En los últimos días el mundo estuvo paralizado por la noticia de la creación de una Súper Liga Europea que intentaba aglutinar a los 15 equipos de futbol más ricos y con más fanáticos de Europa: Liverpool, Manchester United, Arsenal, Chelsea, Manchester City, Tottenham Hotspur, Real Madrid, Atlético de Madrid, Juventus, Inter y AC Milan integraban el privilegiado club de los millonarios. Distintos actores y líderes del mundo se manifestaron: unos cuantos a favor y la gran mayoría en contra de este proyecto. Por unos días el futbol dejó de ser “la cosa más importante de las cosas que no tienen importancia” y pasó a formar parte de las cosas esenciales de la humanidad.
El mundo financiero se enloqueció cuando en las bolsas de valores, con sólo la noticia de la creación de la liga, las acciones de los equipos se cotizaron hasta un 20% a la alza en un hecho sin precedentes en el mundo financiero ligado al deporte, pues se especulaba que en principio la financiera JP Morgan pondría 3500 millones de euros para repartir entre los equipos y el ganador podría llegar a ganar hasta 400 millones de euros extras. Los líderes políticos y Primeros Ministros de las naciones con equipos involucrados se solidarizaron con los distintos seguidores que no veían con buenos ojos el impopular proyecto pues dejaba fuera de esa jugosa bolsa a los equipos considerados como modestos y pobres. El Primer Ministro de Inglaterra, Boris Johnson, fue más allá, pues amenazó con que si los equipos ingleses se mantenían en el proyecto realizaría reformas legislativas con la intención de cobrarles un impuesto especial.
Manifestación anti Súper Liga en Reino Unido
El mundo religioso no pudo estar fuera de la polémica. El Papa Francisco, seguidor de San Lorenzo de Almagro, uno de los equipos más importante de Argentina, publicó en el diario de la Santa Sede L’Obbservatore Romano, que «el dinero, el dinero en demasía, a menudo termina por arruinarlo todo, hasta las cosas más bellas. Porque el dinero da la posibilidad de comprarlo todo o casi todo, es el contrario de los sueños». el Papa finalizaba su reflexión con que “la Superliga de los ricos solo pierde el deporte». Otro importante religioso que se manifestó fue Justin Welby, Arzobispo de Canterbury y líder de la Iglesia Anglicana el cual advertía con mucha razón: “Muchos clubes de fútbol fueron fundados por iglesias, incluyendo al Liverpool”. Para el arzobispo la oposición a la liga era para “preservar la comunidad y la integridad del deporte” a sabiendas del impacto que genera en la sociedad resguardar los valores deportivos y morales en estos tiempos.
Más allá de la preocupación por el futbol, ambos líderes religiosos mostraron su visión de “integralidad religiosa” la cual pretenden que la religión y la Iglesia estén presentes en todos los ámbitos de la vida humana y social. La vida religiosa bajo esta visión debe ser de tiempo completo y no se debe dejar ningún espacio sin la presencia religiosa. Desde esta perspectiva el deporte y el futbol no deben de escapar de la religión.
El futbol no sólo ha sido un instrumento utilizado por la política para atraer adeptos, pues en casi todos los equipos de futbol existen los grupos de apoyo que reivindican posicionamientos ideológicos como de derecha (Real Madrid, Atlético de Madrid identificados con el franquismo o Lazio con el fascismo) o de izquierda (Rayo Vallecano, ST Pauli), sino también por la religión, que han sabido aprovechar la religiosidad que los fanáticos le tienen al futbol.
La relación entre la religión y el futbol ha existido desde el inicio de este deporte. Pues el fútbol se convirtió rápidamente en una de las formas de hacer una representación religiosa. Monseñor Alirio López, Cura de Bogotá y futbolista de corazón, afirma que “el fútbol es religión porque siempre están en actitud de orar. Ellos son conscientes de que su profesión puede terminar en 45 o 90 minutos. Por eso, cada estadio tiene que ser un templo, un templo de paz. Hay algo de endiosar, de convertir al fútbol en un dios, convertir a un jugador en un dios”. Un claro ejemplo de esto ha sido toda la religiosidad que se formó alrededor de la imagen de Diego Maradona, al grado de formar la Iglesia Maradoniana en Argentina.
Muchos de los equipo de futbol en el orbe han sido fundados por órdenes religiosas o tienen apelativo a un santo. La Iglesia y las órdenes religiosas han tomado un papel muy importante en el desarrollo de la identidad de los equipos de futbol y en ese sentido, la rivalidad más importante entre equipos formados por religiosos se vive en Escocia en donde el Celtic de Glasgow y el Glasgow Rangers han dividido a la nación no solo de manera deportiva sino bajo una visión étnica, político y religiosas. El primero tiene un origen nacionalista irlandés (fue fundado por inmigrantes procedentes de Irlanda), apoya al IRA, es opositor a la corona inglesa y ostenta un fuerte catolicismo, mientras que el segundo tiene una leal afición protestante, unionista y monárquica. El clásico futbolero de ese país es considerado la rivalidad deportivas más religiosa.
La relación entre el futbol y la religión difícilmente se desvanecerá pese al avance de la secularización. Es uno de los escenarios más importantes para la religión pues en una cancha de futbol se reproducen todas las prácticas religiosas: se persignan, se reza y se ora antes y después de un juego. A final de cuentas como decía Eduardo Galeano: El fútbol es la única religión que no tiene ateos.
Galeano y su libro sobre futbol