Cuando era pequeña solía correr y gritar en el edén de trigo que se asomaba en mayo. Vivía de los largos caminos, poderosamente invadidos por una nostalgia infantil que aún no termina de pasar. Mi vida era guiada por mis pies inquietos, pero sobre todo por el cantar melodioso de la voz de Mamá Eduviges. …
