciones N°1, y, porque no podía faltar, una autobiografía para que las generaciones futuras como yo supieran cómo le hizo para hacer lo que hizo.

En esa autobiografía, Camilo el Sexto de su familia cuenta el modo en cómo pasó de Alcoy, ciudad valenciana donde nació en 1946 (en 16 de septiembre para honrar a los Héroes que nos dieron Patria), a Madrid, para buscar fortuna acompañado de Los Dayson, su primer banda, y ya en Madrid, como pasó de tocar lo que fuera, en donde fuera, a la hora que fuera, para que le pagaran lo que fuera, pintando y actuando por ahí y por allá, viviendo como podía con sus novias o en “casas de citas”, a poderse dar el lujo de retirarse de los escenarios en 1986, en la cumbre de su fama, para descansar y cuidar de su único hijo. 

Ya después de ese año, su carrera tuvo varios altibajos, sacando discos de vez en cuando, giras de vez en cuando, con escándalos como toda gran estrella. En su caso, desde una nunca aclarada orientación sexual (lo cual no tiene nada de malo), hasta escándalos familiares (lo cual sí tiene algo de malo), pasando por la censura (“Demasiado erótico para México” decía una nota periodística en 1975) incluso por cambios estéticos en busca de verse joven (sin comentarios…), hasta llegar al sábado pasado, cuando los que checábamos las redes sociales supimos que había pasado a mejor vida uno de los últimos cantantes de aquella época dorada de las baladas (rolitas oldies romanticonas).

Camilo joven, Camilo viejo

Pero, ¿cómo un joven de 27 años, que no le tocó vivir esa época, sabe todo esto? Ah, pues como dijo mi hermano una vez, es que tenía muy buenas canciones. Cuando se es niño, uno escucha la música de los papás, porque no tiene de otra, ya que el gusto se forma después, a veces en contra de lo que les gusta a los mayores, hasta que uno es mayor y (re)descubre que tal o cual canción era de tal o cual artista. Cuando me entero hace unos diez años que canciones como Jamás, Perdóname, Sólo Tú, Fresa Salvaje, eran de un tal Camilo Sesto que escuchaban mis papás, y luego descubro Algo de Mí, El Amor de mi Vida, Vivir Así es Morir de Amor, Melina, y la lista sigue y sigue, pues me pasa como a muchos de mi generación (los millennials), que pensamos que por algo nuestros papás los escuchaban, porque eran canciones hechas y cantadas con sentimiento y talento. Tanto así, que les digo a mis amigos que de seguro a nosotros nos concibieron gracias a una que otra canción de Camilo…

Muchas cosas más podría contar, pero no me acuerdo de ellas, así que mejor dejo que Camilo nos cuente que ya no puede más y que está harto de rodar como una noria:

Sobre el autor

Abogado y sociólogo guaymense avecindado en Hermosillo

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2 comentarios

  1. Muy buen texto y sí, yo me pregunto cómo un joven puede saber todo esto de un tal Camilo Sesto? Te felicito, confirmo mis sospechas… escribes muy bien.

    Ana Lucía

  2. Felicidades. Buen trabajo. Todo lo que escriba en favor de Camilo Sesto es poco, el tipo hizo una obra sin parangón.

    Las pruebas están ahí

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