Nuestro reportero cultural cazó una exclusiva más para las y los de CS

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Hermosillo, Sonora.-

Recibí la invitación de mi amigo, el arquitecto Zenón Tiburcio, Director del Centro INAH Sonora, a la exposición “Una larga hebra”, en el Museo Regional de Sonora, y me encontré con el gran talento de la artista yucateca Elena Martínez Bolio, brillante rescatista de las costumbres de las mujeres mayas del sureste de nuestro país, además de una gran bordadora y promotora de los hilados ancestrales que han transmitido estas mujeres a través de los años. Desde luego, pedí una entrevista exclusiva con ella para platicar de temas candentes en los ambientes político y artístico de nuestros días.

-Elena, el hecho de que las mujeres mayas hagan sus propias prensas, nos habla de la austeridad franciscana, como dicen, ¿ verdad?

-Pues no sé si con esa connotación del catolicismo, en ese caso con los franciscanos, pero sí hay mucha influencia, desde luego que sí, en la austeridad en Mérida, te puedo decir hace más de 20 años: tremendamente austeros, tremendamente recicladores, antes no se explotaba esa palabra, cuidadores, mesurados, sabios. Y de pronto viene una influencia de Estados Unidos: el desperdicio, las cosas que no se reparan, y también todo en todo sentido, los matrimonios desechables, de alguna manera las relaciones más efímeras , todo se ve permeando por eso. 

Pero realmente mi trabajo no es ese, sino señalar esa historia familiar que yo tengo y además que yo soy una persona mayor, una persona donde el textil se consideraba algo heredable incluso. Yo tengo herencias textiles y estoy dejando también  textiles a mis hijos; entonces, realmente no sé si sigue esta vigencia, yo creo que no, pues ya somos un número de serie de una maquiladora y ya no creemos en la pieza única, en la pieza de arte, lo que hizo mamá para mí o lo que me dejó mi abuela. El mundo ha cambiado y no necesariamente para mal, pero con algo inmediato, cosa que está en forma antagónica conmigo y mi trabajo.

-Ahorita usted decía que el bordado no es de sumisión, que el bordado es también de compromiso y de denuncia. ¿Usted considera, por ejemplo, que es menos corrupta la mujer que el hombre?, ¿o ahí se dan?

-Yo creo que todos los seres humanos somos de la misma materia. No tengo estadísticas quien es más o quien es menos, ni es el tema de mi trabajo hasta el día de hoy, pero es muy interesante, lo voy a investigar, no creo que tenga que ver el género en la palabra corrupción, yo creo que puede ser tanto corrupto un hombre como una mujer.

-Hay un bordado suyo que dice: no es no. Anteriormente la mujer no  estaba impuesta a poner límites  como en el siglo XIX o parte del XX, ¿verdad?

– Sí, eso es muy positivo, pero también es una responsabilidad, y de todos.

-Su obra de bordado alternativo, ¿hasta dónde ha llegado?

-Bueno, pues he estado en Francia, he estado en Dinamarca, en Belice, en Guatemala, en Berlín, en Madrid y en Barcelona.

-¿Algo que le quiera decir a las mujeres para que se empoderen?

-Yo creo que el camino ya inició, yo que les puedo decir que cada quien en su etapa y en su autonomía de rescatar esa autonomía, que a veces ni nuestras propias madres la tenían, que no fue mi caso, pero a veces estamos autoinventándonos con la autogestión de nosotras mismas, para ser responsables por nosotras sin esperar mucho de la otra persona, y eso es un trabajo arduo, de todos los días, no se alcanza en un día , en un mes, en un año, si no que es de todos los días, y esa es una tarea que también va cambiando su expresión con los años: realmente, cuando son jóvenes tienen actitudes de respuesta de violencia, con un poco de violencia, con molestia, con sinsabores porque es normal, y no es nada bonito todo lo que nos ha sucedido como mujeres. Pero con los años empiezas a ver otras formas de respuestas, y la mía es esta ante muchas terribles situaciones que yo he vivido y las que yo he visto, porque todo mi trabajo ha sido para y con la mujer. Y empiezas a ver cosas que no tienen nada que ver con el género, si no como decías en tu primera pregunta, con las miserias y grandezas de cada ser humano.

La artista, así mismo, comentó:

“Hay una tendencia actualmente de las mujeres indígenas de quitarse el vello de todas partes, pero también hay una tendencia de que las mujeres se dejan el vello de los brazos y del pubis. Entonces, los textiles son una oda a eso, a lo que tu decidas, y estas son réplicas a calzones o ropa interior de formatos muy antiguos, y  es un avance o crítica a lo que está sucediendo. Esta es la réplica del camisón de mi abuela, y esta tiene en el pubis toda una oración y así voy replicando, yo soy de una familia que venera totalmente el textil.

En Mérida los calzones se planchan, bueno, los de algodón, y ese es el original de mi abuela, el calzón de mi abuela que tiene bordada la frase: “Ay, vida, a veces hay que hacer cositas imperdonables para seguir vivos”.

Con esta frase  bordada en el calzón original de la abuela de nuestra entrevistada, gran artista yucateca, concluyo que estoy totalmente de acuerdo con dicho apotegma.

FIN

Texto y fotos por Cipriano Durazo Robles

 

Sobre el autor

Cipriano Durazo Robles es Licenciado en Periodismo por la Universidad Kino y Presidente de la Sociedad Amigos del Museo de Historia de la Universidad de Sonora. Articulista de radio y medios digitales. Se desempeña como dictaminador sanitario de la publicidad en COESPRISSON (Comisión Estatal de Protección Contra Riesgos Sanitarios del Estado de Sonora).

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