Toluca, Estado de México.-

En mi anterior entrega para Crónica Sonora, si el amable lector lo recuerda, escribí acerca de uno de los más grandes músicos de jazz de la segunda mitad del siglo XX, el pianista estadounidense Chick Corea, texto alusivo a su reciente deceso el mes pasado. En esta ocasión, el deber me apremia a honrar a otro genio de la música, quien con relación a Chick pertenecía a otras latitudes, tanto musicales como geográficas. Sin embargo, sus caminos se cruzaron en varias ocasiones, compartiendo escenarios y preferencias musicales, además de cultivar entre ellos una verdadera amistad por más de cuatro décadas. 

En la pequeña ciudad de Algeciras, en la provincia de Cádiz, nació un 21 de diciembre de 1947, Francisco Sánchez Gómez. Durante su niñez y en esa aldea, muchos de los niños del barrio se llamaban Pacos, Pepes, Luises, etc., así que la costumbre era la de reconocerlos por el nombre de la madre de cada uno de ellos, así nació el seudónimo con el que el mundo conocería a este genio andaluz de la guitarra, Paco de Lucía, por la conjunción del nombre de él y el de su madre.

En el documental acerca de su vida titulado “Paco de Lucía, Light and Shade, a Portrait”, de 1995, Paco narra la manera en cómo fueron iniciados él y sus hermanos al estudio de la guitarra de la mano de su padre, Antonio Sánchez Pecino, quien era un vendedor ambulante de telas durante el día y por las noches un respetado guitarrista de flamenco. Fue tanta la rigurosidad y disciplina de este padre hacia sus hijos, que casi todos ellos se dedicaron de manera profesional a la música. Paco fue el menor de cinco hermanos, y al menos dos más de ellos; Ramón, conocido mundialmente como Ramón de Algeciras, también guitarrista, y Pepe de Lucía, cantaor y productor musical, lograron gran éxito como músicos.

Hablar de Paco de Lucía es referirse al guitarrista más universal de la guitarra española, quien fuera durante varias décadas el músico ibérico más admirado y respetado en todo el mundo. En 1960, Paco al lado de su hermano Pepe, con tan solo 12 y 14 años respectivamente, se presentaron al Concurso Internacional de Arte Flamenco de Jerez de la Frontera. Pepe ganó el primer premio como “cantaor”; Al mismo tiempo provoca tanta emoción en la audiencia la ejecución de Paco en la guitarra acompañando a su hermano, que el público ovacionó de pie al joven guitarrista, lo cual obligó a los jueces y al Ayuntamiento de esa ciudad a inventarse un premio para el pequeño Paco. Con el dinero de ambos  premios su padre los llevó a Madrid para grabar su primer disco, un LP de 45 revoluciones titulado “Los chiquitos de Algeciras”, grabado en los estudios Hispavox de la capital española.

Como resultado de la grabación de ese disco, su hermano Pepe fue solicitado por el empresario italo-español José Greco, para viajar y actuar en una compañía de teatro musical en Nueva York. El padre de ambos se negó rotundamente a que unicamente Pepe participara de ese trabajo, expresó la condición de que sus dos hijos tuvieran un contrato en la compañía y actuaran juntos en aquel país o de lo contrario no daría su concentimiento para Pepe.

El resto, como dicen, es historia. La carrera de Paco y su hermano tuvo un despegue inimaginable; al expandir sus fronteras geográficas descubrieron nuevos ritmos, estilos, músicos y vanguardias artísticas que de otra manera hubiera resultado casi imposible conocer en su natal Algeciras y, en la propia España franquista de aquellos años. El conocimiento de Paco se expandió a gran velocidad, al tiempo que la tradición musical española empezaba a ser más reconocida fuera de su país. 

Además de llevar la música de flamenco a niveles internacionales, él fue el responsable de introducir el instrumento de percusión conocido como cajón peruano a la música de su país. Esto fue posible como resultado de uno de sus viajes de trabajo a Perú donde conoció al músico afroperuano Caitro Soto quien le presentó y además vendió uno de estos instrumentos. De inmediato, Paco pensó que éste podría convertirse en el instrumento de percusión perfecto para acompañar a la música andaluza, ya que hasta ese momento las percusiones más utilizadas solían ser las congas y bongos, pero según el mismo de Lucía, esto generaba un sonido muy “caribeño”. A partir de entonces el cajón peruano se fusionó a la perfección con la música del sur de España, a tal grado que hoy en día muchas personas tengan la idea errónea de que este instrumento pertenece a la tradición musical de este país y desconozcan su verdadero origen, el cual proviene de los esclavos africanos llegados a Perú durante la época colonial.

