Los Niños que no son Niños y el Monstruo de Mil Cabezas

Por Luna Fernanda

Hermosillo, Sonora, 11 de Mayo de 2017- Hoy fue el tercer día del FICD, tenía boletos para las dos funciones en el Teatro de la Ciudad. La primera fue Los Niños de la Cruz, de Jaime Villa. Ésta nos mostraba cómo viven los niños del internado Cruz Gálvez, su día a día. Fue una combinación de emociones fuertes para mí, ya que la mayor parte de la película me hizo entrar en conflicto conmigo misma, mis valores y mi moral… Sencillamente me parecieron escenas muy fuertes y eso fue lo que me gustó tanto.

Al terminar la función se dio el espacio de preguntas y respuestas con el director. Aquí fue cuando él nos contó que su madre ayudaba en el internado y que él le visitaba mucho, esa conexión lo llevó a hacer un documental sobre la vida de estos niños, de su educación tan pobre y sus malos hábitos. Las preguntas fluyeron y el director dio respuestas larguísimas donde a veces sólo divagaba, me hizo pensar que realmente no estaba preparado para la clase de preguntas que le estaban realizando. Al finalizar todo, Danelly y yo fuimos a hacerle un par de preguntas. Ella fue primero, luego llegó una amable señora que no dejaba de conversar con él y yo me estaba desquiciando. Interrumpí un poco y pegunté acerca de las escenas donde él grababa a los niños, en específico de una donde hay niños golpeando a otros niños y por qué él sólo los grabó; él contestó amablemente y dijo que no intervino porque no se esperaba el golpe sorpresa de aquel niño (cosa que se nota cuando uno ve la película). Al principio estaba molesta con su respuesta, después se me pasó y la analicé mejor. Hasta ahora puedo analizarla de manera fría y entender que él estaba haciendo su trabajo en la escuela y no podía intervenir mucho, además de que el ataque fue sorpresa.

La segunda función fue La Región Salvaje de Amat, Escalante, y no podría describir lo fantástica que es. Toca el tema de la sexualidad en toda la extensión de la palabra, tiene suspenso, muertes, sexo, ciencia ficción y drama, es toda una experiencia. Y si se observa más allá de lo que la vista alcanza a ver, presenta una manera nueva de percibir la sexualidad del ser humano, que se representa en la película como un monstruo parecido a un pulpo realmente desagradable con penes en lugar de tentáculos. La historia gira alrededor de Alejandra, Verónica y la criatura; la vida sexual de la primera con su esposo Ángel, que no es precisamente la mejor, además de que éste mantiene relaciones sexuales con Fabián, hermano de Alejandra. Un día Fabián conoce a Verónica y es ella quien lleva a ambos hermanos a la criatura, quien nos da ese asombroso final. Una excelente película a mi parecer.

Al terminar la proyección fue el espacio de preguntas y respuestas con Escalante: contestó a todas la dudas que tuvo el público, incluso respondió mi pregunta antes de que yo se la hiciera al responder otra pregunta. Nos relató que fue difícil conseguir el presupuesto, además de  la complejidad para realizar las escenas como las de la criatura y otra de animales haciendo el amor. También comentó que la criatura representa eso que es mal visto de la sexualidad en la actualidad, ya sea por gustos diferentes o una orientación distinta.

En lo personal, ambas películas me gustaron mucho y creo que valió la pena totalmente el esfuerzo.

Jaime Villa atendiendo los comentarios y preguntas de la audiencia, anoche en Teatro de la Ciudad. Foto de Benjamín Alonso.

Lo mejor para el final

Por Danelly Gálvez

Tercer día del Festival Internacional de Cine en el Desierto: una mezcla de emociones que dejaron un excelente sabor de boca

La primera función del día, Nadie es inocente, se presentó en la sala de cine Alejandro Parodi. Tanta era mi emoción por entrar que llegué quince minutos antes. Absolutamente todas las butacas estaban vacías… Quizá exageré un poco. Decidí salir a dar la vuelta y volver a eso de las 5. Logré convencer a una amiga que me acompañara a ver la proyección; al entrar a la sala teníamos  unos pocos minutos de retraso y notamos que ya había llegado un buen número de personas. La función aún no había iniciado. Pasaron unos minutos y anunciaron que la proyección iniciaría cuando el director  llegara; cuando finalmente llegó hizo una breve introducción y se dio comienzo. Todo transcurría bien hasta que decidieron pararla para ajustar la imagen del cañón; siendo sincera, no fue molesto pues fue algo que no había pasado, además de que se pudo ver la intención de que la experiencia visual fuera mejor. Después de todos los contratiempos la película finalmente comenzó a eso de las cinco veintisiete

Nadie es inocente, de la directora Sarah Minter, cuenta una historia bastante singular. A pesar de que contiene una idea clara y fija la línea temporal hace que pierdas el sentido de ésta, ya que sigue un ritmo confuso, con una fotografía que se adapta perfecto a la obra. El sonido fue el talón de Aquiles, ya que en ocasiones no se sincronizaba con la imagen. A pesar de todo, la película crea un nivel de reflexión en el espectador sobre un contexto social quizá bastante diferente al acostumbrado o muchas veces rechazado.

La siguiente función a la que asistimos fue Los Niños de la Cruz, un documental del director Jaime Villa. La reseña era fantástica, así que mis expectativas igual. Con una fotografía natural y tomas bastante cambiantes, tengo que admitir que en un comienzo no me atrapó, hasta que inició la segunda mitad donde todo se empezó a volver más serio; es ahí donde se logra poner interesante, incluso se comenzaron a ver tomas bastantes estéticas, desde el sonido hasta la iluminación y color, que le daban un toque interesante.  Al final quedé muy satisfecha… hasta que comenzó la sección de preguntas y me di cuenta de algunos fallos, tanto en el documental,  como en los argumentos que daba el mismo director, logrando que el valor que había alcanzado el documental bajara.

Y lo mejor para el final. La última función del día fue La región salvaje. Realmente una obra sublime, cuenta con una fotografía mágica y atractiva, tomas limpias, línea narrativa fluida y atrapante desde el segundo 1, con una historia surreal cargada de simbolismo que logran adentrase al ambiente cotidiano y mezclar lo fantástico con lo mundano. Una vez que procesas lo irreal de la historia logras zambullirte en ella y procesarla con más facilidad y seguir el ritmo. Una producción con gran inversión que vale la pena disfrutar. Si podría describir toda la obra en una frase sería: una obra que mezcla el surrealismo y el simbolismo a la perfección.

Por Luna Guzmán y Danelly Gálvez

Fotografía de Benjamín Alonso

Sobre el autor

Luna y Danelly estudian la prepa en el Centro de Educación Artística 'José Eduardo Pierson' (CEDART), en Hermosillo, y aman con locura la literatura y el arte todo.

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