El Estado, el individuo y la libertad de hacer con nuestros cuerpos lo que querramos son los ejes del nuevo alegato jurídico-filosófico de Víctor Peralta aquí, en Crónica Sonora.
Porque nuestros lectores sí leen (sic) y hasta piensan (super sic)

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Primero que todo, ¡qué es un transhumanista! (en adelante h+). Un transhumanista es una persona que defiende la libertad de hacer modificaciones a su cuerpo con base en cualquier tecnología posible, sin que se las pueda limitar ley, Estado, religión o principio alguno que él no reconozca. Con las nacientes tecnologías tanto cibernéticas como genéticas, esta preocupación será cada vez más común. Quizá la mayoría vio un capítulo de la famosa satírica Southpark (E1S9) donde el papá de Kyle piensa que por dentro siempre ha sido un delfín, y se opera para hacerse una delfinoplastia, es decir, una operación que le ponga una aleta dorsal, que le cambie manos por aletas laterales, y la nariz una trompa alargada y un boquete en la nuca para respirar.

 

Si usted pudiera diseñar su cuerpo, de principio a fin, ¿le haría algún cambio? Seguro, a juzgar por el tamaño de la industria cosmética y por la penetración de los productos cosméticos, la probabilidad de que el lector se hiciera al menos algún cambio habiendo la tecnología suficiente, es grande. Nariz más grande, más chica, afilada, respingada, más tetas, menos tetas, más redondas, cintura, bíceps, tríceps, muslos, nalgas, bajar el azúcar, subir la melatonina, piel tersa, sin arrugas o celulitis, un corazón nuevo, un hígado sin cicatrices. ¡Qué les hace falta! Para los h+ incluso la educación es reconstrucción. Y uno se reeduca con libros, conferencias, universidades, videos, etc. Las modificaciones, los perfeccionamientos están a la orden del día. Por eso tomamos complementos vitamínicos o nos inscribimos a esa maestría. Si pudiéramos escoger los cambios sin límite, mi hipótesis es que la mayoría escogería alguna refacción. O dos. O más.

 

*  *  *

 

Hay cambios perfeccionantes. Y los hay discapacitantes. Quizá alguno por allí quiera un cambio discapacitante. Se considera un tipo de desorden de la personalidad el desear perder alguna función o extremidad, y aunque es poco común existe. Se llama desorden de identidad de integridad corporal (DIIO). El asunto es si sea con DIIO o no, perder capacidades o funcionalidades debe ser legal o no. Quedarse con las limitaciones que uno tiene pudiendo cambiarlas, argumentan algunos h+, es igual que querer ser discapacitado. Estas discusiones llegan a “extremos” (le parecen extremos a los que no están al tanto de muchos avances científicos) como los de afirmar que cuando la muerte se pueda extinguir a voluntad, al extender la vida indefinidamente, escoger la mortalidad es un tipo de desorden psicológico cercano a los DIIO. ¡Vaya a saber qué es lo correcto aquí!

 

En cualquier caso si uno es dueño de su propio cuerpo, uno debe poder perfeccionarse tanto como discapacitarse, o permanecer igual. La relación de propiedad implica tres derechos distintos según el derecho romano:

 

ius utendi. Derecho a usar nuestro cuerpo; por ejemplo, para ir a clases, para escuchar una plática uno usa sus oídos, para no sufrir la luz excesiva, uno usa los párpados, para tener un poco de cariño, uno usa manos y los brazos, el corazón y los ojos, las glándulas sudoríparas y más, etcétera.

 

ius fruendi. Derecho a los frutos del cuerpo; por ejemplo, uno es dueño de las percepciones que nos reportan los ojos al ver una pintura de Ann Packard o la sensación que nos da escuchar Erbarme dich de Bach, pero también el derecho que tenemos de comer la chachalaca mostrenca que capturamos con nuestras propias manos y ojos, o el salario que devengamos usando el cuerpo para ciertos fines.

 

ius abutendi. Derecho a destruir el cuerpo; por ejemplo, podemos usarlo hasta que la vejez lo disminuya, o hasta que la obesidad le pare los latidos al corazón, pero también, a tatuarlo, o a destruir el hígado usando alcohol y durmiendo mal, o destruir el alma y el cerebro creyéndole a Karl Marx. Tenemos derecho a acabarnos nuestro cuerpo teniendo hijos, o durmiendo y comiendo mal a cambio de vigilar la fiebre de un vástago, tanto como tenemos derecho de destruir nuestro cuerpo para detener un balazo que lanza contra un inocente.