En 1967 inició una de las colaboraciones más trascendentales para la música flamenca al lado del cantaor gitano José Monje Cruz, mejor conocido como “Camarón de la Isla”. La fusión lograda nacida de la voz de Camarón y la guitarra de Paco fue el acontecimiento musical que llevó al flamenco a otro nivel de virtuosismo y composición únicos. El éxito y la alquimia generada por estos dos músicos fue posible quizá derivada del hecho de que Camarón reconoció en Paco al guitarrista que él siempre quiso ser, asimismo, Camarón fue el cantante en quien Paco buscó reflejarse. En varias entrevistas Paco afirmó que él deseaba más que ser guitarrista, haberse dedicado al cante flamenco, pero nunca se atrevió a cantar debido a su timidez, por ello encontró en la guitarra el vehículo para transmitir sus sentimientos.

Unos años después grabó el que sería el tema más importante, comercialmente hablando, de toda su carrera, “Entre dos aguas”, una rumba flamenca la cual apareció en el disco Fuente y Caudal de 1973. Al inicio y durante su promoción el disco no representó prácticamente ningún éxito, pero un pequeño grupo de conocidos de Paco convencieron a la disquera para que lanzara el tema como sencillo un año después. Fue tal el éxito alcanzado con este tema que vendió más de 300 mil copias en solo unos meses y estuvo más de veinte semanas en los primeros lugares de las listas de ventas.

El 5 de diciembre de 1980, junto a Al Dimeola y John McLaughlin grabaron el disco “A Friday Night in San Francisco”, un disco capturado en vivo en el Warfield Theater de esa ciudad californiana. El album salió unos meses después a la venta y de inmediato alcanza ventas espectaculares. Es considerado, hasta el día de hoy por los críticos, como el evento guitarrístico más importante del siglo XX.

Desde ese momento Paco de Lucía se convirtió en el guitarrista más universal de todos los tiempos. Ya no era solo el representante más aclamado y famoso del flamenco, ahora también un prestigioso guitarrista de jazz y, además,  por si esto fuera poca cosa, el único exponente del arte flamenco en ejecutar y grabar en directo la obra musical El Concierto de Aranjuez, del compositor español Joaquín Rodrigo.

Las giras por todo el mundo, además de conciertos y grabaciones con los más destacados músicos del orbe musical, fueron el escenario donde caminaría este genio de la guitarra por el resto de su vida. Desde mediados de los 90 comenzó a visitar con frecuencia Playa del Carmen, en Quintana Roo, lugar donde años más tarde pasaría los últimos días de su vida, viviendo cerca del mar y dedicándose a la composición y a la pesca deportiva. Contrajo matrimonio con la restauradora e historiadora de arte mexicana Gabriela Canseco con quien tuvo dos hijos; Antonia y Diego, nacidos en 2001 y 2007, respectivamente. Murió en ese lugar el 25 de febrero de 2014, debido a un infarto mientras jugaba con sus dos pequeños hijos en la playa. Tan solo unos meses antes había dado un magnífico concierto en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México.

Al momento de su muerte su gran amigo Chick Corea, comentó que dedicaría, durante ese año, toda su actividad musical a honrar el trabajo de Paco, quien en sus propias palabras aseguró que fue uno de los músicos quien más lo inspiró durante la segunda mitad de su vida, comparando su influencia a la estimulada por artistas como Mozart, Bela Bartok, John Coltrane y Miles Davis durante sus primeros acercamientos a la música.

Hace unos años, en el Festival de Jazz de la Riviera Maya 2017, el célebre guitarrista John McLaughlin, aquel con quien Paco compartiera infinidad de presentaciones por todo el mundo, anunciaba su retiro definitivo de los escenarios con el concierto ofrecido durante una noche en esa edición del festival, ¿el motivo?, que ahí, precisamente en ese lugar, Playa del Carmen, había fallecido su gran amigo y compañero musical de tantos años, Paco de Lucía. Antes de iniciar su presentación, McLaughlin leyó ante la audiencia unas conmovedoras líneas en las cuales mencionaba la admiración que siempre tuvo hacia el guitarrista español, homenajeando a su amigo con el sublime acto de retirarse definitivamente de los escenarios mundiales en el mismo lugar donde Paco se había despedido de manera física de este mundo.  

Francisco Sánchez Gómez es, sin lugar a duda, el artista más famoso de flamenco de todos los tiempos, ya que con su arte logró impactar a varias generaciones de personas fuera de España, quienes de manera casi inmediata comenzaron a escuchar e interesarse por los estilos musicales del folklor español, un arte que vivirá para siempre a través del genio de la guitarra, el maestro flamenco Paco de Lucía.

Sobre el autor

Músico antropólogo. Chilango por accidente, nómada por convicción. Estudioso de las tradiciones musicales de México y el mundo.

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