Lejos están ya los tiempos en que en el área cultural los gobiernos municipales se dedicaban solo a organizar desfiles cívicos y mantener las plazas y monumentos a los héroes de la patria. En Hermosillo la dirección de Acción Cívica evolucionó a Dirección de Cultura y luego a Instituto Municipal de Cultura y Artes (al que luego le adosaron los temas de turismo).

Poco a poco se ha construido una infraestructura cultural municipal, aunque el hecho de ser la capital del estado dota a la ciudad de la gran infraestructura y programas de extensión de la Universidad de Sonora y otras universidades públicas y privadas y la Casa de la Cultura del Estado de Sonora, que realiza actividades que en otros municipios debe costear el ayuntamiento.

Tenemos una red de bibliotecas, un Festival Internacional, un Instituto con personalidad y patrimonio propio, un Reglamento de Patrimonio Cultural y personal dedicado a esta importante tarea.

Las elecciones municipales permiten fortalecer esta función del gobierno local que como veremos adelante, tiene todavía amplias áreas de oportunidad para el crecimiento en la obligación constitucional de “Promover los medios para el desarrollo y difusión de la cultura, atendiendo a la diversidad cultural en todas su manifestaciones y expresiones, con pleno respeto a la libertad creativa”. Así lo manda el artículo cuarto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. No es que lo diga, es que lo manda.

La Ley General de Cultura y Derechos Culturales que cumple su primer aniversario el próximo 28 de abril reglamenta esta obligación de los tres niveles de gobierno al establecer los mecanismos de acceso y participación de las personas y comunidades a las manifestaciones culturales y garantizar el disfrute de los bienes y servicios públicos. (Art. 2).

Prometo analizar esta ley en otra entrega dada la amplitud de miras de esta ley y la malhadada circunstancia de que la misma legislatura que la aprobó y organizó la Secretaría de Cultura, aprobó también un recorte del 30% al presupuesto del sector, afectando programas grandes y pequeños, populares y de élite.

Otra ley que tenemos pendientes de cumplir es la Ley de Fomento a la Cultura y Protección del Patrimonio Cultural al que ya dediqué una entrega aquí en Crónica Sonora.

Patrimonio Cultural: ¿Y si cumpliésemos (o cumpliéramos) con la ley?

Nuevas bibliotecas, nuevos públicos

Quizá lo más fácil es la renovación de las bibliotecas que se enfoquen en servicios de conectividad digital y acceso a la tecnología, fortaleciendo su papel en la animación cultural y de difusión de la literatura.

De espacios de silencio y tareas escolares las bibliotecas pueden ser espacios de esparcimiento y diversión, facilitadoras de reuniones comunitarias en salones reservados e incluso refugios para la población de la tercera edad que no puede prender la refrigeración en el verano, una especie de albergues para las olas de calor.

La población sonorense está envejeciendo y necesitamos ofrecer servicios culturales a una población adulta sin muchos recursos para acercarse a manifestaciones culturales como el cine, el video o las artes plásticas. Gente que fue dejada de lado por el sistema educativo en su infancia está siendo marginalizada nuevamente en sus últimos años.

Par de ancianos caminan por Plaza La Candelaria, en Villa de Seris, Hermosillo, Sonora

Un museo para la ciudad

Hay casi cuarenta museos dedicados al desarrollo urbano y la historia local en México, desde el Museo de la Ciudad de México hasta el Museo de la Ciudad de San Luis Río Colorado. Hermosillo es una de las pocas capitales estatales que no cuenta con un museo de este tipo.

Un museo es un lugar para contar y recrear historias, no es solo un espacio para resguardar tesoros o cosas viejas, sino una oportunidad para el reencuentro de los visitantes con una historia que en este caso no es común a quienes habitamos Hermosillo.

En una época marcada por las fake-news y la abundancia de información inconexa el museo ofrece respuestas autorizadas, información pertinente en formas entretenidas y accesibles para una diversidad de públicos.

El publico de un museo así debe reflejar la diversidad de la población de la ciudad y su entorno rural en sus contenidos y en sus visitantes, requiere voluntad, imaginación y un mínimo de recursos para renovarse de manera permanente y no empolvarse o vaciarse de contenido.

No hacen falta muchos objetos para hacer un museo o un edificio con características óptimas (aunque siempre es deseable), lo que hace falta es un equipo motivado y con un proyecto de largo plazo dispuesto a ofrecer a la ciudadanía un espacio de aprendizaje, entretenimiento y fortalecimiento de la identidad comunitaria.

