Roman Polanski es un sobreviviente. A sus 84 no presenta señales de senectud. Por desgracia, es el heraldo de la nueva maldición: no puede poner pie en Estados Unidos, so pena de ser encarcelado por el supuesto delito de violación a una menor – Samantha Gier, 13 años – en 1977.

Tal situación no ha impedido la producción de sus filmes. Ni le han sido escatimados reconocimientos, incluyendo el Oscar a mejor director por El pianista, en 2010.

Y ahora presenta Basada en hechos reales (2017), un thriller sicológico femenino que juguetea con trabajos anteriores: Misery (Rob Rainer, 1990) y, por supuesto, Atracción Fatal (Adryan Lyne, 1987); sin embargo la impronta de Polanski se percibe en toda la película.

Es la sutil, pero muy efectiva, habilidad de crear tensión a partir de magníficos trabajos actorales. Aunque en esta ocasión, el desenlace queda por debajo de la promesa que el polaco ha lanzado en la cinta. Lástima.

Basada en hechos reales es la historia de Delphine Dayrieux (Emmanuelle Seigner, la actual esposa de Polanski), escritora cuyas letras exploran historias que se antojan íntimas, acaso biográficas. Después del éxito de su más reciente entrega, Delphine atraviesa por el terrible proceso de enfrentarse a la próxima página en blanco.

Una parálisis creativa amenaza en convertirse en crisis.

En ese momento de vulnerabilidad aparece Elle (Eva Green, más bella y seductora que nunca), inteligente y sensible admiradora de la Dayrieux que parece conocerla mejor que nadie. Mejor que cualquiera de los buitres que buscamos, sin cesar, la firma del autor en nuestros libros.

La relación entre las dos mujeres crece. Elle también es escritora, pero una fantasma. Es decir, presta su talento a celebridades, políticos y empresarios para que estos publiquen libros firmados como si estos los hubieran escrito: algo así como los textos de Jordi Rosado, Niurka o López Obrador.

¿Qué es lo que pretende Elle? ¿La danza de los vampiros (Roman Polanski, 1966)? ¿Recuperar un poco la trama de El escritor fantasma (Roman Polanski, 2010)? Es probable. Lo cierto es que el ya muy visto enredo de la invasión de sicópatas, con apariencia inocente, en la vida de los protagonistas, que terminan por convertir la cotidianeidad en un infierno, en Basada en hechos reales adquiere una dimensión atractiva, aunque irregular.

De cualquier manera, hay directores que darían su brazo izquierdo a cambio de poder manejar atmósferas ominosas y de suspenso in crescendo como lo consigue Roman Polanski en esta cinta. Hay que incluir en esa canasta al mismo Pedro Almodóvar.

El duelo entre la Seigner y la Green vale el precio del boleto en taquilla. La música, excelente, de Alexander Desplat, contribuye a incrementar el interés en lo que va a ocurrir durante todo el filme y el diseño de vestuario – entre más avanza la película, mayor similitud entre las ropas de ambas protagonistas – sugiere no solo el dominio y la sumisión, sino también una posible atracción carnal que exhibe, sin duda, las perversiones primigenias de Roman Polanski.

Dos cosas, sin embargo, hacen que Basada en hechos reales, no sea reconocida como una gran película. Es decir, no está a la altura de El bebé de Rosemary (1968), Chinatown (1974), Tess ( 1980) o El pianista (2010).

Elle, perturbada y vampiresca, se vende como la asistente perfecta. Esto le lleva a entrar en las redes sociales de la impávida Delphine. Un correo enviado a editores y promotores, sin la autorización de la escritora, solicita un tiempo de ausencia, de soledad, donde no se admitirá la molestia electrónica, debido a la concentración por escribir el próximo libro.

Nada más alejado de la realidad.

En todas partes los editores exigen la comunicación constante con los autores. El paraíso de la soledad y el aislamiento no existe para ningún escritor publicado. Los novelistas han firmado, con sangre, un contrato con sus casas editoriales. Una declaración como esa significaría el incumplimiento del convenio y el fin de la relación comercial.

La otra cuestión es un tibio, muy tibio desenlace.

Basada en hechos reales queda entonces como una obra menor de Roman Polanski. Es superada, por ejemplo, por Animales nocturnos (Tom Ford, 2016), drama entre escritores capaz de dejarnos sin aliento gracias a la inteligencia de su realizador.

De cualquier forma, Polanski sigue siendo Polanski. Y eso se agradece.

Por Horacio Vidal

Sobre el autor

Horacio Vidal (Hermosillo, 1964 ) es publicista y crítico de cine. Actualmente participa en Z93 FM, en la emisión Café 93 con una reseña cinematográfica semanal, así como en Stereo100.3 FM, con crítica de cine y recomendación de lectura. En esa misma estación, todos los sábados de 11:00 A.M. a 1:00 P.M., produce y conduce Cinema 100, el único -dicen- programa en la radio comercial en México especializado en la música de cine. Aparece también en ¡Qué gusto!, de Televisa Sonora.

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