Tenemos que ir a Punta Chueca, me espetó mi compinche, «llueve, truene o relampaguee». Como todo eso estaba sucediendo en Hermosillo -y en la Costa de Hermosillo con más ganas- se antojaba imposible emprender la faena. Finalmente agarramos camino pues el etnohistoriador Lasse Hölck es amigo y estudioso de la nación comcáac y para eso había cruzado el Atlántico primero y el México después. «Mi universidad me pagó el viaje para eso», me dijo pensativo cuando después de tres días insólitamente lluviosos todo indicaba que no podría dar cumplimiento a su deber.

 

Pero como llevo dicho nos dejamos ir y todo salió muy bien. De eso hablaremos en posteriores publicaciones, por ahora centremos la atención en esa troca sumergida que seis kilómetros antes de llegar a Bahía de Kino se presentaba feliz a los escasos automovilistas que por ahí deambulábamos.

 

Por supuesto paramos y registramos para las y los amigos de Crónica Sonora, otra de las razones de peso para emprender la aventura. Cuando volvimos a pasar por ahí, poco más de las 5pm, no estaba más el anfibio vehículo. Cómo rayos lo sacaron de ahí, quién sabe. Quizá le salieron aletas, las pectorales y la caudal, y se fue nadando por ese gran canal paralelo a la carretera.

 

Mientras tanto en algún punto de la geografía sonorense algún avispado chamaco habrá preguntado a su atribulado padre: ¿Y la Cheyenne, apá?

 

Fotografías y texto por Benjamín Alonso Rascón

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Y ni modo de encomendarse a San Judas Tadeo…

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Sobre el autor

Premio Nacional de Periodismo 2007. Director de Crónica Sonora. Escríbele a cronicasonora@gmail.com

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2 comentarios

  1. Ja ja, ni modo, San Judas apenas sí se puso a salvo del torrente! cuenten cómo pasaron estas lluvias, qué estropicios les causaron a las y los hermanos Seris. Saludos ya sin lluvia.

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