Ya Manuel Ignacio Acosta prometió en su plan de campaña la creación de un museo municipal en la ciudad, esperemos que quien sea que gane este primero de julio logre sumar las voluntades con los recursos para ampliar la oferta cultural en la ciudad.

Ramón Valdéz resguarda y explica el Museo de Radio Sonora, una iniciativa que permite acercarnos a la evolución de la radio en Hermosillo y el estado

Patrimonio común

Hermosillo es el único municipio de Sonora que cuenta con un Reglamento del Patrimonio Cultural, publicado el 13 de noviembre de 2008, que define un procedimiento para las declaratorias de patrimonio cultural del municipio, tanto de bienes del patrimonio tangible o inmueble como de bienes del patrimonio intangible.

Hay menos de media docena de estas declaratorias, entre las que destacan la declaratoria del Cerro de la Campana como ejemplo del patrimonio material y las Fiestas del Pitic, hoy Festival Internacional del Pitic, como patrimonio intangible.

Este reglamento permite concitar el reconocimiento social hacia lo propio, hacia lo que es importante para los hermosillenses aunque no necesariamente lo sea para gente de otros lares, es un acto de reafirmación que fortalece la identidad y el orgullo cívico.

Las declaratorias cuestan lo que cuesta elaborar los expedientes, darles trámite administrativo y la publicación del acuerdo resultante en el Boletín Oficial del Estado. Y si la lista inicial no podrá satisfacer a todos la apertura del proceso permite irla ampliando hasta reconocer la diversidad de lo que somos.

Falta actualizar el reglamento con las definiciones de patrimonio que hizo la ley estatal en la materia de 2011 y la mencionada Ley General de Cultura y Derechos Culturales de 2017, pero incluso en su estado actual es un activo para el municipio y sus habitantes en la tarea de proteger y difundir el patrimonio común.

Fiestas del Pitic

Festival, festivales, artistas locales

Las Fiestas del Pitic, hoy Festival Internacional del Pitic, son una oportunidad para la convivencia ciudadana, para vernos las caras, para caminar entre punks, porristas, carreolas y andaderas de adultos mayores, para sentarnos a esperar un espectáculo o tener discusiones animadas sobre qué foro atender.

El Festival es un regalo que nos hacemos los hermosillenses, gestionado por el gobierno municipal, un regalo en el que es muy fácil engolosinarse como con un pastel de quinceañera poniéndole cada años más capas, más pisos, más adornos y más merengue, bachata y rocanrol…

El año pasado el Festival, a pesar de su cambio de denominación, tuvo problemas de financiamiento y este año el corte de pelo se ha llevado algunas orejas, lo que quizá sea una oportunidad para recuperar el sentido callejero y popular en vez de tratar de impresionar a un respetable pachanguero, pero cada vez mejor informado y con un gusto más educado.

Hay un chiste entre los organizadores de festivales que dice que la mitad del trabajo de programar un festival cultural es imaginar que nuevo sombrero debe llevar Eugenia León o ahora Lila Downs… porque los nombres deben ser lo suficientemente mediáticos para ser reconocidos por al menos una parte del público, pero además deben ser una opción a la programación comercial de los palenques y los festivales de las radios locales.

Cada artista es una apuesta y una propuesta, yo no sabía que había tanta gente capaz de bailar cumbia colombiana en Hermosillo hasta que vino Margarita, La Diosa de La Cumbia o la Sonora Santanera, o que tuviéramos el filin para soltar una lagrimita con Omara Portuondo.

Y con lo importante que son los grandes espectáculos de los foros principales, lo importante es la circulación del público, las conversaciones en las banquetas y los camellones, las carreolas en el pavimento y allí quien marca el ritmo son los animadores locales, los espectáculos callejeros y las opciones en los “foros chicos” donde la gente baila música disco de los setentas o donde se presentan las rondallas y los grupos de danza o los foros para público infantil.

El Festival es una celebración, se nos olvida pronto, del cumpleaños de la ciudad y a pesar de eso el foro de artistas de los pueblos indios de Sonora sigue siendo una oportunidad para mejorar, para mejorar las condiciones del foro mismo, la atención a los artistas, el espacio mismo de las ramadas, sin contar las veces que se les ha sacado del primer cuadro hacia los márgenes como en una metáfora burda y descuidada de la realidad cotidiana.

