Qué bueno que le dieron el Oscar por mejor película a Spotlight. Simple y sencillamente porque The Revenant no fue capaz de romper con las aburridas reglas de oro hollywoodenses: la eterna lucha del bien contra el mal (pretendidamente matizada en algún diálogo matón-hijo de Glass), el tipo Rambo que pasa entre cientos de balas o flechas y ni una lo aniquila, y por supuesto esa administración de la justicia que queda en manos de dios, acaso en la de nativos que saben dar crank sin miramientos.

 

La anterior es lo que se dice una razón negativa, sí, pero más poderosas son las razones positivas:

 

1.- Spotlight recupera una historia todavía desconocida por el amplio público: cómo se dio el destape de muchos muchísimos casos de abuso sexual hacia niños por parte de clérigos de la iglesia católica y la connivencia alrededor de ella.

 

2.-Su planteamiento justiciero es capaz de tocarse a sí mismo. La prensa todopoderosa también cogió la pata de la vaca. Y Michael Keaton y compañía supieron representar esa crisis.

 

Por todo lo anterior qué bueno que ganó Spotlight. Teníamos que decirlo. Desde aquí les envíamos un caluroso abrazo a toda la producción -especialmente a miss McAdams-, no se diga a los colegas del Boston Globe, que seguramente nos están leyendo.

 

Por Benjamín Alonso

Fotografía de Kerry Hayes

spotlight

Sobre el autor

Premio Nacional de Periodismo 2007. Director de Crónica Sonora. Escríbele a cronicasonora@gmail.com

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