¡Malditos, mil veces malditos! Qué la peste caiga sin piedad sobre todos aquellos que osen comprar boleto para ver La Momia (Alex Kurtzman, 2017), que el cruel sortilegio de la cabra arruine los planes de seguir resucitando a los monstruos de la Universal y ojalá el negro augurio de Tutankamhun arroje a la tumba a esta infame película.
Ni la audacia de Tom Cruise, ni la experiencia de Russell Crowe y tampoco la exótica belleza de Sofia Butella, logran hacer algo por este cruel experimento que mezcla, sin pudor alguno, cintas venerables y resúmenes momentáneos donde el cliché aparece una y otra vez.
Con todo La Momia tiene instantes muy divertidos.
Lo tolerable de este remake del remake del remake está en su primera parte. El equipo de efectos especiales logra mostrar la caída de un poderoso aeroplano como nunca antes se había visto. Además, seremos testigos del violento volcamiento de un todo terreno que nos ayudará, sin duda, a ser más precavidos al volante.
Pero fuera de ahí, esta cinta apesta a muerto.
Sin decidirse si este es un filme a la Tom Cruise – pensemos en su franquicia personal, Misión Imposible -, o bien es la primera invocación para volver a la vida a los espantos de Universal Pictures, la condena de La Momia es irremediable.
Nick Morton (Tom Cruise) es un mercenario afiliado al ejército norteamericano en Irak. Es un ladrón de antigüedades. Actúa junto al soldado Chris Vail (Jake Johnson), su cómplice. En las primeras secuencias sabemos incluso que sigue los pasos de ISIS para robar los restos del pasado mesopotámico, extenso y milenario, que es destruído por los extremistas en nombre de su locura y su nihilismo bárbaro.
Así, sin proponérselo, Morton profana el sepulcro de Amhanet (Sofia Butella), demoníaca princesa egipcia quien ha esperado por siglos por quien la libere para hacer corpóreo al dios de la muerte, Set.
Entonces llega la arqueóloga Jenny Halsey (Annabelle Wallis), rubia indispensable para ser siempre rescatada y que provocará en Nick el deseo de ser un mejor caballero, aunque haya sido marcado por el mal.
Ahí no para el cuento. Jenny en realidad trabaja para el Dr. Henry Jekyll (Rusell Crowe), cuya bipolaridad in extremis lo transforma en el misántropo Mr. Edward Hyde. Sí, la idea de combinar personajes asaz conocidos ya la habíamos visto y padecido en la fallida La liga de los hombres extraordinarios (Stephen Norrington, 2003). Nada bueno resulta aquí con ese ingrediente.
Luego viene la decisión del equipo de fotografía, al abandonar los escenarios desérticos e insistir en la oscuridad al llegar a Londres para construir el segundo y el tercer acto. Tal afán hace que La Momia se vuelva una propuesta visual monótona y aburrida.
La presencia sobrenatural ante Nick Morton de su amigo Chris es una continua referencia a Un lobo americano en Londres (John Landis, 1981); la inclusión de zombies, cuervos y ratas, contribuyen un poco a la elaboración del ambiente necesario en las cintas de terror y no está tan mal logrado, pero es insuficiente.
Porque todo en las películas de terror es atmósfera. Si las viejas cintas de la Universal – ya octogenarias – conmueves a las audiencias de ayer y hoy es, precisamente, por el esmero y el primor consagrado a esas escenografías nebulosas, tétricas, decadentes y ominosas. Son una belleza.
Así, el nacimiento de Dark Universe, fórmula propuesta por Universal Pictures para relanzar sus películas de monstruos, empieza con la pata izquierda: Drácula, la criatura de Frankenstein, el ser de la laguna verde, el hombre lobo, el fantasma de la ópera y otros engendros más deben estar muy asustados.
La Momia es una cinta mediocre, insostenible e incoherente. Una verdadera misión imposible soportarla hasta el final.
En la entrañable y magnífica Ed Wood (Tim Burton, 1994), un decrépito Bela Lugosi, interpretado por Martin Landau, revela el atractivo secreto de los filmes de terror: “The women… the women preferred the traditional monsters. The pure horror, it both repels, and attracts them, because in their collective unconsiousness, they have the agony of childbirth. The blood. The blood is horror”.
El manifiesto del anciano vampiro culmina en un consejo sabio y proverbial: “Take my word for it. If you want to make out with a young lady, take her to see Dracula”.
Yo no creo que con las nuevas películas de Dark Universe a ningún puberto se le haga con su morrita.
¡Que chingue a su madre La Momia!
Por Horacio Vidal
En portada, imagen by Knowyourmeme
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El Dark Universe será más enfocado a la acción que al terror, ya dijeron, y con eso se perdió todo el interés que le tenía a la propuesta.
Mal empieza Dark Universe. Por mi parte también abandono el interés sobre esta idea. SALUDOS.