Llevamos ya casi veinte años de fiestas y festivales y seguimos experimentando con el asunto del apartado de las sillas en el foro principal, con las gradas y jugando con la seguridad de los asistentes poniendo tanques de gas, cables eléctricos y puestos de vendimia como si el festival solo ocurriera en los foros principales.

Necesitamos estos oasis, y que el festival llegue justo en los primeros días del calor de verdad nos recuerda que no podemos seguir teniendo chaparrones de eventos en una semana y 360 días seguidos de sequías.

Fiestas del Pitic

Falta un FARO

El Instituto Sonorense de Cultura no solo gestiona la Casa de la Cultura sino que abrió una extensión al norte de la ciudad. Quizá esta es la oportunidad para que el IMCA, el gobierno municipal amplíe el modelo de los Centros Hábitat hacia lo que en la ciudad de México son los FAROS: fábricas de artes, que combinan clases de soldadura artística con exposiciones y talleres de foto, video o serigrafía en un ambiente entre desaliñado, juvenil y contracultural.

El sur de la ciudad necesita más infraestructura cultural y bien podría alojar un centro de este tipo en colonias como la Cuauhtémoc o la Nuevo Hermosillo, con población joven, migrante, capaz de movilizarse a pie o en bici a tomar una clase o un curso o ver y discutir una película que responda a su gusto y su realidad y no a la idea decimonónica de la Bellas Artes.

Industrias culturales

Hermosillo es el centro editorial y de artes gráficas para el estado, la ciudad que produce más televisión, videos y documentales, donde acuden a formarse artistas y técnicos que después regresan o migran a otros municipios.

Y junto a eso tenemos también la mayor concentración de graduados universitarios, de empleos bien pagados que requieren esparcimiento de calidad para que la ciudad sea atractiva y siga atrayendo talento a pesar de los extremos de su clima, bueno, del verano, los que se quejan del invierno se quejan de todo.

Una escena cultural vibrante atrae inversiones, infinidad de ejemplos lo muestran alrededor del mundo (Bilbao, Detroit, Tucson) y el gobierno municipal está en posición de fomentar los emprendimientos culturales.

No solo hace falta capital semilla, becas y capacitación fiscal para los artistas sino una mejora regulatoria. El actual reglamento de espectáculos permite a la autoridad municipal prohibir espectáculos donde aparezcan personas con el torso desnudo o se contoneen en el escenario.

La ambulancia que ustedes ven afuera de la casa de la cultura cuando van a un concierto se tiene que pagar de la taquilla, mientras que los cines, que concentran diez veces más personas en espacios similares solo pagan una inspección anual y no tienen ambulancia a la puerta.

El ayuntamiento cobra un impuesto a la taquilla de bailes y conciertos que también debe pagar (junto con la inspección y la ambulancia) la función de teatro o de danza.

Un grupo de artistas, promotores y creadores hemos tenido reuniones con regidores, funcionarios y presidentes municipales varios, pero no hemos pasado de las promesas tibias o la negativa expresa, al ayuntamiento le interesa poder censurar espectáculos cuando así lo considere (a pesar la inconstitucionalidad del reglamento) y sacar hasta el último centavo de los espectáculos que se presentan, y trata igual a circos, conciertos, títeres o danza.

Estamos haciendo mucho, podemos hacer más, espero que alguna de estas ideas se cuele en algún programa, es más, digan que ya lo tenían considerado, la ciudad se los va a agradecer.

Por René Córdova

Fotografía de Luis Gutiérrez / Norte Photo

Asistentes al concierto de Earth, Wind & Fire en Fiestas del Pitic 2016

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Sobre el autor

José René Córdova Rascón es Antropólogo Social por la ENAH, maestro en Salud Pública con especialidad en Políticas Públicas por la Universidad de Arizona en Tucsón, director de Espacios Expositivos, S.C. y curador externo de la nueva exposición permanente del Museo Comcaac (antes Museo de los Seris) en Bahía de Kino, Sonora. Contacto: rrenecordova@gmail.com

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1 comentario

  1. Felicitación agradecida para el autor y el medio. Mientras se hable, escriba o grite sobre estos temas, quiere decir que algo se mueve… Aunque sea moluscularmente.
    Salud, que las ideas y palabras nunca serán ni excesivas ni suficientes.

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