Fue en el año 2000, durante una visita al Zócalo Capitalino en la Ciudad de México, cuando mis ojos provincianos se toparon por primera vez con un contingente de mujeres que lanzaban al aire diferentes consignas en contra de la violencia y la desigualdad de género. Algunas de ellas portaban capuchas similares a los guerrilleros del EZLN, otras sólo se cubrían la mitad del rostro con pañuelos de diferentes colores, muchas vestían prendas (rebozos, faldas y blusas) representativas de pueblos autóctonos del  país.

 

Me sumergí visualmente en esa marcha tan insólita a mis sentidos, tratando de capturar cada detalle de los rostros, los gestos, las mujeres, los mensajes en las cartulinas y en las mantas, hasta que regresé de golpe a la realidad cuando pasó frente a mí una mujer con un altavoz en las manos gritando la consigna:

 

¡Pucha con pucha, mujeres en la lucha!

 

Su energía era tan fuerte y el coro que retumbaba en respuesta era tan vibrante que en mi cuerpo sentí la euforia y el magnetismo que me empujaba a formar parte de ese torrente de mujeres que caminaban a paso firme, hombro con hombro. En sus miradas encontraba la fuerza, valentía, poder, rebeldía y salvajismo, como un espejo de lo que habitaba en mí.

 

-¿A dónde irán? Le pregunté a mi acompañante,

-Quién sabe, pero aquí los policías se las madrean a cada rato. ¡Vente, se nos va a hacer tarde!

 

Y de un jalón de brazos me alejé de la escena y su magnetismo inexplicable. Desde ese día me acompañaron las imágenes que observé en ese lugar y la consigna Pucha con pucha, mujeres en la lucha, que ingenuamente relacioné con un tipo de capucha en el rostro, hasta que descubrí que “la pucha” es más que eso.

 

 

Para muchas mujeres, encontrarse por primera vez con cualquier manifestación del feminismo puede representar un sinfín de significados e historias. Hay quienes relacionan el término con la expresión feminazi, entendiéndolo como un conjunto de creencias histéricas y radicales en contra de los hombres, el patriarcado y todas las manifestaciones masculinas; en otras palabras un antagónico al machismo. Hay hasta quienes perciben al feminismo como un movimiento social exclusivo de las mujeres que experimentan y defienden a la diversidad sexual como parte de sus prácticas de identidad. En cualquier caso, ninguna de las mencionadas percepciones podría ser motivo exclusivo del rechazo o temor al feminismo por parte de las propias mujeres; incluso en muchos casos, además de ser clichés simultáneamente podrían funcionar como combustible de adhesión al movimiento.

 

Y bien, punto aparte de estas observaciones que fácilmente pueden encasillarse en suposiciones, al intentar conocer algún estudio mexicano que arroje luz sobre la percepción, la imagen o los elementos que nos resultan atractivos para entrar en contacto con este enfoque, se ha encontrado la cantidad de: ¡CERO ESTUDIOS!

 

Quizá lo más cercano (y lejano dada su temporalidad) es el estudio titulado La imagen del feminismo y las feministas en la sociedad actual, realizado en España por Susana Martínez Simanca en el  año 2004, quien haciendo alusión a la Asociación de Mujeres Jóvenes de Madrid describe que el feminismo en las mujeres se realiza en tres fases:

 

  1. La realización de un pacto intra-psíquico, el cual consiste en el establecimiento de un pacto con nosotras mismas a través de un proceso de autoconocimiento y autoestima, donde se lleva a cabo el desarrollo de nuestra identidad como sujetos con capacidad de decidir sobre nuestra vida; en esta fase se llevan a cabo autocuestionamientos sobre formas de pensar, sentir y vivir que están impregnadas de elementos patriarcales, reconociendo aquellos conflictos vitales a los que se quiere dar solución.
  2. La segunda fase es nombrada un pacto intra-género, el cual se basa en el encuentro, reconocimiento y el hacer en común con otras mujeres, respetando las diferencias entre nosotras mismas. Aquí se ubican aquellas tareas que faciliten nuestra incorporación al espacio público: la resolución de problemas comunes, la búsqueda de la igualdad de oportunidades, la política social, el acceso al empleo, los derechos sexuales y reproductivos, etc.
  3. Y la tercera fase, conocida como pacto inter-género, trata del establecimiento de un pacto con los varones, reconociendo que sin la participación de ambos sexos en la construcción de un mundo más justo, es imposible lograr una convivencia en igualdad. Un punto destacable en esta fase es la importancia en que ellos también se den a la tarea de plantear su papel en la sociedad, así como su rol en la vida pública y privada.