 

Sin estos tres derechos, no seríamos propietarios de nuestro cuerpo y no podríamos ser h+. No podríamos optar por mejorarnos yendo a la escuela o trabajar en lo que queramos, dado que no tendríamos derecho a disponer de nuestro cuerpo o sus frutos. Límites al derecho de uso, supondría que no podemos elegir a dónde ir, o qué hacer, en general. Límites al derecho de usufructo supondrían que no podemos apropiarnos de lo que hagamos con nuestro cuerpo, incluso cosas tan íntimas como son la apreciación de arte o de algún atardecer. Y si perdiéramos el derecho al abuso, la más defendible de las pretensiones de limitación, significaría que el Estado podría imponernos multas o cárcel (¿o muerte?) por todas las conductas que supongan un deterioro o un riesgo del cuerpo, lo que así dejado podría significar que se prohíba el alcohol, el cigarro, el sedentarismo (a caminar al trabajo de nuevo), olvídense de las pizzas, las carnitas, la dieta vegana, las tortillas de harina o todo lo que engorde o pueda hacer daño.

 

*  *  *

 

Un Estado que limite el ius abutendi sobre el cuerpo parece más bien obligado a adoptar todas las tecnologías h+ que nos fortalecieran. De modo que si el Estado sólo nos exige no destruir el cuerpo pero sí dejarlo morir naturalmente, estaríamos frente a lo que sospecho es la ideología más común. Por esta razón Fukuyama, exasesor científico de George W. Bush llamó al h+ “la idea más peligrosa del mundo” (en Foreing Policy, octubre de 2009). Fukuyama pensaba que era un movimiento de liberación bastante más radical que todos los movimientos antes vistos. En esto, mi hipótesis es que la mayor parte de los mexicanos, latinos y demás están del mismo lado que el expresidente texano, G. W. Bush: es bueno mejorarse, con unos anteojos o con un iPad que supla a mi memoria y me recuerde ir al dentista, pero tomar la píldora de la eterna juventud o un tratamiento para conseguir una piel resistente al fuego, eso ya sería jugar a ser dios: haz las paces con tu vulnerabilidad porque aspirar a la perfección es aspirar a suplantar a la divinidad o bien es mera neurosis. A lo que un h+ respondería frontalmente: “siempre voy a intentar ser la mejor versión de mí mismo que sea posible, seré un dios si es preciso.” Quizá no valga la pena transigir en esta discusión, y baste con reconocer que los h+ menos radicales buscamos poder mejorar siempre de acuerdo a nuestro concepto de mejoría.

 

Como mejorar radicalmente un cuerpo implica, ciertamente, destruir el cuerpo actual, quizá modificando la información genética o los tejidos o los químicos en sangre y linfa, o mudarnos a cuerpos robóticos dejando los cuerpos orgánicos, o qué se yo, el h+ necesita fuertemente de una relación de propiedad sobre los cuerpos. Los cuerpos son nuestros. Un h+ socialista, defendería que los cuerpos son del Estado para abusar de ellos incluso; el novy chelovek soviético. Un h+ liberal clásico, en cambio diría que los cuerpos son de los individuos para abusar de ellos si así lo decidiera alguien, o para dejarlos íntegros si así lo decidiera alguien, o, para mejorarlos también, dado que alguien así lo decidiera, todo esto siempre que no se cometa un crimen contra otro.

 

*   *   *

 

