Jorge Damian​ se echó unos tacos con Stefan Falke. Además de componer el mundo hablaron de la vida y obra de Tom Kiefer. He aquí el resultado.

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Tom Kiefer es un fotógrafo nacido en Wichita, Kansas, quien durante 11 años ―de 2003 a 2014― laboró como jardinero y conserje en la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (US Customs and Border Patrol), de la estación de Ajo. Una ciudad en medio del árido e inclemente desierto de Arizona ubicada a 66 kilómetros de la frontera de Sonora y a dos horas de distancia en auto de Phoenix, la capital. La localidad no cuenta con más de 3350 habitantes; de los cuales el 75% de la población es blanca; el resto del porcentaje es disputado por hispanos, amerindios, afroamericanos y asiáticos.

Quien me habló de la vida y obra de Kiefer fue su colega alemán, Stefan Falke, durante una cena en Mexicali, Baja California, a mediados de este año 2017. Falke visitaba Chicali para continuar con su proyecto «La Frontera: artistas a lo largo de la frontera México-Estados Unidos», el cual tiene la finalidad de exponer que «más allá de las noticias que retratan a la franja fronteriza como un lugar fatídico y violento ―según palabras de Falke― existe una rica vida cultural de la que no se habla, ni se atiende”.

Durante los años en que Kiefer laboró en dicho centro de detención ―me cuenta Falke― capturó con su cámara cada uno de los bienes personales decomisados a los migrantes mexicanos y centroamericanos que la patrulla fronteriza resolvió que eran vil basura, a pesar del valor y el carácter íntimo de estos objetos que los inmigrantes decidieron llevar consigo en su camino hacia una mejor vida del otro lado de la frontera.

¿Cuáles fueron los bienes personales decomisados a los migrantes por la patrulla fronteriza que se desecharon y fotografió Tom Kiefer? Cepillos de dientes, pastas dentales, barras de jabón, desodorantes, peines, rastrillos para afeitar, maquillaje para dama, toallas sanitarias, preservativos, medicamentos, píldoras anticonceptivas; chocolates, latas de atún, galletas de animalitos, caramelos, pastillas aliviar la garganta reseca, alimento para bebé marca, Gerber; cortaúñas, gafas para el sol, cinturones, tarjetas telefónicas, llaves del auto y de la casa; biblias, rosarios, escapularios de Jesús Malverde (conocido como el Santo de los Narcotraficantes), estatuillas de la Virgen de Guadalupe y patitos de hule.

Cubiertos: Los utensilios utilizados para comer alimentos de lata mientras cruzan el desierto se consideran potencialmente letales, bienes personales no indispensables.

Galones de agua: El agua es la principal fuente de hidratación al cruzar el desierto. En el área de Tucson en la frontera entre Estados Unidos y México, los galones de plástico negro no biodegradables para uso rudo se utilizan comúnmente como cantimploras las cuales frecuentemente se aíslan con restos de ropa o cobija.

Señales de camino: Objetos de colores brillantes se colocan a lo largo del camino para ayudar a los que viajan detrás. Estos patos de goma se utilizaron como señales de camino, uno de los cuales todavía tenía una soga utilizada para sujetarlo a un arbusto o rama de árbol.

Higiene oral: Cepillos y pasta de dientes son considerados propiedad personal no esencial, potencialmente letal y por lo tanto son tirados a la basura. Durante la detención la mayoría de los migrantes no tendrá acceso a pasta ni cepillo de dientes.

El proyecto “Sueño Americano” inició en el año 2003, cuando comenzó a laborar en la oficina de Aduana y Protección Fronteriza de Estados Unidos (US Customs and Border Patrol) como conserje. “[Busqué] un trabajo sencillo de medio tiempo para pagar mis cuentas. Al principio sólo reciclaba jabón, cepillos de dientes o cargadores de teléfonos celulares, con el acuerdo de la administración [del centro de detención de la patrulla fronteriza]; pero pronto me conmovió la naturaleza dramática e íntima de estos objetos que cuentan los trágicos destinos”, dijo Kiefer en entrevista para el diario francés Le Monde, en enero del 2016.