 

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Muchas mujeres coincidirán conmigo en que adoptamos al feminismo en apego a nuestras historias personales y contexto social. Algunas trabajamos el feminismo de una manera artística, pública, pasional; otras lo llevamos a cabo en nuestro hacer cotidiano a través de los roles profesionales que desempeñamos en el espacio público; estamos incluso quienes lo negamos pero no podemos evitar practicarlo en todos los espacios; y existimos algunas que sin saberlo lo hemos transmitido en todas nuestras generaciones.

 

Si nos apegamos a las fases de realización del feminismo que muestra Martínez, podríamos comprender que somos mujeres o grupos de mujeres que trabajamos o desarrollamos sólo alguna de estas fases, tal vez logramos solo un par de ellas, o nos encontramos trabajando las tres.

 

Hasta el momento, bastantes artículos se han publicado bajo la idea de que el feminismo es radical o no es feminismo. Comparto la opinión de Sandra Barba en su trabajo Una Mirada sobre el Feminismo, cuando afirma que este tipo de posturas propician la invisibilidad del feminismo conciliador, negociante y democrático.

 

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En cuanto a la actividad feminista en  Sonora, contamos con tres observatorios ciudadanos: el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio/Sonora, el Observatorio Feminista Clara Zetkin  y el Observatorio Ciudadano de la Paridad y Equidad de Género en Sonora. Al momento se encuentran coordinando esfuerzos para exigir acciones por parte del Estado como la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM), así como la transparencia en cifras y datos sobre feminicidios, violaciones y otras formas de violencia.

 

Así mismo, en nuestra entidad existen aproximadamente diez organizaciones de la sociedad civil como:  REDEFINE Sonora, COBANARAS FEDERACIÓN  DE S DE SS,  MUJERES Y PUNTO A.C; Genero, Medio Ambiente y Salud, GEMAS I.A.P; Asociación de Mujeres Organizadas Amor, Sonora; Red Feminista Sonorense, Alternativa Cultural por la Equidad de Género, A.C., Diverciudad A.C y la Marcha de las Putas, donde se presencia el activismo, el seguimiento a casos y la formulación de propuestas a favor de los derechos humanos de las mujeres.

 

Entre los retos que enfrentan estas organizaciones, se encuentra la difusión y la cobertura de sus actividades y  pronunciamientos en medios oficiales o comerciales. Por lo que existe cierto grado de invisibilidad ante la sociedad en cuanto a sus logros. Gran parte de sus actividades son difundidas principalmente en el portal Mujersonora.com, redes sociales como Facebook o twitter y algunas radios comunitarias.

 

Resultaría sumamente interesante conocer la percepción sobre el feminismo entre los hombres y mujeres sonorenses, principalmente en las personas jóvenes. Más allá de toda curiosidad, el acceder a este conocimiento podría marcar un antes y un después dentro del rumbo y las acciones de cada organización civil feminista.

Por Iris. A. Gastélum

En portada, aspecto de la Movilización Nacional contra las Violencias Machistas en Plaza Bicentenario, Hermosillo, 24 de abril de 2016.

Fotografía de Lorenza Val

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REFERENCIAS

MARTINEZ, Susana. La Imagen del feminismo y las feministas en la sociedad actual. [en línea]. Septiembre 2004. [consulta: 27 de noviembre 2016]. Disponible en <http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/IMG/pdf_LaImagenDelFeminismoYLasFeministas-SusanaMartinezSimancas.pdf>

BARBA, Sandra. «Una mirada sobre el feminismo», en Opción 152 [en línea]. Octubre 2008. [consulta: 28 noviembre 2016]. Disponible en <http://opcion.itam.mx/?p=455>

 

 

Sobre el autor

Iris A. Gastélum Gerardo es comunicóloga y lactivista. Toma la pluma de vez en cuando para expresar sus observaciones y reflexiones. En su andar ha recorrido la licenciatura en Ciencias de la Comunicación, de la Universidad de Sonora, y la maestría en Ciencias Sociales, en el Colegio de Sonora. También se ha expandido por territorios de la Educación y el Aprendizaje. Contacto: irgage@hotmail.com

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