Es muy poco probable que alguien quiera sostener con seriedad que los cuerpos son propiedad de la comunidad. Esto haría que, por poner una reducción grosera en cuestión, si la mayoría de la comunidad piensa que las mujeres gordas valen menos que las flacas, entonces tengan o no la razón, la comunidad podría por ejemplo, subirles los impuestos, prohibirles algún oficio o prohibir algunas decisiones como si las dejan reproducirse o casarse, o iniciar campañas de difamación y ostracismo. En casos extremos, las comunidades podrían incluso dictarles normas a las mujeres de cómo y  cuánto reproducirse (eugenesia): en la Rusia socialista, por ejemplo, Stalin ilegalizó el aborto y aumentó los impuestos a las mujeres solteras y sin hijos, subiendo los apoyos sociales a las mujeres con hijos. Más muestras de cómo “la sociedad” o “la comunidad” promueve ciertas valoraciones de mujeres y hombres, no son un misterio. Además darles el poder de propiedad sobre los cuerpos individuales a los gobiernos es fácilmente una decisión de suicidio político, de fascismo no necesariamente por los que pueden voluntariamente someterse a la comunidad sino en especial para los que sin poder hacerlo o sin desear hacerlo, se enfrentan a un destino oscuro de coacción y sanción.

 

Todas estas consecuencias son tan horribles que deberíamos decir que la comunidad no tiene ninguna injerencia en la valoración y coacción de sus individuos. En cambio, los individuos valen y tienen dignidad independientemente de lo que las comunidades digan o piensen. Tenemos dichos que capturan estas ideas: nadie es profeta en su tierra, o por ejemplo mal de muchos, consuelo de pocos.

 

*   *   *

 

Dado que nadie más puede aspirar a ser dueño de los cuerpos más que cada uno de los que de hecho los poseen, parece que la mejor opción que queda a los h+ para aceptar la propiedad sobre los cuerpos, es restringirla, primeramente, a quienes los controlan y poseen (una especie de usucapion o propiedad con base en el uso continuado), i.e. a cada individuo. El régimen de propiedad sobre los cuerpos debe ser el régimen de la propiedad privada e individual. Tenemos nuestros cuerpos. Habemus corporum, habeas corpus. Somos dueños de nuestros cuerpos y tenemos derecho a ser respetados, allí, en ellos y a dónde los movamos, y como los mejoremos, o lo que podamos conseguir mediante ellos, siempre que no afectemos el mismo derecho legítimo de otros a su propio cuerpo.

 

Usar la tecnología para mejorarnos lo más que podamos requiere que podamos poseer nuestros cuerpos, y esta propiedad es la propiedad privada de nuestros cuerpos.

 

Por Víctor Peralta Del Riego

Díptico del Self Creation Man (and Woman)

interiores transhumanista

Sobre el autor

Victor Peralta nació en Hermosillo y creció entre Nogales, Ímuris, Hermosillo y Zacatecas, donde estudió Derecho y Filosofía. En 2005 entró a la Maestría en Filosofía de la UNAM de la que se está titulando con una tesis sobre la computabilidad de la mente humana y la incompleción de Gödel. Hoy en día se desempeña como docente-investigador en Cancún.

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5 comentarios

  1. Vaya, vaya… estimado Víctor, muy interesante el tema que tocas, aunque te voy a enumerar -tratando de no profundizar demasiado- todos los puntos con los que cuanto menos no coincido, incluyendo algunos puntos en los que creo que te equivocas, posiblemente por desconocimiento. Lástima que este medio no es el más idóneo para tratar con extensión estas cuestiones sin invertir horas y horas. Te invito a que platiquemos en un café cuando quieras… creo que podría ser muy interesante 🙂

    – Vayamos antes que nada con la definición misma de «transhumanista», que por cierto desconocía. Si dices que es aquel que se siente con la libertad de hacer modificaciones en su cuerpo, y en ello incluyes las modificaciones cosméticas como el arreglo del cabello (en cualquier parte del cuerpo, jejeje) y el maquillaje… entonces amigo, no creo que exista nadie que no quepa en esa definición de «transhumanista». Quiero aclarar eso porqué tal vez entonces deberíamos situar la discusión más en los LÍMITES del transhumanismo, como práctica humana, y no tanto en el dualismo de transhumanismo SÍ vs. NO. Según yo entiendo de lo que hablas en tu artículo lo interesante viene cuando entramos a analizar los detalles (dirección, sentido e intensidad) de esas modificaciones…. y tal vez sus usos.