“Durante muchos años se me permitió recoger y tomar los alimentos transportados por los migrantes los cuales fueron desechados, durante el proceso de detención y encierro y no considerados para nuestro banco de alimentos de la comunidad; unas 60 toneladas estimó la persona encargada eliminarlos”, explicó Tom Kiefer en su sitio web.

Portada interior: La cubierta interior de un Nuevo Testamento tiene el registro de un migrante que viajó a Estados Unidos a través de la frontera entre México y Arizona. Este migrante cruzó a Estados Unidos el 10 de agosto de 2009 y fue detenido seis días después. El objeto se consideró propiedad personal no indispensable y se decomisó durante el arresto.

Tuny: Una lata de atún una fuente de proteína, práctica y compacta. Esta marca en particular cuenta con una tapa abre fácil que no requiere de abrelatas. Todos los alimentos, incluyendo leche en polvo, carne seca, barras de granola y sopas deshidratadas se consideran contrabando y se eliminan durante el ingreso al centro de detención.

Llaves: Los artículos personales como las llaves se consideran propiedad personal potencialmente peligrosa, no indispensable y por lo tanto se desechan. Los costos relacionados con el reemplazo de llaves y cerraduras en el hogar y el automóvil pueden significar fuertes cantidades de dinero.

Un cortaúñas, los cordones de los zapatos y la billetera confiscada por los agentes de la patrulla fronteriza “por razones de seguridad”, y abandonadas en los contenedores de sally port (llamado así al primer acceso a un centro de detención en donde se decomisan las pertenencias), dan cuenta del final del “sueño americano”. A la vez muestran el inicio de un proceso de despersonalización que parte de la eliminación de algunos referentes que construyen el entramado de la identidad, como los son las identificaciones oficiales; los rosarios, biblias y crucifijos que dan cuenta de la devoción; los recuerdos o regalos que simbolizan el amor a un ser querido que espera en el lugar de destino.

Guantes: Diferentes guantes por diferentes motivos. El desierto y el terreno montañoso a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos es diverso en matorrales y plantas espinosas; durante los meses de invierno las temperaturas bajan por debajo de los cero grados. Los narcotraficantes a menudo guardan las pacas de marihuana [que transportan caminando en el desierto] en costales ásperos y rasposos. Todos los guantes se consideran bienes personales no indispensable y se desechan.

“Cómo tratamos a los demás refleja lo que somos. Cuando los cordones de los zapatos, los cepillos de dientes, los calcetines, la ropa interior, los pantalones, las camisas, las chaquetas, los relojes, las biblias, las carteras, las monedas, los teléfonos celulares, las llaves y la joyería; las píldoras anticonceptivas, las cobijas y los rosarios, considerados bienes personales no indispensables, se descartan independientemente de la cantidad y el origen de éstas, algo se convierte en menos que humano”, declaró Tom Kiefer, quien en el 2015 fue elegido como uno de los cincuenta talentos emergentes en fotografía más prometedores por la revista LENSCULTURE, precisamente gracias a este proyecto, “El Sueño Americano”.

Camisas de polo: Generalmente los migrantes llevan ropa adicional cuando cruzan el desierto con la finalidad de tener algo limpio con que cambiarse para cuando lleguen a su destino final. Considerada como propiedad personal no indispensable, la ropa extra regularmente se desecha al ser detenidos por la Patrulla Fronteriza.

Dulce Objetivo: Un cartón reciclado de tiro al blanco para arma de fuego cubierto con caramelos y pastillas para aliviar la garganta reseca. Todos los alimentos transportados por migrantes se consideran contrabando y se desechan durante el ingreso al centro de detención de la Patrulla Fronteriza.

Por Jorge Damián Méndez Lozano

Vista de la instalación del Estrella Mountain Community College, Centro de Artes Escénicas, Avondale, Arizona, Noviembre, 2016.

Para conocer más del trabajo del artista consultar la página: http://www.tomkiefer.com/

Sobre el autor

Nació en Mexicali. Siente una profunda emoción por la noche, los excesos y la comida china consumida en la madrugada dentro de alguna fonda oriental. Mientras mastica le gusta escuchar, sin entender nada, el mandarín o cantonés en que se comunican los propietarios con los cocineros. Ha colaborado en el semanario Siete Días, en el periódico El Mexicano y en las revistas Generación, Diez4.com y Vice.com

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