El Pitiquín de Pimas y la Santísima Trinidad del Pitiquín

El concepto de fundación, como acción y efecto de fundar (establecer, crear o edificar algo), está ligado a la arquitectura y la ingeniería. En cambio, en el imaginario colectivo la fundación de una ciudad, más allá de pensarse como una estructura física y material, refiere a la voluntad política o social de un grupo de personas por establecerse en un lugar. A pesar de su práctica, esa asociación no debería aceptarse como correcta si carece de un sustento histórico.

Tal asociación errónea se aprecia en la concepción de las Fiestas del Pitic, evento que establece festejar el aniversario de la fundación de Hermosillo el 18 mayo de 1700, siendo que el origen de la ciudad continúa rodeado de incertidumbre. Como señala Tonatiuh Castro, no existen datos o elementos que permitan establecer cuestiones históricas, como cuál fue la primera época del asentamiento humano. Lo que sí se sabe es la ubicación de un primer asentamiento en el área donde se encuentra la presa Abelardo L. Rodríguez, nombrado como «Pitiquín de Pimas Cocomacakes», en un mapa del año 1692 por el misionero Adamo Gilg, quién entonces registró la existencia de «El Pitic» como una aldea de pimas gentiles, situado a la margen izquierda del río Sonora y a medio kilómetro al sureste del actual vertedor de la presa Abelardo L. Rodríguez.

Documentos y sobre todo, cartas y planos de los misioneros jesuitas, revelan la descripción que los españoles hacían del lugar que ocupaba la tribu Ootoma, «una ranchería con tierras para la siembra» que ya existía desde antes de 1700, año en que los misioneros españoles llegaron a fundar el pueblo de la Santísima Trinidad del Pitiquín.

El nombre Pitic es apócope de Pitiquín, y Pitiquín, síncope del nombre genuino Pitiahaquím, que en yaqui significa «lugar rodeado por arroyos», del verbo pitía, rodear, comprimir, y del sustantivo haquiam, plural de haquía, arroyo, río. A los habitantes de «El Pitic» los españoles les llamaron pimas, porque repetían mucho la palabra pim, que significa no. Originalmente, en su idioma son llamados Ootoma (pueblo, nación).

A mediados de 1741 se fundó la actual ciudad de Hermosillo, como Real Presidio de San Pedro de la Conquista del Pitic, pues desde antes del año 1700, fecha en que inició formalmente la evangelización, hasta la fundación del presidio, los habitantes del antiguo Pitiquín de Pimas, en las confluencias de los rios San Miguel y Sonora fueron blanco de conspiraciones por parte de los seris salineros, que constantemente los obligaban a despoblar sus tierras, mismas que fueron repobladas por los españoles en ese periodo. 

El nuevo destacamento fue colocado en 1741, en la frontera de los seris y la Pimería Baja, por los constantes disturbios entre las dos comunidades. El edificio del presidio fue construido al pie del cerrito de la Cruz por el lado sureste, en el actual barrio de Villa de Seris.

Al establecerse el denominado Presidio del Pitic, los habitantes del antiguo Pitiquín de Pimas o Santísima Trinidad se trasladaron al nuevo establecimiento para vivir seguros, desde entonces el legendario Pitiquín quedó abandonado, pasando a la historia con los nombres de Pueblo Viejo e Iglesia Vieja.

Sobre la Santísima Trinidad del Pitic, Flavio Molina Molina, en su obra Historia de Hermosillo Antiguo, anota lo siguiente:

De 1700, año en que fuera fundado el pueblo de la Santísima Trinidad del Pitiquín, a 1741, fecha en que fue abandonado por haberse fundado el Real Presidio de San Pedro de Conquista del Pitic, la Santísima Trinidad no pasó de ser una pequeña aldea y cuyos reducidos indios pimas cocomacoques se limitaban a vivir de la agricultura y de la caza. Además el Pitiquín, siempre fue considerado como un punto estratégico por ser el lugar más avanzado hacia las fronteras de los seris, guaymas y yaquis, que sistemáticamente invadían las misiones y poblados de los actuales ríos Sonora, Horcasitas y Moctezuma. Por otra parte, se encontraba cerca de Cerro Prieto, lugar montañoso que servía de baluarte tanto a seris como a pimas. De allí que el Pitiquín a pesar de sus pingües tierras y buenas sacas de agua para la agricultura, no llegara a desenvolverse, debido precisamente a la inseguridad de sus habitantes. De allí, también el que esporádicamente fuera visitado por un piquete de milicianos que denominaban «Compañía Volante”.

¿Qué conmemoramos con la actual celebración denominada Fiestas del Pitic?

El 18 mayo de 1700 el asentamiento de pimas, en «El Pitic» primitivo, fue visitado por Juan Bautista de Escalante, alférez de la Compañía Volante de Sonora y el Padre Adán Gilg, quienes llamaron al pueblo originario a «vivir juntos y hacer iglesia», así mismo que «no desamparasen sus tierras». Más adelante en 1704, Francisco Eusebio Kino se refirió a «El Pitic» como Santísima Trinidad.

Se puede afirmar que en lo eclesiástico, la Santísima Trinidad del Pitiquín quedó fundado como pueblo ese año de 1700, pues dese entonces fue visitado por Padres de distintas misiones de Sonora. Sin embargo, el asentamiento fue despoblado constantemente, a pesar de la promesa de sus habitantes de no abandonar las tierras y hacer iglesia. En el mapa «Sonora Jesuítica 1730», el Pitiquín sigue apareciendo como una ranchería, que en lo eclesiástico dependía de la misión de Ures.

Erróneamente y con desconocimiento de la historia se afirma que este es un aniversario de la fundación y los orígenes de la ciudad. Con las Fiestas del Pitic, los hermosillenses festejamos, no los orígenes, ni la fundación de un pueblo memorable como es la nación Ootoma, ni la edificación de la actual ciudad a partir del Presidio de San Pedro de la Conquista, sino la presencia europea y la evangelización que realizaron los misioneros jesuitas en el sitio que dio origen a la ciudad de Hermosillo.

El primer y segundo capítulo del libro Historia de Hermosillo Antiguo, de Flavio Molina Molina, publicado en 1983 y consultado para este artículo brinda datos históricos interesantes sobre los periodos mencionados.

Por Yesúa Molina

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Periodista y editora

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