    – Lo de incluir las modificaciones cognitivas dentro del campo de acción del transhumanismo… por ejemplo me parece bastante discutible, aunque tal vez solo desde el punto de vista de que a día de hoy la tecnología no permite muchas modificaciones que las que ya citas: leer, formarse, etc… Pero en un futuro no muy lejano es muy probable que podamos usar ciertas «prótesis» cognitivas. No muy lejos están los lentes de realidad aumentada de Google, que por cierto no han tenido mucho éxito por el bajo nivel de desarrollo de las mismas. Pero es indudable que antes de 50 años muy probablemente esa tecnología podamos integrarla directamente en unos pupilentes o incluso detrás de nuestra córnea. Llegados a ese escenario, si veríamos POTENCIADA y MODIFICADA nuestra capacidad natural para procesar información desempeñarnos en las tareas personales, profesionales, etc… Entonces, creo que ahí estoy contigo en que podemos incluir este tipo de modificaciones en el campo del transhumanismo, con pleno derecho.

    – Lo de los cambios discapacitantes sí es muy -pero que muy- interesante, y al respecto de ellos hablas de varias cosas que quiero comentar por separado porqué realmente no creo que vayan ligadas y merecen su discusión por separado.

    – por ejemplo, tal como tú mencionas, el asunto del suicidio siempre ha sido algo polémico y prohibido en todas o en casi todas las culturas de ahora y de siempre. Este tema es casi inabarcable por su casuística y también por las bases morales y -especialmente- religiosas de cada cultura/sociedad desde la que se discuta la cuestión. Yo defiendo desde no recuerdo cuándo el derecho individual al «suicidio» o cuanto menos en los casos relacionados con la «eutanasia», es decir, cuando hay razones «lógicas» de peso. Pero admito que es un debate que por sí mismo necesitaría muuuucho espacio y tiempo. A lo que voy, es que me parece -como sugerí al inicio- que el aspecto tecnológico de tal acción (quitarse la vida) no es la clave en la resolución del dilema moral, sino las repercusiones del mismo.

    No me gusta definirme sí, pero a veces me reconozco entre los que tiende a hacer juicios morales más en función de las CONSECUENCIAS de un acto que en base a una tabla de reglas ABSOLUTAS y establecidas a PRIORI. Como ya sabes, ésta es otra de esas interesantes polémicas en filosofía.

    Resumiendo, en cuanto a ls acciones que concluyen en una merma de las capacidades propias o de la salud o de la vida misma, creo que no coincido mucho contigo. Creo que cada acción cocreta hay que evaluarla y creo que si afecta a la comunidad de una forma que no puede obviarse. A continuación me explico.

    – Cuando entras al asunto del derecho romano hay varias cosas que me «rechinan». Para empezar, aunque respeto mucho a mis ancestros, nunca me he sentido forzado a decidir mi futuro por lo que creyeran mis ancestros (considero al derecho romano digno representante del orden legal y moral de unos ancestros «no tan lejanos»). Digo esto porqué aunque puede servir de punto de partida para el análisis, nunca debe tomarse a «rajatabla»… no soy de los que creo que Dios escribió mandamientos divinos en unas tablillas… aún menos unos ancestros que la tecnología más avanzada que conocieron fueron los acueductos y las avenidas empedradas (que no son poca cosa… o es más que lo que aún tenemos en muchas colonias de nuestra ciudad, ejem..). Así pues, me pareció original tu presentación en base al derecho romano, pero no me convenció en absoluto.

    – Por ejempolo, entrando en lo que comentas con el SOCIALISMO (que sea dicho de paso no era aún conocido por los romanos), tengo que contradicirte en algo que dijiste en tu texto: HAY PAÍSES (como España y el resto de EUROPA) en los que ESTÁ PROHIBIDO -BAJO PENA DE MULTA!!- NO SOLAMENTE CIERTOS MALTRATOS A TU CUERPO SINO TAMBIÉN CIERTAS ACCIONES QUE LO PONGAN EN RIESGO. Ejemplo: si vas en motocicleta sin casco, te cae una multa de unos $2,000 MXN… así mero como lo escuchas. Y parecería algo sin sentido ¿qué no? es decir, si tienes un accidente y no llevas un casco puesto el daño en la cabeza te lo llevas tú… ¿para qué tienen que multarme si no lo llevo?! Ah, pero eso ocurre en tantos otros asuntos. Por ejemplo, también te pueden multar si no llevas puesto el cinturón de seguridad en el automóvil cuando circulas, etc…

