La semana pasada, José Manuel Ávalos, un estudiante del Cobach Reforma aquí en Hermosillo, escribió un texto para este portal. En él manifestaba su descontento por el aumento a la tarifa de transporte público, pero también hacía una dura crítica a nuestra sociedad, así como al sistema político que decide por el futuro de quienes vivimos bajo su gobierno. De un sólo golpe, el preparatoriano decía que nuestra sociedad era un artificio compuesto por adoradores del espectáculo, del teatro, de las memes y de cualquier cosa que nos desconecte de la realidad tangible para insertarnos en una realidad virtual, con aplausos y loas.

Ese reclamo, de un adolescente resentido por el injusto incremento al transporte público, da en el fondo de uno de las principales causas por la cual se ha desvirtuado tanto la política a nivel planetario y que por lo cual ahora tenemos gobiernos corruptos e incompetentes. El gusto por el like barato, los aplausos fáciles y el show nos ha dado gobernantes que hacen de todo por ganar popularidad, sin pensar en las consecuencias de sus decisiones y haciendo de la gobernanza un espectáculo mediático en donde se debate poco y se consulta poco a la ciudadanía.

Por lo anterior es que ahora vemos a tantos políticos paseando en camión, visitando parabuses de lujo, así como realitys shows que disfrazan de programas de gobierno como “Mujeres de 100”, “Jóvenes de 100” y el torneo de tercias de basquetbol de la Secretaría de Educación “Volando con el mejor”. Esta forma de gobernar no ayuda en la construcción de una democracia más participativa y por lo contrario, ayuda a crear liderazgos huecos que necesitan de gastos frívolos para sostener su imagen pública.

Ante esta realidad tan perversa, lo bueno es que los medios masivos de comunicación han dejado de tener el monopolio de la construcción de la opinión pública. Ahora las redes sociales y espacios digitales como Crónica Sonora, en donde un adolescente puede verter todas sus inconformidades sin censura del gobierno o del establishment, se han convertido en espacios alternativos para la necesaria crítica, el debate y los cuestionamientos al dantesco espectáculo de gobierno que propone la hegemonía tanto local como global.

Estas nuevas condiciones que ponen las redes sociales han hecho que varias de las estrategias comunicativas de gobierno, en las que pensando como en los ochentas creían que la ciudadanía caería en su propuesta de espectáculo, realmente no funcionen y que por lo contrario alimenten el repudio a quienes hacen carrera política. Por esto es que hoy más que nunca los políticos deben de cuidarse de no verse como el rey de la fábula que paseaba desnudo pensando que vestía un traje hecho de una tela mágica que únicamente los inteligentes podían ver, porque ahora el establishment no tiene el control total de decir qué es lo inteligente y podríamos estar viendo a nuestros gobernantes desnudos haciendo el ridículo en redes sociales.

Por Hermes Ceniceros

Fotografía de Benjamín Alonso

El citado texto de José Manuel Ávalos:

Para taparle el ojo al UNE. O el aumento exagerado del transporte

Sobre el autor

Doctor en Didáctica de la lengua y la literatura en contextos plurilingües y multiculturales por la Universidad de Barcelona. Comunicador freelance que colabora, desde su fundación, en el proyecto de construcción de paz Nuestra Aparenta Rendición, así como en Proyecto Puente.

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