La literatura también debe ser un acto de amistad

Jaime Tzompantzi

Caborca es una cazuela puesta abajo, cazuela boca abajo es la forma que los O’odham vieron en el cerro que nombró a la ciudad. Quizá desde ahí venga la resistencia de sus corazones asolados por desierto y caos. He caminado muchos lugares atravesados por la violencia, nada extraño en este México, y digo que lo más asombroso de la perla desertina no es la multiplicación de cadáveres sino la frescura y gentileza de su población. Créanme, lo consulté con otrxs invitados: “Lo bonito de la gente, sus atenciones… no es nor-mal”, dixit Mariel.

Y sin embargo, bastaría una palabra para describir el ánimo colectivo durante los días de la FILDEC: miedo. Miedo a los balazos, al virus, a la amenaza de volver al rojo, a que mi pariente atorado en el rancho ya no pueda volver ni nosotros ir, a que este año nunca se acabe, a que la incertidumbre mate más que la vida. Esto explicaría que, pese a la dispersión de escenarios y la observación de protocolos, la afluencia a la FILDEC fue baja este año. Una vez más, lo que no explica es porque nos trataron tan bien. Y en ello debemos resaltar el esfuerzo del personal de la Dirección de Cultura.

-Nos estamos arriesgando a diario -dijo Carmelita- yo pienso que de cierto modo somos un ejemplo.

¿Ejemplo de qué? Pregunteme y no preguntele y digo ahora, que quizá son un ejemplo del ser para otros.

-Octavio, ando en la crónica. Toca hacerte una question.

¿Qué te impulso a hacer la Fildec a pesar de los pesares?

-Hola Paco. Lxs niñxs.

Están encerrados en sus casas. Hay deserción escolar.

Si combatimos las balas con poesía en voz alta y si vemos un libro, de los que regalamos en la costa como una posibilidad de mejorar las condiciones de vida, podemos decir que eso fue lo que me motivó.

Lo veo en mi mismo, que al tener siete años, husmeando las cosas de mi hermano me encontré un libro de Isaac Asimov y eso fue lo que hizo la diferencia total.

Soy de un barrio del norte de México, de Cuautepec, y sé lo que es que no haya cultura en un contexto social.

-Mi corazón se hizo bolita.

-Así fue, como dijera Juan Gabriel :*.

Octavio expresó esto por uatsap (¿lo estaré funeando?), Carmelita en el foro principal, no durante una presentación sí durante el humo de un cigarro mañanero, antes de que llegaran los ríos de gente. Cigarrito en que, junto a Kayeris, platicamos del placer de andar descalzos aún a nuestras edades. Del desarrollar cuero para el frío y el calor. Del cómo comían chucata de mezquites, pithayas y otras cosas del desierto cuando eran peques… su mamá sólo les dejaba comer tres de no se qué o de lo contrario se les hinchaba la panza. Su mamá hacía tortillas de trigo “integrales” y la mandaba a ella y a su hermana a vender con vecinos que estaban a muchos uachaporis de distancia, había que correr de sombra en sombra y pararse de puntitas. Siento que huelo las madrugadas de VJ cuando me cuentan cosas destas. 

Luego, en la comidita final, Octavio preguntonos qué nos llevábamos de la FILDEC.

-El diálogo -comentó el Ogro- en estas mesas y diversos momentos de la FILDEC se dialoga mucho más que en otras donde todo es brillante, seguro porque no somos tan importantes. 

Quizá es la lejanía de Caborca y su aire surcado de balas, tupido de sol, la tremendura de sus habitantes, ya los conocerán, desafían el destino en cada raite, la que nos hace decir sí a todo, y considerar cada momento como probablemente el último ante ti. Hoy que las personas son las redes virtuales y el confinamiento se antoja inmenso y venimos de diversas ciudades y ahorita que lo cultural no es sinónimo de falsedad ni artilugio de la Secretaría de la simulación, se antoja decir la verdad aunque a veces no se pueda. Sí a todo. Picot responde a la pregunta de Octavio ya no en la mesa sino en el chat:

-(…) En la mesa no se lo dije porque eran muchos temas. Pero la neta, de Caborca me llevo mucha fuerza, ánimo de hacer muchas cosas para los demás y el ímpetu para trabajar por un mejor mundo, porque sólo así sucederá el cambio en nuestro alrededor hasta que estemos todos juntos”

Sobre el autor

Vende libros, les manda saludos, viva Villa Juárez.

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1 comentario

  1. Qué valientes l@s habitantes de Caborca, tienen que hacer acopio de una gran fortaleza para mantener su integridad y la vida ante el desafío del aislamiento, estrategia obligada ante dos amenazas, la del Covid y la delincuencia. …. Es un gran pueblo con un gobierno casi fantasmal.
    Un gran saludo a quienes organizaron, a cuántxs asistieron y a los valientes y entusiastas Paco y colaboradorxs de la Librería Hypatia

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