    Para aclarar tu probable incredulidad con lo que acabo de decir, tengo que añadir que hay un punto con sentido en estas medidas por parte del ESTADO, que tú has despreciado tan alegremente en tu discurso. Es muy sencillo. En Europa, si tú te quedas en un estado grave (parapléjico, por ejemplo) de por vida, vas a costar UNA INMENSA CANTIDAD DE DINERO A TUS CONCIUDADANOS!!! Pensiones, gastos médicos, ayudas económicas MENSUALES a tu familia para asistirte o para que pagues a alguien para que te asista en el día a día, etc… Entonces, comprenderás que VISTO ASÍ, sí tiene sentido que el estado pueda tomar medidas para EVITAR que maltrates tu salud. Entiendo que para un mexicano sea algo poco creíble un estado tan «protector» como éste. Pero créeme, hay todo un mundo más allá del Atlántico. Digo esto, porqué la verdad, me rechinó los oídos muy mucho que dijeras que el estado (incluso dijiste «comunidad») pueda ser «dueña» de ningún modo del cuerpo de una persona… o de su salud. Bueno, pues quiero aclarar de que en México tal vez, pero en un estado realmente socialista tiene mucho sentido (España no es el mejor ejemplo de socialismo… pero te invito a que investigues cómo manejan estas cuestiones en el Norte de Europa).

    Como se dice ahora: un gran poder exige ejercer una gran responsabilidad. En otras palabras, si queremos una sociedad en la que los otros se encarguen de nosotros cuando suframos un accidente, enfermedad degenerativa, etc… hay que estar dispuestos a que los otros nos exijan cierta responsabilidad. Espero haberlo expuesto con claridad, pero me gustaría saber si lo que he dicho te hizo cambiar de parecer 🙂

    Por cierto, este dilema se ha planteado repetidamente en Europa a raíz de los fumadores, habida cuenta de que generan muchos más gastos médicos. No quiero extenderme en ello, pero creo que te imaginas la polémica, ¿no? De hecho, en el sector privado (léase las mútuas médicas y aseguradoras) analizan la salud y la edad de sus abonados antes de establecer unos precios a sus seguros/servicios. Así pues, en un mundo en el que justamente el estado no es todopoderoso, también cabe preguntarse por las responsabilidades de los ciudadanos con su cuerpo y su salud si quieren recibir atención médica pagada por los demás. Obvio, si te lo pagas tú… haz lo que quieras.

    Ah, y piensa acerca de otro hecho: si tú decides tirar tu vida (o tu salud) por el retrete, ¿no estarás malgastando no solamente lo que has recibido de tu familia sino también del estado, como educación de calidad, servicios, ayudas a las familis, etc…? Me parece un tanto extraño pretender sostener la libertad total e ilimitada de todo individuo aunque sea consigo mismo, cuando ha costado servicio y sacrificio a toda su «comunidad» (léase familia o estado). No la estoy negando, que quede claro. Solo expongo mis dudas de que sea realmente lo acertado. Yo no lo tengo tan claro como tú. La sociedad es realmente una especie de simbiosis… y eso nos debería exigir co-responsabilidad, incluso con nuestro cuerpo y salud.

    – Saliéndome de la modificación negativa de mi cuerpo/salud, entremos al tema de las modificaciones positivas. Tampoco está tan claro ese «derecho natural» que tú postulas en muchos escenarios. Por ejemplo, no está permitido en las competiciones deportivas. Es un hecho. ¿Sí sabes porqué está prohibido? Pues para proteger a los mismos deportistas de la avaricia de los patrocinadores que muchos de ellos destrozarían el cuerpo de sus deportistas (algunos lo hacen a su modo) solamente por su ánimo de lucro. ¿Ah, y eso no es lo mismo que sucede muchas veces con la salud de las personas? Es decir, ¿los fabricantes de refrescos por quien miran? no creo que por la salud de sus clientes. ¿Y los vendedores futuros de ciberimplantes por quien mirarán?

    En el ámbito laboral podrí suceder lo mismo, como el clásico de la ciencia ficción Blade Runner puso sobre la mesa: que las empresas crearan trabajadores cyborg para ganar más eficacia y por puro lucro… no por mejorar en nada al trabajador, sino para explotarlo. Entonces, es muy peligroso abrir ese camino de la «ampliación positiva de cuerpos y sus capacidades».

