Dos cosas nos encantan: el talento de los muy jóvenes y el trabajo de autor. Agreguen una tercera: la transparencia.

Todo esto ya lo sabían, pero vale recordarlo en el estreno de Aylín Aragón en Crónica Sonora 😉

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El amanecer marcaba el ritmo y el día se formaría tras la resistencia del sol. El cuerpo inmóvil no deseaba incorporarse a la rutina de siempre. En la noche había prometido darse el mejor descanso que nunca nadie le había ofrecido, se negaba a creer en la indecencia del día, que lo obligaba a despojarse de las sábanas para salir a luchar en contra de la gravedad. Nunca nadie le advirtió, que por las noches se vería completamente desnudo, dejando de ignorar los muros que cada día le protegían se encontraría con la verdad que lo acogía por dentro. Nunca nadie había podido preguntarle: ¿qué lo hace humano? Y nadie puede salirse del papel que interpreta en esta gran puesta en escena llamada vida. No somos capaces de aceptar nuestra naturaleza y vivir como animales, ¿por qué seguimos pretendiendo ser civilizados cuando lo que más deseamos en el día es llegar al momento donde somos lo más salvajes posible?

Yo solo quiero llegar a casa, verlo y amarlo completamente sin nada puesto. Dejar de ser la empleada cuya moral se encuentra en los cielos y la amiga que nunca te defraudaría. Porque cuando él me mira yo no pienso como lo hago cada vez que mi jefe me pide revisar los estados de cuenta, no pienso en cómo dar el consejo más acertado a mi amiga que sufre por culpa de un hombre que a diferencia de todos no oculta su salvajismo.

Dejen de llamarme pervertida. Deja de juzgar mi forma de ver la vida porque no puedes aceptar que lo que vivo es lo que muchas veces has pensado. Estoy en contra de que el mundo vea mi cuerpo como un producto, que mi feminidad se mida en la altura de mis tacones y que cada vez que digo que me gusta cómo él me toca todos comiencen a etiquetarme de loca. No todo lo salvaje debe relacionarse con el sexo, ¿acaso has visto que los animales solo hagan eso? Y deja de compararnos con los animales, que ellos, a diferencia de nosotros, han sido bendecidos con la creencia de que son perfectos tal y como son. En cambio, tú y yo cada día nos levantamos deseando acercarnos más a un estado que desde nuestros inicios alcanzamos, pero no somos capaces de ver. Dejamos de creer desde que nos aferramos a una misma ideología, una misma creencia y un mismo estilo de vida; midiendo todo y haciendo comparaciones. Deja de compararte porque no somos iguales.

Texto y fotografía por Aylín Aragón

Modelo: Alejandra Ramos

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Sobre el autor

Aylín hace música y poesía. Amante de los bombones, estudia Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Sonora.

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3 comentarios

  1. Discúlpame la franqueza pero, qué texto tan malo, en su idea, en su estructura y en su redacción. Pero de que eres valiente al intentar escribir, sí que lo eres, felicidades por ello.

  2. Siempre es de reconocerse éste tipo de incursiones de estudiantes para que se incorporen y sean reconocidos en espacios de relevancia. Felicidades a la autora.

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