Para quienes estamos interesados en estudiar la corrupción en sus diversas manifestaciones, la Universidad de Salamanca es lo que Atenas era a para la sociedad clásica. No obstante, si los que nos mueve es comprenderla en el marco mayor de las ciencias sociales, el Congreso Internacional de Americanistas es lo que Alejandría fue para el Mundo Antiguo. El año entrante se unen por primera vez Minerva e Hipatia para hospedar en Salamanca a especialistas de diferentes partes del mundo, a quienes invitamos a participar en el Simposio Internacional “Corrupción: radiografía de un demonio”.

Este es un esfuerzo de coordinación emprendido por los doctores Germán Guillén López (Universidad de Sonora) y Martín Gabriel Barrón Cruz (Instituto Nacional de Ciencias Penales), quienes junto con su servidor, hemos tomado la iniciativa de organizar este diálogo internacional. La idea central es obtener una “radiografía” del estado actual de los enfoques, casos, metodologías, indicadores e instrumentos que se emplean actualmente en los diferentes países, tanto del Viejo como del Nuevo Mundo; nos interesa analizar, medir, comparar y compartir experiencias positivas del combate a este fenómeno delictivo.

Nuestro Simposio (12/10), forma parte del tema Estudios Sociales y se llevará a cabo del 15 al 20 de julio de 2018, una fecha emblemática, toda vez que en ella se celebran 800 años de fundación de la Universidad de Salamanca, una de las instituciones de educación superior más antiguas del mundo.

En el siguiente enlace, pongo a disposición la descripción, alcances y objetivos de nuestro evento, tal como fue concebido por el Dr. Germán Guillén López, egresado de la institución salmantina y uno de los académicos del derecho con más experiencia en el tema en el norte de México:

http://ica2018.es/estudios-sociales/

Se ha afirmado, que “típicamente se entiende a la corrupción como una cuestión cultural, como algo que surge de nuestro pasado colonial o de nuestro subdesarrollo contemporáneo” (Ackerman 2007: 242). Vista así, la corrupción se vuelve en buena medida un objeto de estudio difuso, que lo mismo puede abordarse desde la historia, que desde las ciencias conductuales o desde la literatura. De hecho, un breve recuento nos muestra que en ciencias humanas, la corrupción se ha tratado desde la perspectiva cultural y moralista, la delictivo-criminal, la microorganizacional, la normativista, la de la economía política y la del oportunismo político; sin mencionar que han surgido recientemente enfoques como el político-estructural (Sandoval 2010: 106). Visto así, uno de los primeros logros que permitirá este Simposio Internacional, será permitir un diagnóstico del tipo de corrupción que más interesa estudiar en Iberoamérica, conocer cuáles son sus metodologías, sus herramientas técnicas de estudio y cómo es posible delimitar su extenso campo.

En su nivel más elemental, se define la corrupción como el abuso del poder público para el beneficio privado (Roemer 2003: 246). Una definición canónica al respecto señala que como ecuación, la corrupción es resultado del monopolio de la decisión más la discrecionalidad menos la rendición de cuentas (Klitgaard 1988). Del mismo modo, se le describe como “una transacción entre actores públicos y privados a través de la cual bienes colectivos son ilegalmente convertidos en bienes privados” (Amundsen 1999: 2). En esta última acepción, la corrupción vincula como norma, tanto la acción pública como la actividad de particulares. Si se pone énfasis a este hecho, el concepto adquiere una connotación más específica; a saber, el de “corrupción política” (Zarzalejos 1996: 11). Al respecto, Amundsen señala que la corrupción política es de un tipo tal, que de manera particular, quienes están involucrados con ella son los tomadores de decisiones, y por ende ésta ocurre en los altos niveles del sistema político (1999: 3).

Ahora bien, la característica central de la corrupción política es “la de no diferenciar lo público de lo privado, y de actuar en el ámbito público como si fuera privado” (Ugarteche 2009: 87). Ella no se reduce a una falta o delito que se circunscriba a transferir recursos de un grupo a otro dentro de la sociedad; es en su conjunto un problema social que lastima a las instituciones y merma el estado de derecho, al no respetar la ley y operar en perjuicio del progreso económico, la legitimidad social de las leyes y la credibilidad del Estado que está obligado a hacerlas cumplir.

