La mayoría de las veces el público entra a la sala de cine en busca de satisfacción y entretenimiento. Sin embargo, hay ocasiones en las que, sin esperarlo, la película que pagamos por ver resulta una grata sorpresa a pesar de su simplicidad en trama y desenlace.
Y quizás, precisamente por eso, disfrutamos de un filme sin demasiadas pretensiones. Mientras lo que se vea esté bien hecho, siempre habrá lugar para descubrir un nuevo placer culpable.
Unidos (Dan Scanlon, 2020) es la más reciente propuesta animada de la dupla Disney/Pixar y, aunque regresa a ingredientes sentimentales que han dado resultado – la pérdida de un ser querido y el aprendizaje hacia la aceptación -, resulta crítica y reinvindicativa, al tiempo que proyecta un trabajo digno y divertido.
No es de lo mejor de Disney/Pixar. La compañía productora ha elevado tanto la vara que es difícil superarse. Esta es una de esas. Pero, aun siendo un esfuerzo regular, resulta un muy buen estreno de temporada.
Unidos es crítica. En un mundo de elfos, duendes y brujas, magia y hechizos eran cultura preponderante. Sin embargo, el capitalismo y la revolución digital produjeron cambios drásticos y avasallantes. Ahora los unicornios comen de la basura y familias de mágicas criaturas, viven distraídas atendiendo sus dispositivos electrónicos.
La Mandrágora (en la voz de Olivia Spencer), ayer temible guerrera, hoy es propietaria de una pizzería con espacio para fiestas infantiles y la Medusa Gorgona (Tracy Ullman), quintaescencia del mal, maneja, como puede, una casa de empeño.
El encantamiento ha desaparecido. Esto es una aldea global. Vivan el Wi-Fi y las Apps.
Unidos es reinvindicativa. Conozcan a los protagonistas. Ian (voz de Tom Holland) y Barley (Chris Pratt), hermanos elfos que reciben de parte de su difunto padre (Karl Bornheimer) un regalo sobrenatural: a través de un sortilegio podrán traerlo de vuelta por un día. Solo tienen que creer. Y deben cumplir con el conjuro.
La adolescencia, en esta era líquida y vacía, deja de ser temporal. Hoy, ante la crisis que acosa a la autoridad y a la figura patriarcal, una supuesta rebeldía hormonal surge resuelta a “matar al padre”.
Sin embargo, debido a su ausencia en este clan, existe el vivo deseo por reencontrarse. Para alcanzar el prodigio, Ian y Barley emprenderán fraternal aventura con el único propósito de poder hablar con su progenitor, por última vez.
Unidos es divertida. En menos de dos horas de proyección, el público podrá disfrutar de viajes hacia lo desconocido, peligros y persecuciones que son mezcla equilibrada entre Harry Potter y la piedra filosofal (Chris Columbus, 2001), Indiana Jones y la última cruzada (Steven Spielberg, 1989) y, por supuesto, Este muerto está muy vivo (Ted Kotcheff, 1989), comedia de la que toma, sin pudor alguno, buena parte de sus secuencias más cómicas.
Vicisitudes, afortunadas y adversas, serán subrayadas por escenarios urbanos y senderos mágicos al campo traviesa; también el soundtrack brota como elemento bien temperado. Muy importante: estamos ante una animación sin canciones. El entretenimiento surge por la interacción del par de hermanos elfos y sus temperamentos distintos, agua y aceite que terminarán por fundirse.
Y es la exploración, la búsqueda por la afirmación de la masculinidad lo que hace de Unidos una pieza interesante. La lista que se nos presenta no es nueva, pero es buena: hablar, pasear, aprender y disfrutar de papá.
La escena más conmovedora en Unidos corresponde a un objeto apreciado y querido. Prepárense para derramar lágrimas ante el sacrificio que crece en nobleza gracias a una elegía musicalizada a lo Ennio Morricone. Se trata de un momento lírico. Panegírico. Poético.
La relación entre los hermanos elfos resulta el enfoque principal en Unidos. Pero nos habla acerca de la irremediable realidad virtual, la civilización del entretenimiento y el vacío que provoca en nuestras vidas líquidas; como también propone que la alternativa puede ser recuperar nuestras raíces culturales como escudo que ayudará al crecimiento humano.
Aunque, al menos en esta película, dicha reinvindicación sea devorada por la globalización y la comodidad que ésta representa para todos.
¿La magia ha terminado?
Qué leer antes o después de la función
Carta al padre, de Franz Kafka. Escrita en 1919, sigue siendo texto fundamental en pscología y psicoanálisis. Un reproche lleno de amor y de rechazo donde Kafka da cuenta de abusos emocionales que recibió de parte de su progenitor.
La figura paterna como suma de poder, autoritario, vertical y contradictorio, anuncia, sin duda, los regímenes dictatoriales que surgieron durante el siglo pasado y cuyas consecuencias padecemos hoy día.
“Te maltrato porque te quiero” es el legado que Kafka se propone explorar en una prosa conmovedora de vigencia absoluta.