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El día jueves 24 de octubre de 2019, a través de su página electrónica oficial, el Instituto Sonorense de Cultura (ISC) dio respuesta a la carta de inconformidad por el dictamen en el Concursos del Libro Sonorense (CLS), género de poesía, que se presentó el día 23 del mismo mes y año. A pesar de que la misiva iba dirigida al director de dicha institución, Mario Welfo Álvarez Beltrán, él no firmó la respuesta, en un gesto impersonal que parece evadir cualquier punto de contacto con lo reclamado y lo respondido.

En fin. Uno de los argumentos expuestos en el punto 2 por el ISC en su respuesta es que “quienes participan, de manera implícita y desde un inicio, están en pleno conocimiento y disposición para atender dichos criterios”, es decir, el de que la decisión del jurado es inapelable y respetar, en todo caso, cuando se declare desierto cualquier género, pero ello debería ser así siempre y cuando la institución convocante cumpla con las cláusulas que ella misma ha fijado, supuesto que no se actualiza en la presente edición del CLS, género poesía. 

Como se ha venido señalando hasta el cansancio, Gerardo Bustamante no ha publicado libros de poesía y Maira Colín publicó su primer trabajo poético tan solo el año pasado. Por ello, en la respuesta del ISC, en el punto número 4, únicamente se señala que “La preparación académica y profesional del jurado calificador en este género del CLS 2019, avala los criterios de evaluación de los trabajos participantes así como la dictaminación realizada: doctorado en literatura con especialidad en poesía (titulado y en proceso)”, pero en ningún momento desarrolla el listado de obras de poesía publicadas y reconocidas a nivel nacional de ambos jueces. En contraste, el año 2018, en el mismo concurso y género, el jurado se conformó por tres poetas: María Rivera, Jesús Ramón Ibarra y Rodrigo Castillo, dos de ellos premios Aguascalientes de Poesía. La irregularidad es más que evidente si añadimos que tanto Gerardo Bustamante como Maira Colín también, al mismo tiempo, fungieron como jurados de otros géneros del CLS 2019. En ningún lado de la respuesta dada por el ISC hay una autocrítica por esta situación, al contrario, dedican más de la mitad del escrito (4 de los 6 puntos) a defender al cuerpo evaluador y a desestimar la postura de los que decidimos protestar ante esta anomalía. 

Me parece preciso aclarar que cuando un escritor entra al CLS acepta los resultados cuando las condiciones de la convocatoria se cumplen. La admisión de las cláusulas de participación no se refiere a que se tolerarán las irregularidades o vicios que se den dentro del proceso de dictaminación de las obras: los participantes en ningún momento convienen en aceptar las negligencias cometidas por parte del ISC; la aprobación en automático de las bases de la convocatoria no los convierte en cómplices de la institución cuando esta comete infracciones o se incumplen las condiciones convenidas. La deficiente o malintencionada redacción de la respuesta que dio el ISC parece suponer esto.

En el punto 5, sin embargo, y en contradicción con el razonamiento que ha desarrollado en defensa de los jurados, el ISC reconoce que hay un defecto de fondo que se subsanará con un reglamento “en el que se estipulen condiciones, criterios y mecanismos para la designación de jurados, no sólo en el Concurso de Libro Sonorense, sino en todos aquellos espacios, actividades y concursos que, para su aplicación, ponga en competencia a la comunidad de artistas y creadores en Sonora”. Ello se podría considerar uno de los resultados positivos obtenidos por las series de inconformidades manifestadas por los artistas en relación con el resultado en el género de poesía del CLS. Cabría revisar el reglamento cuando esté listo y vigilar su correcta aplicación, pero estoy seguro de que el funcionamiento adecuado de esta normatividad beneficiará a un mayor número de artistas y no solo a las y los escritores que participamos en el CLS.

Como premio de consolación, se menciona que el dinero no se destinará a la impresión de las obras ganadoras en los otros géneros, como originalmente se había asentado en el acta de apertura de plicas, sino que se reasignará al Programa Editorial Sonora (PES) y se garantizará la publicación de una obra de poesía, bajo nueva convocatoria y dictamen, ahora sí, con tres jurados de reconocida trayectoria. 

Al final, el ISC hace un recuento de los resultados ofrecidos en el ámbito literario, en general, y en el de la poesía, en lo particular: se recalca que hay muchos certámenes en Sonora y que hay que aprovecharlos (parece un gag cuando este año se declaró desierto el premio de poesía, ¿lo dicen en serio?); desde 2016 se duplicó el monto económico para los ganadores del CLS, pero este año uno de ellos no se entregará, es decir, en el género de poesía, hubo una reducción del 100 por ciento; en el último párrafo se destaca que desde 2015 a la fecha se han publicado 11 libros de poesía y 4 ediciones dedicadas a poetas consagrados de nuestro estado, ello está muy bien, pero estamos hablando del cumplimiento de una obligación cuando se manejan recursos públicos, no privados: no están haciendo caridad con la poesía ni pueden ver como un favor el hecho de publicar obras en el género, simplemente están ejerciendo un presupuesto asignado (que sale de los impuestos de todos) y reconociendo el trabajo de los escritores, como ocurre con cualquier otra profesión en el planeta.

En la respuesta también debieron mencionar que las becas del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Sonora (Fecas) no se convocaron para el ciclo 2018-2019, que no se dará el premio en poesía en los Juegos Trigales y, por lo tanto, el año entrante no habrán libros de poesía de este certamen ni del CLS. Si en número vamos a sincerarnos, el ISC ha publicado 15 libros de poesía en casi 5 años: un promedio de 3 al año; pero, por otra parte, en esta edición participaron 31 trabajos de poesía en el CLS, lo que da un promedio de 3 libros de poesía mensuales, durante 7 meses, y 2 en los otros cinco meses restante de un solo año, y eso sin contar la producción poética que no se presenta a este concurso. El balance es negativo para el número de obras poéticas reunidas tan solamente por el ISC; pero indica que la poesía en Sonora se sigue practicando como parte de una añeja tradición literaria que trasciende cualquier tipo de certamen o juicios de valor dictados mediante acta notariada. En la carrera, el ISC se ha visto rebasado por la demanda de publicaciones en el género de poesía y ha adoptado, en lugar de la autocrítica, una pasmosa visión cerrada que desconoce lo que están haciendo las y los poetas en nuestra entidad. En conclusión, debemos leer en el dictamen del género de poesía, en el que se dice que se declara desierto porque las obras presentadas carecen de “suficiencia literaria”, en un sano ejercicio de deconstrucción, que es más bien el ISC quien carece de “suficiencia institucional”.

Por Hugo Medina

Apertura de plicas del Concurso del Libro Sonorense 2019

Sobre el autor

Licenciado en Letras Hispánicas por la Universidad de Sonora y maestro en Letras Españolas por la UNAM. Ha obtenido, en diversas ocasiones, el premio del Concurso del Libro Sonorense en poesía, cuento, ensayo y novela.

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1 comentario

  1. La verdad me sorprendió que se haya considerado desierto el género Poesía, ¿31 participantes y ninguno dio el ancho? Increible.

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