Resulta que esta aparentemente inocua película es una crítica al paradigma de moda: «sólo el que canta tiene talento»…

Así lo advierte Horacio Vidal en su nueva colaboración para Crónica Sonora.

Lean y verán

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En nuestro tiempo, sólo el que canta tiene talento. Únicamente quien posee la voz y el carisma ideales, puede aspirar a convertirse en la próxima sensación: ser el ídolo de la multitud. Así se alcanza una estrella. Poetas, literatos y artistas plásticos deben esperar otro momento. Formatos televisivos como America’s got talent, The voice y X Factor, transmiten una vitalidad popular que está lejos de apagarse. Los aplausos se multiplican en el planeta. Sólo el que canta tiene talento.

 

Y aunque la música ya no es lo que era antes – aún no surge un movimiento capaz de “jalarnos las orejas” -, hoy existen tantos cantantes como nichos de mercado. Gracias a YouTube, Spotify y a otras plataformas digitales, cada quien es su propia lista. Un mixup infinito.

 

De eso va Sing, ven y canta (Garth Jennings, 2016), la más reciente cinta animada de Ilumination enterteiment, séptima en la línea y su primer musical. El resultado es una película que puede ser disfrutada por toda la familia; elabora un conmovedor homenaje al music hall, es la crítica más divertida a los reality shows de talento y logra construir un mensaje positivo, oportuno en esta época de incertidumbre y temor generalizado.

 

Sing, ven y canta se desarrolla en una ciudad como Los Angeles, pero habitada por una bola de animales. En sus primeros diez minutos establece la pegajosa premisa. Es la historia del koala Buster Moon (voz de Benny Ibarra), propietario de un teatro con problemas financieros; el héroe buscará rescatar la gloria de su edificio con una gran apuesta: un concurso de talento, de canto.

 

Las audiciones son tan graciosas como los seleccionados, sobre quienes pende el peso de sus propios estereotipos. Rosita, la cerdita (Hannah, de Ha*Ash), madre de una piara de 25, casada con un cochinito adicto al trabajo; Johnny Gorila (Roger González), simio adolescente que pretende alejarse de las malas costumbres de su familia; Ash, la puercoespín (Ashley, de Ha*Ash), rockera, rebelde y decepcionada del amor; Meena, la elefanta (Eugenia Suárez), divina y espectacular, siempre y cuando nadie la vea cantar y Mike, el ratón (Leonardo Sbaraglia), ambicioso roedor escapado del ratpack con nivel interpretativo a lo Frank Sinatra.

 

Entre todos presentarán una colección de melodías dentro de un soundtrack difícil de superar. Desde “Golden slumbers/Carry that weight”, de The Beatles, “Hallelujah”, de Leonard Cohen, hasta “Shake it off”, de Taylor Swift, o “I’m still standing”, de Elton John y “My Way”, de Sinatra, cada una de estas canciones encaja a la perfección y se convierten en verdaderos comentarios o referencias puntuales para Sing, ven y canta.

 

Es el guión, escrito por también por Garth Jennings. Un argumento muy bien escrito, redondo, en donde todos los personajes tienen la oportunidad de lucirse y volverse memorables, claro, a pesar de los clichés.

 

Las canciones permanecen en su idioma original. Constituyen un magnífico homenaje a la música popular de los últimos cincuenta años del siglo XX y en varias ocasiones provocarán la sorpresa emotiva de la interpretación precisa.

 

Buster Moon, el koala, se presenta como el eterno optimista. Su sabio consejo: “La única ventaja del que está hasta abajo es que solo tiene un camino, hacia arriba”, es la gran enseñanza de Sing, ven y canta y no está tan alejada de la realidad.

 

Con guiños a Chorus Line (Richard Attenborough, 1986) y, por supuesto, a todos los programas televisivos a lo American Idol, esta animación merece respeto gracias a secuencias a un tiempo cómicas y entrañables. Nadie había visto una manera más conmovedora de trabajar el carwash hasta no presenciar Sing, ven y canta.

 

Y no se conocía una versión tan arriesgada de “My way” como la interpretada en esta cinta.

 

El esplendor de los musicales regresa con fuerza. Sólo este año películas como Sing Street (John Carney, 2016) y la esperada La La Land (Demian Chazelle, 2016) señalan a la nostalgia como la plataforma emotiva que ahora le devuelve a los espectadores el gusto por las canciones.

 

Sing, ven y canta seducirá a los amantes de las melodías presentes en la memoria y con su dulzura y optimismo se vuelve en una gran referencia de nuestro tiempo: la esperanza es lo último que muere.

 

Y solo el que canta tiene talento.

 

Sing, ven y canta. Director y guionista: Garth Jennings. Con las voces de Benny Ibarra, Hannah y Ash, Roger González, Eugenia “La China” Suárez y Leonardo Sbaraglia.

 

Por Horacio Vidal

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Sobre el autor

Horacio Vidal (Hermosillo, 1964 ) es publicista y crítico de cine. Actualmente participa en Z93 FM, en la emisión Café 93 con una reseña cinematográfica semanal, así como en Stereo100.3 FM, con crítica de cine y recomendación de lectura. En esa misma estación, todos los sábados de 11:00 A.M. a 1:00 P.M., produce y conduce Cinema 100, el único -dicen- programa en la radio comercial en México especializado en la música de cine. Aparece también en ¡Qué gusto!, de Televisa Sonora.

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3 comentarios

  1. Mis padres siempre enjuiciaban…»Las artes no son la manera segura de ganarse la vida».
    En la actualidad no tengo la certeza que esta sentencia sea la correcta, pero si estoy convencido que acercarse a ellas hace la vida mas soportable.
    Mucho mas que tener talento, hay que practicar el arte.
    Para mi no hay mucha diferencia entre los concursantes que participan en los programas televisivos que citas, a cuando uno canta en la regadera.
    Pienso que el verdadero talento se muestra cuando sobrevives en un mundo donde el artista es solo una mercancía.
    Nuestro ingenio da para más, porque todos tenemos la necesidad de expresarnos y eso (creo) que es una forma de talento.
    Saludos.

    1. Así es.

      Sin embargo, cuando escribo: «solo el que canta tiene talento» me refiero, precisamente, a la equivocada idea de que no hay otra posibilidad para trascender que acercarse a la música. Cantar no es el único camino, por supuesto, pero así lo ha determinado la industria del entretenimiento.

      Es más, la música no es tampoco el único camino. Pero por lo pronto nadie discute su prevalencia.

      Saludos.

  2. La película de sing es una porquería, La gente solo la vio solo por las canciones (como los que fueron a ver ralf el demoledor solo por la aparición de sonic)

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