Hermosillo, Sonora.-

En semanas recientes el Parque Francisco I. Madero fue objeto de debate: crear o no un espacio canino en dicho lugar. Según escuché en los medios de comunicación, la propuesta fue rechazada y aquellos grupos amantes de los perros tendrán que guardársela para cuando cambie el gobierno de la capital sonorense. No conozco a detalle los argumentos a favor y en contra de la creación del espacio canino, pero sí conozco datos de la historia del parque y es lo que hoy les vengo a compartir.

Fuente: Where to go by Dennise Borbón

Hasta la fecha, este parque se mantiene como el más importante de Hermosillo, el más tradicional y uno de los pulmones de nuestra árida ciudad. Al igual que muchos parques del país, nació con el nombre “La Alameda”, a semejanza de La Alameda de la Ciudad de México, donde paseaban las familias decimonónicas más afortunadas del régimen porfirista. En el siglo XIX, el parque tenía pequeños lagos y estaba rodeado de casas, en una de las cuales nació Jesús García Corona, aquel que fue el héroe de Nacozari.

La consolidación del triunvirato sonorense del porfiriato, pero particularmente de la figura de Ramón Corral, alamense nombrado vicepresidente, provocó la primera modificación importante del parque: se le renombró como Parque Ramón Corral. No pasó mucho para que estallara la revolución mexicana, la imagen y reputación de los porfiristas viniera a la baja y se propiciaría un nuevo cambio de nombre: Parque Francisco I. Madero, nombre que hasta la fecha conserva.

Fuente: Visita Parque Madero

A partir del cambio de nombre, también cambió el carácter del espacio. El régimen posrevolucionario lo adaptó para darle un uso más popular, particularmente con la construcción del estadio de baseball Fernando M. Ortiz. Dichos gobiernos continuaron sumando accesorios al parque, como el primer monumento en honor a Jesús García Corona y el busto de Rodolfo Campodónico (compositor que participó en la revolución y cuyo busto he abordado en otras entregas aquí mismo en Crónica Sonora). Dato importante, en el terreno del parque se construyó la sede del Partido Nacional Revolucionario, después Partido de la Revolución Mexicana y hoy Partido Revolucionario Institucional.

Monumento a Jesús García. Fuente: El Imparcial

Y así, si seguimos de cerca la historia del parque, nos daremos cuenta que ha sufrido múltiples transformaciones: originalmente estaba enrejado y las entradas eran arcos de arquitectura estilo francés; el busto de Rodolfo Campodónico fue trasladado al cruce de Rosales y Aquiles Serdán (ahí se encuentra actualmente); se drenó el lago y se demolieron los puentes peatonales para cruzarlo; se derribó el antiguo enrejado y las entradas de arquitectura francesa; se demolió el estadio Fernando M. Ortiz para dar paso a la creación de Parque Infantil; se construyó un nuevo monumento en honor a Jesús García Corona (los dos monumentos se encuentran en el parque); se inauguró un monumento en honor a Francisco I. Madero; se construyó un nuevo enrejado y se adicionó con una fuente, un auditorio al aire libre, caminos adoquinados, canchas para practicar deporte, y muchas adecuaciones más.

Lago artifical en Parque Madero, desecado en la década de 1940. Fuente: Expreso

Todo lo anterior nos lleva a la siguiente pregunta: Si el Parque Francisco I. Madero ha sufrido toda clase de transformaciones ¿Por qué la propuesta de crear una zona canina encontró tanta resistencia? Las causas no están en la preservación histórica del espacio, pues como vimos, el parque no ha dejado de transformarse. Además, en mi opinión, la sociedad sonorense se caracteriza por presentar poca resistencia a la transformación de los espacios históricos.

En los medios escuché toda clase de argumentos en contra de la construcción de la zona canina: que los trabajadores del parque no querían hacerse cargo de la limpieza; que se temía que el espacio fuera exclusivo y no inclusivo; que no habría transparencia en los recursos empleados para su creación; entre muchos más. Pero a veces, la explicación más sencilla es la correcta, y creo que en este caso sucede que nos encontramos en el famoso «año de Hidalgo», cuando un grupo político perdió las elecciones y tiene los días contados para dejar el poder, periodo en el que se encuentra poco dispuesto y/o incapaz para cumplir las demandas que le hace la población a la que gobierna.

Por Mirinda GD

Fotografía de Omar CarrazcoEl Sol de Hermosillo

Sobre el autor

Miguel Ángel Grijalva Dávila es un historiador sonorense que ha participado en espacios para la difusión de la historia radio, televisión y publicaciones impresas y digitales. También ha presentado sus investigaciones en congresos y foros en todo México. Búscalo en twitter, instagram o pinterest, como Mirinda_GD. En Facebook: Un Día Como Hoy en Sonora. Y en su página: http://www.undiacomohoyensonora.wordpress.com/

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2 comentarios

  1. Estimado Miguel Angel. Como dato curioso menciono que el señor de sombrero que aparece remando en el lago que existía en el parque es el Sr. Raul Suarez quien por muchos años tuvo un negocio de mercería en el lado sur del Mercado Municipal por la Ave. Elias Calles y fue el padre de la maestra de danza de la UNISON, Matty Suarez.
    Por otra parte, mencionas la demolición del estadio de base-ball Fernando M. Ortiz para dar paso al llamado Parque Popular Infantil, pero también hay que mencionar que con este mismo fin se derribo la Casa del Pueblo, en cuyo frente lucían majestuosos los vitrales -formando un tríptico- del duranguense Fermin Revueltas, de quien Maricela Gonzalez Cruz en su articulo: «Fermin Revueltas: Creador moderno y marginal», publicado en la Revista de la UNAM que habla de la importancia que tuvo el miembro de la reconocida familia Revueltas en el ámbito artístico y en especifico del mural de la Casa del Pueblo: «Es fundamental resaltar que hay un interrelacion entre los discursos plásticos de Revueltas y el discurso político nacional de la época. Asi por ejemplo, destacar la figura del trabajador como agente de cambio y dignificar su trabajo esta asociado a un discurso de lo rural-urbano nacional… Esto es muy evidente en su proyecto para un vitral en La Casa del Pueblo de Sonora (de 1933), en el que incluye imágenes de campesinos y de obreros con herramientas y maquinaria propias de su trabajo y en el que representa a la Revolucion a través de una mano con una antorcha y la otra que parece fundirse en el cuerpo de un obrero.» Saludos afectuosos.

  2. Para acabar pronto…. Le dieron en la madre a tan majestuosa construcción del parque madero… Tan bonitas las antiguas entradas que tenía y sus puentes peatonales…. El parque infantil no está mal… Pero esos cambios que le dieron al parque Madero estaban de sobra…. la fuente danzante es un agregado muy bien atinado….

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