En una obra clásica, Grindle (1996) ha definido cuatro “capacidades” en las que puede estudiarse el vínculo del Estado con la corrupción política; estas son: capacidad institucional (o la posibilidad que se tiene de imponer convenciones legales, normas de conducta social, etcétera); capacidad técnica (la creación de insumos informativos y uso de analistas para el control del problema); capacidad administrativa (con que se coordinan las acciones de los agentes de control); y por último capacidad política (que refiere a lo necesario para establecer acuerdos con los poderes fácticos y la sociedad civil con el ánimo de confrontar el problema).

Partiendo de la Ciencia Política, Valdés Ugalde ha sugerido por último, y con esto cierro mi contribución presente, que “una mera definición nominal de corrupción servirá de muy poco si no va acompañada por una contextualización del lugar que ocupa en el sistema político concreto” (2000: 197). Precisamente por ello “Corrupción: radiografía de un demonio” busca casos emblemáticos para ser estudiados, formas novedosas para su análisis y combate en el mundo hispanoamericano. Estamos abiertos a recibir todas las propuestas y la idea, según ha propuesto el doctor Germán Guillén López hasta ahora, es coordinar con las mejores contribuciones un libro homónimo que será presentado al final del Seminario, con lo que la participación del evento tiene un valor agregado más.

Valga decir finalmente que en la Antigüedad Clásica se atribuía a Hipócrates (padre de la Medicina y creador del juramento hipocrático), la idea de que independientemente de la enfermedad que se padeciera, seguramente ésta tenía como causa raíz una mala alimentación. Para muchos ciudadanos latinoamericanos -retomando la idea del anterior pensador griego-, no importa hoy cual mal padezca nuestra sociedad, seguramente encontrarán como causa central a esa hidra llamada corrupción. Llegó la hora, todos reunidos en Salamanca, de tomar las placas y analizar a fondo su radiografía.

Por Aarón Grageda Bustamante

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Referencias

Ackerman, John M. (2007). La nueva agenda para el combate a la corrupción en México. En Juan Luis Calva (coord.). Democracia y gobernabilidad. Agenda para el desarrollo, vol. 15. Ciudad de México: Cámara de Diputados, UNAM, Porrúa, pp. 241-246.

Amundsen, Inge (1999). Political Corruption. An Introduction to the Issues. Bergen: Chr. Michelsen Institute.

Grindle, Merilee (1996). Challenging the State: Crisis and Innovation in Latin America and Africa, Cambridge: Cambridge University Press.

Klitgaard, Robert (1988). Controlling Corruption. Berkeley: University of California Press.

Roemer, Andrés (2003). Análisis económico de la corrupción. En Carbonell, Miguel; Vázquez Rodolfo (coords.). Poder, derecho y corrupción. Ciudad de México: IFE, ITAM, Siglo XXI Editores, pp. 245-289.

Sandoval, Irma Eréndira (2010). Contrapesos y Estado en América Latina: situación de la corrupción estructural y conflictos de interés en México. En Vidal, Gregorio; de León Naveiro, Omar (coord.) América Latina: democracia, economía y desarrollo social. Madrid: Trama editorial, pp. 105-123.

Valdés Ugalde, Francisco. (2000). La corrupción y las transformaciones de la burguesía en México, 1940-1994. En: Lomnitz, Claudio (coord.). Vicios públicos, virtudes privadas. La corrupción en México. Ciudad de México: CIESAS-Porrúa, pp. 195-129.

Zarzalejos, José Antonio. (1996). Descripción del fenómeno de la corrupción. En: Cortina, A; Peces Barba, G.; Velasco, D. y Zarzalejos, J.A. Corrupción y ética. Bilbao: Universidad de Deusto, p. 11-18.

Sobre el autor

Aarón Grageda Bustamante es profesor e investigador de tiempo completo en la Universidad de Sonora. Investigador invitado en el Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology. Miembro del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción en Sonora.

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