No convencido aún de compartir mi punto de vista sobre el tema, esto debido a la evidente polarización de opiniones sobre temas políticos, me atrevo a externar mi preocupación sobre el tema de “regular” las redes sociales. Sin la menor intención de criticar per se al gobierno en turno, advierto. Si acaso intentar razonar una medida que evidentemente a todos afectaría.
Me queda claro que el tema es internacional. Observamos al Sr. Trump por cuatro años darle uso constante a Twitter para sus comunicaciones. Nos percatamos en sus últimos días, ante sus tuits incendiarios, “al sentir que se le iba la reelección”, cómo muchos de sus partidarios increíblemente tomaron el Capitolio de los Estados Unidos. Hoy día está siendo llevado a juicio por ello.
Ayer escuchaba al senador Ricardo Monreal proponiendo -bajo ciertas bases- la posible regulación de las plataformas digitales. Semanas antes, observaba al presidente completamente estupefacto y desencantado cuando le bloquearon las cuentas a su homólogo norteamericano. Me dio la impresión que en ese momento cayó en cuenta que también podían hacerlo con él. Ahí dejaron de ser “benditas” las redes sociales, para mejor regularlas a favor del Estado. Situación de mera conveniencia. Monreal solo estaría dándole seguimiento al asunto considerado de “seguridad nacional” reprimiendo con ello la libertad de expresión. Es sabido que, si en verdad existe la democracia, deben escucharse todas las voces. Estarían de lo contrario arriesgando la credibilidad de la citada transformación.
Ciertamente las redes han tenido mal uso de algunas formas en lo social, que ahora parece irrisorio comparado al momento en que los políticos se dieron cuenta de sus “virtudes” y alcances, como el llegar de forma dirigida a poblaciones de determinadas características o perfiles para influir en ellas como un artículo comercial, cuando empezaron a contratar robots (“bots”) o personas (“trolls”) para hacer campaña a favor o en contra. Eso es mal uso. Pese a todo ello, no debe coartarse la libertad. En todo caso debería de regularse su uso sólo a quienes viven de y están en la política. Una pena que teniendo mayoría en las cámaras la iniciativa pasará seguramente, como tantas otras reformas buenas o malas que se han propuesto desde el ejecutivo.
Recordemos que hace una década, cuando apenas tenían pocos años las plataformas Facebook y Twitter, estas fueron utilizadas por los ciudadanos de países musulmanes del norte de África para quitarse el yugo de la tiranía de dictaduras añejas en un movimiento que llamaron primavera árabe. Son muy poderosas y de tenerles respeto, pero también tienen reglas y políticas muy claras. Recordemos también a Julián Assange y Wikileaks, quien mediante el uso de plataformas electrónicas expuso a gobiernos de distintos países. Por ello el temor de algunos mandatarios ya encumbrados en el poder que desean controlar su manejo bloqueando o cancelando cuentas privadas en dichas plataformas.
No debe caerse en la tentación de bloquear a los medios disidentes a riesgo de parecer dictadura. Los medios masivos durante la elección de Estados Unidos demostraron que son una evidente fuerza que puede impedir que los mandatarios llenen de mentiras a los ciudadanos, por lo cual Trump fue acallado en varias cadenas televisivas norteamericanas, cuando alegaba que le estaban robando la elección, incluso cuando aún no había sucedido, ni quedó demostrado sucedió.
Al final del día, las plataformas mencionadas son empresas privadas, como Facebook que se creó hace 16 años por el joven Mark Zuckerberg y es ahora donde billones de personas en el mundo nos comunicamos de alguna manera, al igual que Twitter, Instagram y otras. Me parece que, independientemente que apoyemos o no al presidente, esta forma de control no debe prosperar de ninguna manera. A nadie conviene ni beneficia. Estaríamos caminando hacia gobiernos represivos.
Se agradece mucho un comentario como éste, en el que el articulista expresa con claridad su opinión sobre un tema urgente y actual. Coincido con el autor en el sentido de que, en principio al menos, pretender «controlar» las redes sociales conlleva riesgos muy serios en el plano de las libertades de los ciudadanos y de las organizaciones civiles. Sin embargo, me hubiera gustado que el autor desarrollara su punto de vista con mayor detalle. ¿Piensa éste que, dados los peligros que parece implicar (y no digamos la pobreza con que parece plantearse la propuesta de Monreal) cualquier proyecto de regulación debe desecharse en favor de la circulación (casi) irrestricta de ideas en las plataformas sociales? Muchas gracias a Martín Bustillos y a CS por avivar la discusión sobre este tema.
Muchas gracias por su comentario Don Héctor. La brevedad de los espacios, parafraseando a Pablo Milanés, no permite muchas veces desarrollar los temas, esto a riesgo de abusar de Crónica Sonora. Con mucho gusto, si Don Benjamin Alonso nos permitiera posteriormente, explicaría mejor lo que detalla. Nuevamente gracias