Una noche antes de que iniciara la cuarta transformación y con esta el primer gobierno de izquierda en la historia moderna de México, en Hermosillo, una casa que por mucho tiempo fue del Opus Dei convertía un oratorio en una galería de arte. La obra con la que se realizó este acto transgresor y progresista fue la de un joven pintor originario de Cócorit, Gabino Gómez, quien sin conocer el pasado del recinto presento una obra pictórica donde retrata sus demonios internos y los de la sociedad a la que pertenece.
Los organizadores de la inauguración de esta galería en Plaza Londres se encargaron de crear un espacio ameno en el jardín de la vieja casa del Opus Dei, que se encuentra en la esquina de Londres con Bulevar Hidalgo, con cerveza artesanal, vino, cortes finos y jazz.
Sin una ceremonia de corte de listón, los asistentes pudimos entrar antes de la presentación del autor o de que el maestro de ceremonias comenzara a hablar del motivo que nos congregaba en una casona con un pasado tan peculiar. Fue así que entré con una Irish Red a ver los cuadros de Gabino en las distintas salas de exposición. Confieso que más interesado en el morbo de saber si me comenzaría a derretir por entrar por hereje, que por ver las pinturas.
Al ver que no me retorcía por pasar al interior de la casa comencé a ver los demonios pintados por el pintor de Cócorit en los distintos salones hasta que me topé con uno que tenía una forma peculiar. No contaba con ventanas, tenía pilares, piso de madera y su pared del fondo tenía forma de templo cristiano. Era el oratorio del Opus Dei.
Me detuve justo en el dintel de la puerta. Sentí como si Marcial Maciel estuviera a mis espaldas respirando como un perro y me dijera lo que Paco Taibo II dijo en la Feria del Libro de Guadalajara: “Se la metimos doblada”. Casi salgo corriendo para contárselo a quien más confianza le tengo, pero no. Me armé de valor. Le di otro trago a mi Irish Red y entré al tétrico recinto convertido en galería a seguir contemplando el trabajo de Gabino.
Al salir de la exposición recordé la tendencia europea de convertir las iglesias en bibliotecas públicas porque la gente dejó de ir a misas y en cambio demandaban más bibliotecas, entonces mi alma progresista sintió bonito por darse cuenta que aquí estamos comenzando a dar pasos parecidos. De ser una sociedad conservadora, ahora votamos por opciones de izquierda, exigimos más actividades culturales y convertimos oratorios del Opus Dei en galerías de artes.
De la obra lo que les puedo decir es que seguro a los del Opus Dei no les hubiera gustado porque toca temas como la trata de blancas de mujeres y, como sabemos, a ellos les da por someter a la mujer. Pero mejor vayan ustedes a ver la obra de Gabino que vale mucho la pena, así como a sentir que los progresistas y amantes tanto del arte como de las libertadas progresistas ganamos terreno sobre los conservadores.
Por Hermes Ceniceros
Fotografía robada del Facebook de Gabino Gómez
Un dato nada más de carácter Sacro y Profano: Marcial Maciel no fundó el Opus Dei, sino los Legionarios de Cristo, el Opus lo fundó JoséMaría Escrivá de Balaguer, hoy convertido en santo.