    De nuevo entramos en ese campo de si el estado debería o no proteger a los ciudadanos de ellos mismos o mejor dicho de quien quiere lucrarse con sus locos sueños o locas insatisfacciones o sus necesidades de un sueldo mejor? Si me preguntas… no sabría qué responder, aunque sí tengo claro que no sería la LIBERTAD TOTAL…

    – Hay otro hecho -no económico sino de justicia social- que debería hacernos contemplar la protección del estado en esté area: mucha gente tiene malos hábitos de salud (y por tanto malas decisiones sobre su cuerpo) por CULPA de unos padres que se equivocaron en lo mismo. Los hijos repiten los malos patrones y hábitos de los padres. En fin… es algo sencillo: todos somos «víctimas» («hijos de») de nuestra familia, colonia, escuela, etc. Entonces, ¿no debería el estado tratar de sacar de ese error en salud a los hijos de ciertas familias? En realidad ya lo hace… es lo que se llama EDUCACIÓN PÚBLICA OBLIGATORIA. Porqué supongo sabes que si fuera por algunos padres sus hijos no irían nunca a la escuela. Entonces, aplícalo a cualquier ámbito de la salud y creo que las directrices son bastante homologables… o me lo parece a mí. Tal como yo lo veo, el estado puede cumplir con un papel benefactor, mientras que tú pones más el acento en el asunto de la libertad personal. En fin, republicanos vs. demócratas, no? jejeje…

    Como sea, y para finalizar, me encanta que Benjamín esté abriendo este espacio en internet para el ensayo y la reflexión filosófica, aparte del género de las crónicas, y me ha agradado mucho leer tu artículo. No tomes mi respuesta como crítica, tómala por favor más cómo una invitación al debate sobre cuestiones que cómo sabes, no suelen ser de «blanco o negro».

    Un saludo, y disculpen la extensión de mi redactado… creo que el texto de Víctor Peralta lo merece.
    Sergi Rodrigues

    1. Sergio, me has hecho un gran honor al darle tanta pensada a lo que escribí. Lo menos que puedo hacer, es contestar a cada punto. Lo haré, ¡nomás agarre un airecito de tiempo que ahorita no me sobra mucho!… ¡Gracias por la respuestona!

    2. Empiezo. Quería ser más corto que tú, pero chanza y no lo logro, Sergi.

      *** PARTE 1

      [PUNTO 1.0] – … la definición misma de “transhumanista”,… Si dices que es aquel que se siente con la libertad de hacer modificaciones en su cuerpo, … no creo que exista nadie que no quepa en esa definición de “transhumanista”.

      Comentario a 1.0. En efecto, quizá es una definición demasiado abierta. Te debo la referencia, pero es de algunos h+ famosos como Nick Bostrom. Y en efecto parece bien armada: ¿qué diferencia hay entre una modificación a “lo que natura otorga” sea por razones estéticas o funcionales? El punto es que te tomes en serio la idea de mejorar tu condición humana.

      [PUNTO 1.1] Quiero aclarar eso porqué tal vez entonces deberíamos situar la discusión más en los LÍMITES del transhumanismo, como práctica humana, y no tanto en el dualismo de transhumanismo SÍ vs. NO.

      Comentario a 1.1. Ambas cosas se pueden discutir. Hay gente que se auto-nombre h+ y querrá distinguirse de los anti-h+, etc. (llamémosle a este approach el approach político). El h+ como práctica humana (llamémosle approach científico) también vale al pena tenerse en cuenta, sin duda. Algunas definiciones de cultura parecen comprometerse fuertemente con esta noción, por ejemplo, de potenciar o aumentar la capacidad de auto-preservación que viene codificada en los genes.

      [PUNTO 2.0] – … Entonces, creo que ahí estoy contigo en que podemos incluir este tipo de modificaciones en el campo del transhumanismo, con pleno derecho.

      Comentario a 2.0. Estamos de acuerdo aquí.

      [PUNTO 3.0] Resumiendo, en cuanto a ls acciones que concluyen en una merma de las capacidades propias o de la salud o de la vida misma, creo que no coincido mucho contigo. Creo que cada acción cocreta hay que evaluarla y creo que si afecta a la comunidad de una forma que no puede obviarse. A continuación me explico.

      Comentario a 3.0. Estoy de acuerdo en que cada acción concreta debe evaluarse. Pero, te pongo un caso extremo, si para preservar la vida de la comunidad es necesario que maten a sus miembros más débiles, ¿lo harías? Por otro lado, si los efectos que tienen los daños auto-producidos tienen que tener el vo.bo. de la comunidad, entonces parece que un montón de conductas tendrían que tener el vo.bo. de la comunidad. Ejemplos: tomar cerveza, desvelarse, comer mal, pero también, por ejemplo, religión, ideología, creencias sobre el planeta, pero también, arte, y demás cosas así, podrían poner en peligro a la comunidad. Quizá podrías ser más concreto en qué efectos comunitarios deben tomarse en cuenta de forma legítima y cuáles no.

      [PUNTO 4.0] – Cuando entras al asunto del derecho romano hay varias cosas que me “rechinan”. Para empezar, aunque respeto mucho a mis ancestros, nunca me he sentido forzado a decidir mi futuro por lo que creyeran mis ancestros

      De acuerdo. No es tanto que hagamos lo que nuestros ancestros creyeron. Sino valorar las ideas en sí mismas. El análisis sobre el derecho a la propiedad privada de los romanos tiene muchos méritos beyond the ages.

      [PUNTO 4.1] … Así pues, me pareció original tu presentación en base al derecho romano, pero no me convenció en absoluto.

      ¡Gracias! Ahora, hay que tener en cuenta que el análisis del derecho de propiedad de los romanos no se proponía, por parte de ellos, para nuestro mundo actual per se. Aunque tampoco sabría si ellos se hubieran opuesto a ello. Piénsalo de este modo: Eres dueño de tu cuerpo. ¿Qué significa eso? ¿Puedes usarlo, disfrutarlo, y gastarlo? Si sí, pues esos son ius utendi, fruendi y abutendi. Si no, dime de cuál careces y ve si notas las implicaciones.

      [PUNTO 5.0] … el SOCIALISMO (que sea dicho de paso no era aún conocido por los romanos),

      Comentario a 5.0: Quizá no conocían el socialismo, pero sí aspectos importantes del socialismo: impuestos, control político centralizado, e influencia de la economía para los fines de la comunidad, al menos en parte (patricios y soldados).

      [PUNTO 5.1] tengo que contradicirte en algo que dijiste en tu texto: HAY PAÍSES (como España y el resto de EUROPA) en los que ESTÁ PROHIBIDO -BAJO PENA DE MULTA!!- …

      Comentario a 5.1: Hay que ver una serie de cosas. De hecho, te multan por estas cosas, pero también de hecho, la gente no combate estas multas. Es más barato sólo pagarlas, y la realidad es que no parece una mala idea cuidarse. Pero qué tanto estas medidas son la causa que previene accidentes o lesiones, es para verlo con calma. Por ejemplo, piénsalo así: hay cosas muy peligrosas que aún no están prohibidas, o bien cosas que son muy peligrosas y están prohibidas. Su consumo se afecta por medios distintos a la norma, o bien, la norma muchas veces empeora el asunto. Consumo de azúcares, consumo de agua potabilizada por los municipios, pero también, consumo de marihuana, cocaína, etc., son ejemplos de cosas que se consumen contra la ley. Y para tu comentario posterior, este asunto del socialismo y las drogas, tenemos el mismo asunto: en el norte de europa quizá haya muchas medidas que toma la sociedad para controlar a los individuos. Pero una cosa es que así sea, otra que así deba ser. Nota, Noruega, Suecia, Dinamarca son una fuerza económica para sí mismos. No son ni la mitad de la locomotora mundial que son la suma México-EUA para el producto interno bruto del mundo. Lo voy a decir de otro modo, seguramente algún barrio de Querétaro pudiente tiene los mismos indicadores de seguridad vial, y desarrollo económico que muchos pueblos en Finlandia Esto es más o menos fácil de hacer. Sólo necesitas hacerle caso a tu Nana. El problema no es que llegues tú o tus primos a tu casa a salvo, sino que tu trabajo CAUSE que otros en el mundo, gente que iba a morir de disentería o apedreado por infidelidad, no les pase. El impacto de Suecia o de Dinamarca en el mundo, casi se puede reducir a lo no-socialista: Lego, Volvo, o así. Ni siquiera tienen premios nobel de física o de economía.

      ***

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